José Luis Morán y la génesis del Ipicyt
Por Chessil Dohvehnain
San Luis Potosí, San Luis Potosí. 9 de agosto de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Durante el encuentro del Congreso Interdisciplinario Ipicyt 2018, el doctor José Luis Morán López, actual presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), reflexionó sobre la historia y el origen del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt), el cual surgió en un principio por el anhelo personal de contribuir a la producción de conocimiento científico y tecnológico en México, pero también por la voluntad de autoridades políticas y mucho esfuerzo.
Génesis de un anhelo
Formado en la Escuela de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), y después de atestiguar la situación de la ciencia en el estado, participado en el movimiento estudiantil del 68 y casi haber sido expulsado de la universidad, este reconocido físico regresó del extranjero a México en un momento en el que las condiciones para hacer investigación científica estaban mejorando, según recordó él mismo en conferencia.
“Cuando regresé a México en 1980 la verdad es que se vivía una época de crisis económica muy fuerte. Siempre tuve las ganas de regresar (a San Luis Potosí), pero las condiciones para trabajar eran muy difíciles, eran complicadas. La universidad todavía tenía sus prepas y había conflictos permanentes. Y una de las cosas que me motivaron a regresar fue tratar de mejorar las condiciones de trabajo”, comentó en conferencia.
Recordó que para 1990 había más fondos para hacer investigación y la vida universitaria estatal estaba reavivándose de manera positiva después de haber atravesado pasajes muy oscuros. Atestiguó la creación del Consejo Potosino de Ciencia y Tecnología en septiembre de 1996 bajo el gobierno de Horacio Sánchez Unzueta (1993-1997) en un momento de efervescencia política, con quien además trabó una buena amistad ante el interés que el hoy exgobernador mostraba por el fomento de la ciencia en San Luis Potosí.
En aquel entonces “no había ninguna iniciativa por establecer grupos multidisciplinarios. Me acerqué al rector Jaime Valle (de la UASLP de 1994 al año 2004), y le plantee la creación de un centro de investigación multidisciplinario. No entendió el planteamiento o yo no se lo supe explicar bien, pero me dijo 'no, ya son muchos físicos, yo creo que tenemos que hacer otras cosas; si lo quieres hacer, hazlo fuera de la universidad'”.
Posteriormente le comentó la idea al gobernador Sánchez Unzueta, quien le pidió que planteara nuevamente su idea pero esta vez frente al presidente Ernesto Zedillo, quien vio la propuesta con ojos favorables. A su equipo se sumaron académicos como Rubén López Revilla (hoy profesor de la División de Biología Molecular del instituto), Rogelio Aguirre (hoy director del Instituto de Investigación de Zonas Desérticas de la UASLP), entre otros.
“Para las áreas de investigación, debíamos de tener algo más novedoso que lo que se hacía en ese momento en San Luis Potosí, que son las divisiones que tenemos ahora, y eran biología molecular, materiales avanzados, matemáticas aplicadas y sistemas computacionales, ingeniería ambiental y recursos naturales renovables, y geología económica (hoy geociencias aplicadas), que incluimos porque el gobernador Silva Nieto me dijo: 'Oye, pues siendo San Luis un estado minero, con problemas de agua y demás, creo que es importante que dentro de las cosas que vayan a hacer, incluyan algo que tenga que ver con eso'”.
Había muchas cosas que hacer, como conseguir dinero, un espacio para construir, personal, y Morán recuerda que a pesar de la enorme tarea que le deparaba al equipo, el interés de la presidencia del país en ese momento les facilitó el contacto con la Secretaría de Educación Pública (que en aquel momento estaba hermanada con el Conacyt), para la búsqueda de financiamiento. La aprobación por parte de las autoridades políticas del momento fue positiva no solo para la donación del terreno en donde se construirían las instalaciones, sino también para soporte económico necesario para la fundación del centro de investigación.
Hacia la consolidación de un sueño
Para cuando entra el panista Alejandro Zapata Perogordo como presidente municipal (1997-2000), la donación del terreno para la construcción del instituto tuvo algunos vaivenes que, sin embargo, no impidieron la construcción del centro mucho antes de ser un centro público de investigación de Conacyt.
El investigador recordó que el instituto se fundó en la última semana de gestión de Ernesto Zedillo, pero ese día tuvieron algunas vicisitudes, como el hecho de que el director de Conacyt de aquel entonces, Carlos Bazdresch Parada (1995-2000) tuvo contratiempos para encontrar un vuelo que le permitiera estar a tiempo en San Luis Potosí para el evento. Afortunadamente, el gobernador del estado, interesado en la consolidación del proyecto, prestó el servicio del avión del gobierno para que la ceremonia pudiera realizarse y así fundar, de una vez por todas, el instituto.
