Bioética, el semáforo de la ciencia y la tecnología
Por Israel Pérez Valencia
Santiago de Querétaro, Querétaro. 5 de octubre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- El Centro de Investigación Social Avanzada (Cisav) está enfocado en estudiar problemáticas en el área de las humanidades. Su trabajo académico se divide en cuatro grandes áreas: Ciencias sociales y jurídicas; Estudios de género y familia; Filosofía; y Bioética.
El Cisav concibe la bioética como un saber interdisciplinario que busca afrontar los desafíos éticos que permanentemente se presentan en ciencia y tecnología en lo referente a la incidencia en los seres humanos, explicó en entrevista el coordinador de la División de Bioética de este centro, Manuel Ramos Kuri.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Por qué es tan importante el estudio de la bioética?
Manuel Ramos Kuri (MRK): Se trata de una disciplina que cada vez tiene mayor repercusión en la vida moderna porque está relacionada directamente con el trabajo de médicos, enfermeras, biotecnólogos, científicos y hasta juristas. Todo lo referente a la genética, la relación médico-paciente, las enfermedades degenerativas o las discapacidades y el avance de la biotecnología traen consigo dilemas de carácter ético que es necesario abordar con trabajo de investigación.
La tecnología por lo general busca el progreso de la humanidad, resolver problemas o hacer la vida más agradable al ser humano, pero en esa búsqueda de mejoramiento hay aspectos positivos pero también efectos colaterales negativos que hay que analizar. Toda la tecnología nos impacta, entonces la bioética estudia hasta dónde vale la pena aplicar este avance tecnológico y hasta dónde no. Es como un semáforo que va poniendo focos amarillos o rojos dependiendo cada caso.
AIC: ¿Dónde podemos observar estos conflictos de carácter ético, hablando particularmente de la biotecnología?
MRK: Vamos a poner un ejemplo: El transhumanismo, esa corriente de pensamiento que busca enfocar el trabajo científico y tecnológico para “perfeccionar al ser humano” pero sin importar el costo; es decir, si el perfeccionamiento lo vamos a lograr a través de añadir genes o células para hacerlo más inteligente, alto o fuerte, se debe investigar a fondo los efectos secundarios que esto podría tener, por ejemplo en sus hijos, así como visualizar un escenario futuro donde existan seres humanos “perfectos” y otros “imperfectos”, pues ya hablaríamos de otras problemáticas, por ejemplo la discriminación.
Otro ejemplo es la ética médica, hablamos del apego de los doctores a documentos básicos como el juramento hipocrático, que es código fundamental donde Hipócrates estableció que el médico debe mantenerse en defensa de la vida, respetar a sus pacientes y trabajar solamente con el fin de curarlo, no de abusar de él.
AIC: Además de la medicina, ¿qué otras áreas del conocimiento estudia la bioética?
MRK: Hay varias especialidades que utilizan mucho la bioética, por ejemplo el derecho, a través de una especialidad llamada biojurídica, que analiza todos los problemas éticos desde ese punto de vista. Realmente la ética y el derecho son lo mismo, porque ambas buscan regular la conducta del ser humano; no podemos dejar todo al libre arbitre.
Desde el punto de vista jurídico hay muchos aspectos que se estudian en el llamado bioderecho, como son el acceso a la salud, los derechos sexuales y reproductivos, entre otros. Todos estos aspectos son analizados de manera interdisciplinaria, es decir, se integra el trabajo académico de médicos, juristas y filósofos que nos lleva a otra especialidad, que es la biopolítica, es decir, cómo se contempla la vida en las decisiones de poder.
AIC: ¿Cómo ha permeado la bioética en el ámbito científico y tecnológico de la actualidad?
MRK: Nosotros reconocemos que hay avances importantes. En noviembre de 2012 se sacó una ley que exige que todos los hospitales mayores de 30 camas tengan un comité de bioética y que los centros de investigación también cuenten con un área especializada en ética que revise todos los protocolos, sobre todo si están involucrados seres humanos o animales.
Sobre estos últimos, hay biólogos que siguiendo esta línea buscan que la experimentación con animales se realice con una protección al máximo, evitando que sufran, verificando que se utilice la anestesia adecuada, dándoles cuidados de enfermería y seguimiento después de una cirugía y utilizando el menor número de especies posible, es decir, una protección real. Esto ante la creciente demanda de los grupos protectores de animales que existen en la sociedad.
AIC: ¿Qué pasa a nivel académico y de investigación?
MRK: Desde hace tiempo ya se han insertado cátedras de bioética en los programas de estudios de las universidades; existen departamentos de esta especialidad y algunas maestrías, una está en Mérida, en la Universidad Anáhuac, la otra está en Querétaro con nosotros. En otras instituciones hay diplomados o especialidades. Respecto a centros de investigación, además del Cisav, existe uno en la Universidad Panamericana, otro en la Universidad Autónoma del Estado de México y dos en la Universidad Autónoma de Querétaro, en las facultades de Filosofía y Derecho.
Hablando del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el Cisav se encuentra en el Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (Reniecyt), y en marzo de este año nuestra revista de filosofía Open Insight fue seleccionada para formar parte de su Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica.
AIC: Respecto a la bioética, ¿cuáles son las líneas de investigación del Cisav?
MRK: En este momento son tres: Fundamentos epistemológicos de la bioética y los estatutos biológicos y ontológicos del embrión humano. Estas dos últimas tratan de responder qué es el embrión humano y desde cuándo se puede considerar persona. Me encuentro escribiendo dos libros sobre esta temática, particularmente acerca de las controversias legales de la fertilización in vitro.
La bioética no busca bloquear el trabajo de los investigadores o de los médicos, sino dar alternativas. Prohibir todo o permitir todo no son soluciones; entre las prohibiciones y los permisos absolutos existen muchas alternativas para resolver los problemas, y la bioética estudia esas condiciones intermedias.
En ocasiones los científicos optan por la solución más práctica, ahí es donde entra la bioética y dice “espérate, tal vez esta opción te resuelve el problema a corto plazo, pero a mediano o largo plazo puede generar estos problemas; tienes la solución fácil, te saca del atolladero pero a la larga no”. Curiosamente la solución ética es casi siempre la más costosa a corto plazo, pero a futuro te garantiza una solución que no afecte a terceros.
Por eso hace falta que la ética se dé de un manera más transversal desde las universidades, es decir, que se imparta en todas las materias y que los profesores estén convencidos de su importancia. A veces la gente no actúa de mala fe, por ejemplo los médicos o científicos se enfrentan a muchos problemas en los que, por querer generar un bien, hacen lo que sea, lo que en ocasiones los lleva a excesos sin que ellos se den cuenta.
Esta obra cuyo autor es Agencia Informativa Conacyt está bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.