Los gatos no tienen siete vidas
Por Marytere Narváez
Mérida, Yucatán. 13 de diciembre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Alergias, ácaros, enfermedades parasitarias, hongos superficiales y subcutáneos son algunos de los padecimientos comunes de los gatos domésticos (Felis silvestris catus). Hasta 2010, 70 de cada 100 hogares en el país contaba con una mascota, y el 19 por ciento de estas correspondía a gatos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Para Madeleine Arjona Torres, docente de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), conocer la histología de un animal permite entender las características de sus posibles patologías, los lugares donde ocurren y los orígenes que dan paso a su desarrollo.
En el marco del Segundo Congreso en Dermatopatología de Pequeñas Especies, realizado en la ciudad de Mérida, la profesora adscrita al Laboratorio de Patología de la Facultad de Veterinaria describió en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt algunas de las características principales de la histología de la piel del gato y sus principales enfermedades.
Piel, menos capas de células
Como en cualquier otra especie, la piel del gato se divide en tres estratos: epidermis, dermis e hipodermis. Su epidermis contiene menos capas de células, por lo que su piel está cubierta de pelo, mientras que las áreas desprovistas de pelo tienen un mayor número de capas celulares y de queratina. "El gato tiene una capa de células basales, que son las células que se van dividiendo constantemente”, indicó Arjona Torres.
El estrato espinoso, la capa más gruesa de la epidermis, y el estrato granuloso están conformados por una a dos fila de células. El estrato córneo tiene de una a dos filas y su nivel de queratina es relativamente bajo, comparado con un ser humano; además de que cuenta con un mayor número de filas de células.
La piel clara u oscura depende de la cantidad de melanocitos, células que se encargan de producir melanina y que son parte de la histología normal de la piel, así como de la presencia de cantidades variables de melanina.
En la dermis, segunda capa de la piel compuesta de tejido conectivo, se encuentran diversas células que protegen la piel ante diversos antígenos. Entre ellos destacan las células cebadas, que tienen una vital importancia para la protección inmunológica y tienen el papel de modular la inflamación al liberar mediadores químicos cuando detectan alguna sustancia extraña. También son responsables de las enfermedades alérgicas.
Tipo de pelo
En la dermis se encuentran los anexos, es decir, el pelo y las glándulas sebáceas —no cuentan con glándulas sudoríparas— que proporcionan protección tanto al pelo como a la piel.
El pelo tiene un crecimiento tilotrico, es decir, dividido por tres fases: crecimiento activo (anagen); muerte (catagen); y descanso o reposo, en la que el folículo no sintetiza aún las proteínas del pelo (telogen).
“En el caso del pelo del felino, nos podemos dar cuenta que este no crece en forma perpendicular, no está completamente vertical, tiene una inclinación aproximadamente de 30 a 45 grados y eso hace que al crecer, vaya de craneal a caudal”, apuntó Arjona Torres.
Cuentan también con un músculo erector del pelo que se contrae cuando se presenta una estimulación nerviosa, provocando su erización; así como algunos pelos con sensibilidad táctil conocidos como vibrisas, que se encuentran en las mejillas (bigotes), en las cejas y en la parte palmar de las extremidades anteriores.
Glándulas de olor
Las glándulas de olor tienen una gran importancia para los gatos y están localizadas en mejillas, región perioral, dorso de orejas, sien, cojinetes plantares, en el dorso caudal y en el dorso de la cola.
“Estas generalmente son de apaciguamiento, por eso al gato le gusta mucho untarse a los dueños y se unta el cuerpo, se arquea, unta la cola y las mejillas. Hace un movimiento con las extremidades delanteras cuando va a dormir o cuando está con el dueño. De alguna manera está dejando su olor para que se sienta cómodo”, indicó Arjona Torres.
También cuentan con glándulas de olor en la vejiga, por lo que algunos gatos marcan con orina el territorio que consideran suyo. Otras glándulas de olor son las anales, que generalmente contienen una gran cantidad de lípidos, en comparación con las glándulas anales del perro, que tienen más contenido sebáceo.
“Esta diferencia de contenido hace que el gato no tenga problemas con estas glándulas, a diferencia del perro, al que a veces se le obstruyen y forman inclusive neoplasias (masa anormal de tejido), como son los adenomas. Esto es muy raro en el gato, y cuando está estresado puede liberarlas, con un olor característico”, describió
Infecciones por parásitos y hongos
Además de las reacciones alérgicas comunes, los gatos también pueden presentar enfermedades infecciosas de tipo parasitaria (como ácaros) y ocasionadas por hongos superficiales y subcutáneos.
Microsporum canis es un hongo superficial que se alimenta de la queratina y produce lesiones alopécicas. Igual de comunes son los tricofitos (Trichophyton), que se alimentan de la queratina del pelo.
“Hay una gran variedad de hongos subcutáneos. Generalmente son oportunistas y se dan porque el gato se lesiona e inocula el hongo, desarrollando lesiones de leves a moderadas, dependiendo de la cantidad de esporas que se introduzcan en la lesión”, describió Arjona Torres.
Los gatos pueden contagiarse fácilmente de algunas enfermedades bacterianas, como la lepra, y de aquellas producidas por estreptococos y estafilococos.
“El gato es muy territorial, tiende a pelear por territorio y por hembras. Es bastante común observar abscesos subcutáneos en gatos que andan peleando por estos motivos. Lo que disminuye un poco este comportamiento es la castración, por lo que se recomienda la esterilización para disminuir este comportamiento”, resaltó.
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