Doctor Álvaro Rendón Fuentes, vínculo científico México-Francia
Por Montserrat Muñoz
Guadalajara, Jalisco. 7 de abril de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Tras 50 años de radicar en Francia, el doctor Álvaro Rendón Fuentes no olvida sus raíces mexicanas. Especialista en la enfermedad de Duchenne —una forma de distrofia muscular progresiva—, el investigador busca activamente reforzar los lazos con México a través de colaboraciones interinstitucionales.
En el marco del Primer Foro Internacional de Talento Mexicano Innovation Match MX 2016, previo a impartir la conferencia magistral inaugural del evento con el tema Distrofinas en la retina: de la función a la terapia de patologías vasculares, Rendón Fuentes se emociona ante un público mayoritariamente joven y celebra este momento, que definió como la hora de pasar la estafeta.
El investigador, actualmente responsable del Sector Biotecnología, Biomedicina y Ciencias de la Salud de la Red de Talentos (Capítulo Francia), compartió en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt los inicios de su trayectoria como académico e investigador, misma que ha sido moldeada por una serie de sucesos y coincidencias a lo largo de su vida.
A los 15 años, el joven Álvaro decidió convertirse en diplomático y estudiar la abogacía. Sin embargo, las lecciones de griego y latín le provocaron una gran desilusión y descubrió que la profesión que había elegido para su futuro le aburría. Fue entonces que, guiado por el ambiente familiar, se decidió por la medicina, ya que su padre poseía una farmacia y un tío era químico. Esta decisión tampoco rindió frutos, porque descubrió que no soportaba el sufrimiento humano y la muerte. “La visita a la morgue acabó con mis pretensiones de ser médico”, aceptó.
La biología sería su camino, carrera que cursó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de 1962 a 1965.
“En México había poca investigación. Todos mis colegas se dedicaron a ser naturalistas. Yo descubrí que soy biólogo pero no tengo el espíritu naturalista”, concedió el entrevistado, quien hacia el segundo año de su carrera tomó especial interés en el sistema nervioso e hizo de este su principal materia de estudio.
Antes de titularse, Rendón Fuentes decidió dedicarse a la investigación pura y se propuso hacer un posgrado en Francia, país que siempre lo atrajo por su cultura. Para ello, empezó a estudiar el idioma, a la vez que trabajaba en su tesis de licenciatura sobre el sistema nervioso del ratón y el vampiro.
“Terminé mi cuarto año de carrera. Seis meses después presenté mi tesis y nueve meses después ya estaba en Francia”. El recién egresado se instaló en Estrasburgo, ciudad que eligió gracias a que albergaba el primer centro de neuroquímica en el mundo, donde se trataban todos los problemas del sistema nervioso, desde el comportamiento y la fisiología, así como la parte celular y bioquímica.
El investigador recibió una beca por parte del gobierno francés y una más por parte del Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC), institución precursora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
“En aquella época el sistema de educación francés era muy complicado. Crearon un doctorado específico para extranjeros. No pedían maestría ni nada, nada más tres años en un laboratorio y una tesina para dar el título de doctor. El doctor Paul Mandel, creador del centro de neuroquímica, me ofreció al cabo de un año hacer el doctorado de Estado”.
Esta modalidad estaba reservada para los franceses y suponía un periodo de hasta siete años de estudio y mucho más prestigio. En 1969, Rendón Fuentes fue aceptado en el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés), tras lo cual concluyó su doctorado de Estado.
“Yo siempre dije que quería regresar a México”
El doctor Álvaro Rendón Fuentes siempre buscó mantener una conexión con su país natal, ya que pensaba que en México “aun enseñando a leer y escribir, iba a ser más útil de lo que estaba siendo aquí (Francia)”.
Con la mente puesta en regresar, el investigador siguió su preparación, obviando durante varios años propuestas interesantes de potenciales empleadores en tierras galas. Sin embargo, tampoco accedía a puestos en México, ya que sentía tenía que compartir el tiempo para cubrir sus responsabilidades en Francia.
