Alcohol y políticas públicas | Seminario
EL COLEGIO NACIONAL
Comunicado de prensa
30 de noviembre 2018
- El alcohol representa el principal problema de salud pública del país: María Elena Medina-Mora
- La evidencia sugiere la necesidad de una prohibición total para restringir la exposición de los jóvenes al marketing del alcohol, una que sea capaz de cruzar las fronteras nacionales: Tomas F. Babor
- La regulación de la disponibilidad del alcohol es la medida más efectiva para disminuir el impacto en la salud pública de un consumo de alcohol elevado: Maristela Monteiro
El Colegio Nacional albergó el viernes pasado el seminario Alcohol y políticas públicas, dedicado al análisis de la problemática del consumo nocivo del alcohol a nivel nacional e internacional. La colegiada María Elena Medina-Mora coordinó e impartió esta actividad, que también contó con la participación de Eduardo Madrigal de León, Director General del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, y la participación de Tomas F. Babor, de la University of Connecticut y Maristela Monteiro, Asesora Regional en Abuso de Sustancias y Alcohol de la Organización Panamericana de la Salud, (Washington, D. C.).
El investigador Tomas F. Babor abrió la actividad con una intervención sobre los problemas relacionados con el consumo nocivo de alcohol a nivel internacional, señalando que es de una perspectiva de salud pública, el alcohol se encuentra entre las principales causas de discapacidad, enfermedad y muerte a escala mundial. “Con la creciente globalización de la producción y la comercialización de alcohol, la política de control del alcohol debe entenderse no solo desde una perspectiva nacional sino también desde un punto de vista internacional”, remarcó el académico.
La toxicidad física, la intoxicación y la dependencia son los tres principales mecanismos que explican la capacidad del alcohol para causar daños médicos, psicológicos y sociales. Así mismo, el alcohol representa aproximadamente el 4% de las muertes en todo el mundo y el 4,65% de la carga mundial de lesiones y enfermedades, lo que le coloca junto al tabaco como una de las primeras causas prevenibles de muerte y discapacidad.
Babor indicó que las políticas de control del alcohol a nivel nacional y local se han visto cada vez más presionadas debido a los conflictos con las políticas comerciales internacionales, que tienden a tratar las bebidas alcohólicas como productos básicos, como el pan y la leche, lo cual obstaculiza la efectividad de las políticas de control del alcohol.
Babor remarcó que los gobiernos pueden resolver gran parte de los problemas relacionados con el consumo nocivo de alcohol “implementando políticas efectivas basadas en la evidencia y en una teoría sólida”. Entre otras medidas, enumeró el control mediante precios e impuestos; la regulación de la disponibilidad física del alcohol, restringiendo los lugares, los tiempos y los contextos en los que los consumidores pueden obtenerlo; la prevención de la conducción bajo los efectos del alcohol, incluyendo una política de tolerancia cero; y, por último las restricciones en el marketing. “La evidencia sugiere la necesidad de una prohibición total para restringir la exposición de los jóvenes al marketing del alcohol, una que sea capaz de cruzar las fronteras nacionales”, concluyó el investigador.
A continuación, Maristela Monteiro centró su intervención en el análisis del consumo nocivo de alcohol y sus consecuencias en el territorio americano, basándose en datos del Reporte Global de Alcohol 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Monteiro explicó que existen dos medidores importantes a nivel poblacional: el volumen de alcohol consumido por la población y el patrón de consumo, que puede ser más o menos riesgoso. En las Américas, las personas consumen una media de 8,4 litros de alcohol puro por año, lo que supone 2,2 litros más que el promedio mundial, solo superado por Europa. El desarrollo económico, la mejora de las cadenas de distribución y la profusión de establecimientos y oferta, la presión que ejerce la industria sobre los gobiernos para disminuir regulaciones, además de los nuevos valores importados de la globalización, han provocado que “el consumo excesivo y abrupto sea una tendencia en Latinoamérica”, declaró Monteiro.
En la región de las Américas, uno de cada cinco bebedores (22%) practica episodios de consumo alcohólico excesivo, un porcentaje superior al promedio global, situado en un 16%. Este aumento del consumo conlleva trágicas consecuencias, incluyendo el incremento de casos de cirrosis hepática y algunos tipos de cáncer. También hace que las personas sean más susceptibles y menos adherentes al tratamiento de enfermedades infecciosas como el VIH y la tuberculosis, y es, además, el principal factor de riesgo de violencia y muerte en adolescentes.
“La regulación de la disponibilidad del alcohol es la medida más efectiva para disminuir este impacto”, sentenció la experta, aunque lamentó que es la menos popular entre la población general.
Cerró el seminario la colegiada María Elena Medina-Mora con un comentario sobre la situación de México en cuanto al consumo de alcohol y sus consecuencias.
“El alcohol representa el principal problema de salud pública del país”, defendió la integrante de ECN, quien arrojó que el consumo per cápita de bebidas formales es de 4.5 litros para la población mayor de 15 años. México presenta altos índices de problemas derivados de intoxicación aguda asociados con la ingesta de grandes cantidades de alcohol por ocasión de consumo y elevadas tasas de trastornos asociados con su uso crónico. Además, el abuso de esta substancia se asocia con índices elevados de accidentes y lesiones por violencia.
Medina-Mora alertó de que el consumo excesivo en mujeres adolescentes va en aumento, lo cual plantea nuevos retos y preocupaciones como embarazos no deseados, embarazos de riesgo, abortos, trastorno alcohólico del feto (FASD) e incluso muerte. La psiquiatra destacó que las mujeres tienen características biológicas que las hacen más vulnerables que los hombres a embriagarse y desarrollar adicción al alcohol, y a su vez, “tienen menos acceso a tratamientos”.
“Las mujeres que beben se portan igual que los hombres que beben, pero a las mujeres les va peor”, lamentó la integrante de ECN, quien advirtió de la importancia de no estigmatizar a las madres con problemas relacionados con el alcohol. “Los trabajadores de la salud tenemos que estar pendientes para poder hacer una detección veloz e intervenir, sobretodo cuando empieza el embarazo”.
La colegiada advirtió de la necesidad de establecer intervenciones breves en el primer nivel atención para prevenir que los adolescente que ya presentan un consumo elevado de alcohol, desarrollen dependencia, así como de la emergencia que representa la población de bebedores fuertes y de las personas con problemas más graves, ya que la cobertura de atención es baja y el 80% “nunca llega a poder realizar un tratamiento formal”.
La aplicación de diferentes mecanismos de control fue la recomendación de Medina-Mora para obstaculizar el consumo nocivo, entre los cuales destacó la restricción de la disponibilidad, limitar la cantidad de alcohol circulante y el consumo en adolescentes, en mujeres embarazadas, en personas enfermas y en ocasiones de riesgo, como al conducir automóviles, así como la información acerca de los niveles de consumo de alcohol que representan el menor riesgo para la salud.
Puede consultar la actividad completa en el canal de YouTube de El Colegio Nacional: https://www.youtube.com/watch?v=5ifOze1PEB0
Para mayores informes:
Alicia Sandoval Perea, Encargada de prensa y vinculación
Tel. 5789 4330 Ext. 141
El Colegio Nacional
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