“Cuando entró Fox, la verdad yo estaba muy optimista por el apoyo que podría haber para la ciencia, y que las cosas irían bien. A él lo conocí como gobernador del estado de Guanajuato, y tenían un consejo de ciencia y tecnología muy apoyado. Realmente hacían cosas muy interesantes y tenían mucho apoyo de Fox. Pero cuando entra, algo cambia en su política o prioridades, y la verdad es que ha sido el sexenio en que menos apoyo ha recibido la ciencia. Creo que si no se hubiese fundado el instituto en aquel día y en esas condiciones, probablemente el Ipicyt no existiría”.
Y es que el doctor Morán recuerda que en aquel sexenio, bajo esa administración federal, distintos centros de investigación, no solo científica sino también centros y escuelas de artes o de cine se vieron amenazados de cerrar. Además de que en aquel sexenio fueron casi nulas las plazas abiertas para los centros Conacyt, los cuales, según comentó, permanecieron sin crecimiento en aquellos años.
“Nos mantuvimos durante ese primer sexenio con dificultades, pero como éramos pequeños teníamos algunas posibilidades y un presupuesto que nos permitió traer a los primeros investigadores (…) Al final se concretaron las plazas”.
El crecimiento de Ipicyt fue gradual pero constante. El académico recuerda que cuando la existencia del instituto se volvía una realidad sin posibilidad de dar vuelta atrás, algunas personas lo cuestionaron, incluso desde la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, quienes le preguntaban el porqué decidió emprender semejante proyecto fuera de la máxima casa de estudios del estado. Asunto que, por supuesto, tuvo que ver con el rechazo que el rector de dicha universidad había mostrado al proyecto tiempo atrás, pero que también le valió una reputación que consideraba al doctor Morán como “antiuniversitario”.
“La intención era también traer a un grupo importante de jóvenes, que fue lo que hicimos, contratar jóvenes que acababan de terminar su doctorado o estaban haciendo un posdoctorado. La idea era componernos en 80 por ciento de jóvenes investigadores y con 20 por ciento de investigadores no tan jóvenes, como yo, que siempre son necesarios ahí para hacer enojar a los más jóvenes”, bromea.
Uno de los enfoques visionarios del instituto fue establecer una guía de producción de conocimiento que estuviera enfocada en la aplicación de la ciencia y la tecnología para la resolución de problemas sociales de distinta índole, fomentando en el mismo vector la vinculación de la ciencia con el sector productivo de la nación. Una característica que si bien es tendencia desde hace décadas en países de primer mundo, en México se viene caminando poco a poco para volverse una necesidad en el viaje hacia una sociedad de conocimiento.
Poco a poco, la contratación de distintos investigadores se hizo una realidad, iniciando proyectos científicos innovadores en las divisiones científicas del instituto, sobre todo en biología molecular, materiales avanzados y ciencias ambientales, así como geociencias y matemáticas aplicadas. Proyectos multidisciplinarios cuyos frutos permitieron la consolidación de líneas de trabajo que hoy marcan tendencia dentro de la comunidad académica del Ipicyt y que, con el tiempo, le han permitido consolidarse como uno de los centros más productivos del sistema de centros públicos de Conacyt.
Característica que se observa en el críptico símbolo del instituto, compuesto por una familia de trece espirales que giran en dirección opuesta a las manecillas del reloj, intersectadas con otras 21 que giran en sentido opuesto, simbolizando no solo una forma geométrica del crecimiento de algunas plantas en la naturaleza, sino también dos números propios de la serie de Fibonacci, así como la unión entre las matemáticas y la biología, encarnando la vocación multidisciplinaria del Ipicyt.
“Creo que la idea con que se fundó el instituto sigue siendo vigente. Tratar de resolver problemas que se presentan en la naturaleza por medio de distintas divisiones sigue siendo válido. Pero sabemos que hay problemas mucho más complejos que requieren la participación de varias disciplinas. Entonces, decíamos en aquel entonces, si intentamos tratar de resolver problemas más complejos, pues es necesaria la cooperación de investigadores formados de distinta manera”, concluyó el investigador.
• El Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica A.C. (Ipicyt), fundado el 24 de noviembre de 2000, es un centro público de investigación multi e interdisciplinario del sistema de centros Conacyt y representa un esfuerzo importante en pro de la descentralización de las actividades científicas y tecnológicas en el país.
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