No fue sino hasta la década de los ochenta que decidió hacer un cambio en su vida para aceptar quedarse en Francia de tiempo completo pero manteniendo siempre un vínculo con México, a través de colaboraciones con instituciones como la UNAM, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), entre otros.
La colaboración con México se intensificó cuando el doctor Rendón Fuentes impulsó la creación de una red dedicada al estudio de patologías de las distrofinas en el sistema nervioso. Hasta entonces, el académico había dedicado al menos 25 años a hacer ciencia básica, pero esta postura iría cambiando para finalmente dedicarse a ciencia aplicada en el ámbito de la salud. “Le di un sentido a mi investigación”, compartió.
Por estos trabajos, en 2014 los gobiernos de México y Francia acordaron otorgarle la Medalla del Senado Francés por su impulso a las colaboraciones franco-mexicanas en el sector salud.
Líneas de investigación
A finales de los 80, la evolución de la biología molecular hizo posible identificar el gen de la distrofia muscular de Duchenne, enfermedad que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta a uno de cada tres mil 300 varones en el mundo.
Este descubrimiento provocó que el investigador buscara fondos para analizar las bases moleculares del comportamiento estudiando esas proteínas, por parte del programa Teletón en Francia que ofrecía financiamiento a proyectos de investigación relacionados con enfermedades musculares, como la enfermedad de Duchenne.
“Esta enfermedad afecta el sistema nervioso, y desde que Guillaume Benjamin Amand Duchenne describió la patología que lleva su nombre, él observó que los enfermos de Duchenne tenían retraso mental; eso quería decir que hay una perturbación en el sistema nervioso que afecta tanto el músculo como el cerebro”.
Para 1992 publicó un artículo donde documentó que las distrofinas y en particular la Dp71 se expresaban en el cerebro. “Dejé todo lo demás y me convertí en especialista de la enfermedad de Duchenne, pero no en músculos sino en cerebro”.
Algunas de las otras líneas de investigación que el doctor había trabajado hasta entonces eran las mitocondrias, las neuronas y los mecanismos de transporte axónico de organelos. Sus nuevas líneas de investigación se centraron en el impacto fenotípico de la ausencia de la distrofina Dp71 en la retina, la neurobiología del sistema nervioso central, enfermedades genéticas de la retina y el estudio de las distrofinas y proteínas asociadas en la retina.
Un cambio de rumbo
La muerte de su segunda esposa y una serie de sucesos en el aspecto laboral propiciaron que abandonara la investigación, por lo cual retomó su afán de la juventud de dedicarse a la diplomacia. Nuevamente, este objetivo se vio truncado cuando varios de sus colegas lo invitaron a colaborar en investigaciones sobre la retina.
Rendón Fuentes encontró una conexión con sus líneas de investigación, ya que los pacientes enfermos de Duchenne presentan problemas de visión. Aceptó unirse a este equipo de trabajo, mismo que años después se convertiría en el fundador del Instituto de la Visión, con sede en París, Francia, una de las instituciones de mayor prestigio mundial dedicada a la investigación integral sobre la visión.
Actualmente, el investigador septuagenario disfruta de su segundo periodo como profesor emérito, condición que, según los estatutos franceses, terminará en 2020 para entrar de lleno a una jubilación sin más actividad científica y académica.
Creyente de las nuevas generaciones
En su faceta como académico, el investigador con nacionalidad francesa desde 1984 ha sido asesor de más de una veintena de estudiantes de maestría y 17 de doctorado, de distintas nacionalidades.
“Cuando volteo la cabeza y veo que todos aquellos que fueron mis estudiantes tienen plazas importantes, me digo que al menos no lo hice tan mal”, sonrió el académico.
Como mensaje a los jóvenes, Rendón Fuentes sentenció que para tener éxito en el campo de las ciencias “se debe tener la vocación y la voluntad, sin ellas no es posible. Y si se van al extranjero, nunca olviden que son mexicanos”.
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