En la Ciudad de México prevalece una estructura socioespacial polarizada
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
Número 562
15 de agosto de 2018
- Las urbes están en una paradoja urbana caracterizado por privatización, disolución y fragmentación
El crecimiento y la expansión de las metrópolis está vinculado a un proceso de globalización que promueve la organización jerárquica de las ciudades de acuerdo a sus relaciones mundiales socio-económicas, generando fenómenos de polarización social y fragmentación socio-espacial, traducida en pobreza urbana en las periferias, expuso el doctor Raúl Hernández Mar.
El académico de la Unidad Lema de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) dijo que las urbes crean una serie de ventajas como la especialización y la diversidad por su facilidad de acceso a conocimientos y capacidades en capital humano y físico, y desventajas, al presentar tasas elevadas de desempleo, exclusión y pobreza, entre otros.
Los dos últimos elementos han traído como consecuencia una evidente polarización o fragmentación del espacio que ha desvinculado a algunas personas y comunidades de las tendencias y procesos centrales de la sociedad y la economía.
La Ciudad de México es considerada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como una de las regiones metropolitanas menos avanzada en la que se desarrolla una estructura socioespacial polarizada, donde el mejor nivel corresponde a las delegaciones Benito Juárez, Coyoacán, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc, y las peores condiciones de bienestar se observan en Milpa Alta, Tláhuac, Iztapalapa y Cuajimalpa.
Las ciudades –incluida la de México– están en una paradoja urbana que padece un triple proceso negativo: privatización, disolución y fragmentación: la primera por una urbanización desigual; la segunda por la producción de un territorio urbano disperso y seccionado que no permite la movilidad, y la tercera se observa a partir del conjunto de periferias que se han formado y expandido alrededor de las áreas centrales caracterizadas por altos grados de desarrollo social.
Por ejemplo, en 2010, 37.4 por ciento de la población estaba en pobreza; 34.1 por ciento presentaba pobreza moderada y 3.3 por ciento pobreza extrema, en la Delegación Iztapalapa.
La condición de rezago educativo –carencia social– afectaba a 11.4 por ciento, sin acceso a servicios de salud 41.3 por ciento, la incidencia de la carencia por acceso a la alimentación fue de 19.5 por ciento y por falta de seguridad social 58.6 por ciento en la demarcación.
En la ponencia El fenómeno de pobreza urbana en el oriente de Iztapalapa de la Ciudad de México: nuevos procesos y nuevas formas de urbanización, presentada en el seminario: Procesos Socio Espaciales en las Periferias de las Ciudades recordó que para 2030 la población mundial será de 8 mil millones de personas, de las cuales cinco mil millones vivirán en ciudades.
La humanidad avanza imparablemente hacia un planeta urbano y frente a estos procesos de transformación, los habitantes de las ciudades reclaman el derecho a una vida de calidad, a partir de la diferencia, como una garantía conseguida a través de la lucha concreta en la urbe.
El académico del Departamento de Procesos Sociales de la UAM comentó que México no queda exento, es cada vez más urbano, 75 por ciento de los mexicanos habita en alguna de las ciudades que conforman el Sistema Urbano Nacional (SUN), lo cual plantea múltiples desafíos, como: la puesta en marcha de políticas públicas y programas integrales que atiendan eficazmente a grupos mayoritarios de la población.
El fortalecimiento de las capacidades de las administraciones públicas locales puede conducir al desarrollo de manera eficiente, evitando la expansión desordenada y segregada de las ciudades, ya que la concentración de población en zonas urbanas se traduce en mayor presión sobre el agua, la electricidad, la vivienda, los servicios de salud, la educación y el empleo.
En México, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en 2012 el número de personas en pobreza fue de 53.3 millones (45.5 por ciento). De este total, 41.8 millones correspondían a las personas en pobreza moderada y 11.5 millones a personas en pobreza extrema. La medición de la pobreza fue realizada con base en una población estimada de 117.3 millones de personas.
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