¡Conoce los misterios de un mundo invisible en 3D!
Por Elian Mireille Martínez Gómez
México, DF. 27 de noviembre de 2014 (Agencia Informativa Conacyt).- El Papalote Museo del Niño estrenará el 28 de noviembre la proyección Misterios de un mundo invisible en la megapantalla IMAX, donde da a conocer al público una serie de fenómenos de la naturaleza que, al desarrollarse de forma muy rápida o muy lenta, no son perceptibles para el ser humano, como es el caso del vuelo de una libélula o el desarrollo de una flor. También nos adentra en formas microscópicas, que van desde las fibras de una telaraña hasta la estructura atómica del carbono.
Pulga del gato. Cortesía: Papalote Museo del Niño.
En el mundo acontecen una serie de fenómenos naturales, como lo son las erupciones volcánicas, las sequías y tornados, que son muy visibles. Sin embargo, algunos hechos cotidianos de la naturaleza o del entorno que nos rodea pueden pasar inadvertidos para las personas, debido al tiempo que requieren estos procesos para concretarse o por la limitada capacidad del ojo humano para poder detectarlos.
En la proyección Misterios de un mundo invisible se muestra cómo los acontecimientos que ocurren en lapsos muy prolongados pueden apreciarse en pocos minutos, mediante el uso de tecnología de video de alta velocidad y microscopía electrónica.
A lo largo de la película, narrada por el actor mexicano Bruno Bichir, se resalta que la ciencia y la tecnología han revelado los misterios de la naturaleza a través de imágenes sorprendentes, y se promueven en el espectador reflexiones profundas sobre el origen, destino y legado de la raza humana en el universo.
Esta producción audiovisual en tercera dimensión (3D) no es solo una recopilación de procesos biológicos y fenómenos climáticos. Es también un documento que retrata el incansable movimiento del hombre en las metrópolis, al plasmar el flujo de una red de transporte aéreo sobre Estados Unidos. Para lograrlo, el cineasta estadounidense Louie Schwartzberg empleó imágenes satelitales de las corrientes de aire y nubes recopiladas a lo largo de una década que, al integrarlas y presentarlas en solo unos minutos, muestra al planeta como un organismo vivo.
Para el caso de acontecimientos naturales que son muy rápidos, se emplearon cámaras de alta velocidad que permitieron captar el vuelo de una libélula, que es considerada por los biólogos como el mejor animal volador de la naturaleza, ya que posee la capacidad de mover sus cuatro alas en direcciones diferentes simultáneamente, lo que ha llevado a ingenieros del sector aeronáutico a desarrollar prototipos de vehículos aéreos que la imitan.
En el filme explican el proceso de evolución de la microscopía, el cual fue de la óptica a la eléctrica, debido a que los microscopios ópticos utilizan la luz como fuente primaria de obtención de imágenes, limitan la resolución a un micrómetro y fueron, con el paso del tiempo, insuficientes para avanzar en los hallazgos científicos; con el empleo del haz de electrones existe una resolución mucho mayor, del grado de nanómetros.
Pelo de la pata de un gecko. Cortesía: Papalote Museo del Niño.Mediante el uso de la microscopía electrónica de barrido, la película muestra objetos que no se pueden ver a simple vista. Por ejemplo una telaraña, formada por fibras de seda 100 veces más delgadas que un cabello humano; dentro de estas existen bacterias o un virus cuyo tamaño es 10 veces menor. Además, dentro de este virus se pueden detectar tres cadenas de ácido desoxirribonucleico (ADN).
También explican cómo las microscópicas estructuras de las patas de los geckos –un tipo de lagarto pequeño presente en zonas áridas–, que por su capacidad de crear una fuerza atracción conocida como fuerza de Van der Waals, pueden adherirse fácilmente a diversos materiales, como el vidrio.
Además, mencionan cómo las nanoestructuras de carbono pueden ser empleadas y manipuladas, como en la creación de nanotubos de este elemento químico, para la construcción de nuevas obras de ingeniería espacial, o el empleo de nanopartículas de oro para combatir células cancerígenas.
Al respecto de la producción, Rubén Pizá, director de mercadotecnia del Papalote Museo del Niño, comentó: “Gracias a esta nueva película, los visitantes observarán por primera vez aquellas cosas que ocurren frente a ellos, pero que no pueden ver, cosas que son muy rápidas, muy lentas, muy pequeñas o simplemente, invisibles. Es una oportunidad única para conocer el mundo que nos rodea desde una perspectiva muy diferente”.
Misterios de un mundo invisible es una producción original de National Geographic Entertainment y Days End Pictures, con el apoyo de National Science Foundation y patrocinada por Lockheed Martin y la empresa FEI.
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