¿Sabías que... el estrés es ahora una enfermedad laboral?
Por Ana Luisa Guerrero
Por primera vez, el estrés es considerado en México como una enfermedad laboral, según la reciente actualización de la Comisión Consultiva de Seguridad y Salud en el Trabajo (COCONASST),
Un comunicado de la Secretaría del Trabajo detalla que en la actualización de la tabla de enfermedades de trabajo se incluye por primera ocasión este padecimiento de tipo psicosocial.
Se considera al estrés como un estado general de sobreactivación en el que participan las vías neurales del sistema nervioso autónomo, las humorales bioquímicas del sistema endócrino y las vías vasculares sanguíneas del sistema inmunológico.
Los procesos biológicos que se producen durante el estrés predisponen al organismo al consumo de energía para enfrentar un peligro inminente. De esta manera, la adrenalina aumenta el ritmo cardiaco y el respiratorio para preparar al cuerpo ante la acción, mientras que la hidrocortisona lo ayuda a movilizar sus partes energéticas.
Hay dos tipos de estrés: agudo y crónico. El primero es la respuesta inmediata y normal del organismo frente a una situación de peligro; en este proceso la adrenalina viaja por la sangre hacia todo el organismo, y alerta a otros sistemas; de esta manera se activan una serie de procesos químicos que alteran en cascada el funcionamiento del corazón, de los vasos sanguíneos, de las arterias, el metabolismo de la glucosa y el hígado.
El psicólogo Jorge Álvarez Martínez, jefe del Programa de Intervención en Crisis a Víctimas de Desastres Naturales y Sociorganizativos de la Facultad de Psicología de la UNAM, detalla que cada persona reacciona diferente a estos procesos. Hay quienes son “altos absorbentes al estrés”, que entran en pánico ante un evento no contemplado; y aquellos que son “inhibidores activos del estrés”, que inhiben sus respuestas conductuales, se vuelven más cerebrales y actúan en consecuencia.
De acuerdo con el académico, cunado la amenaza pasa con rapidez, el organismo se reajusta en poco tiempo y regresa a la normalidad; pero si el estrés es permanente que puede ser a causa de un trabajo agobiante, una actividad de alto riesgo, un maltrato continuo o una sensación de peligro constante, el estrés se convierte en crónico.
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