Los buques oceanográficos también resintieron los efectos de la pandemia
Ensenada, Baja California, México, 9 de julio de 2021. Tras una pausa de año y medio provocada por la contingencia sanitaria, el Buque Oceanográfico Alpha Helix propiedad del CICESE, reanudó operaciones con un crucero que sirvió para calibrar un perfilador de corrientes, capacitar personal técnico y para obtener muestras de agua de mar para dos proyectos de este centro de investigación.
Un poco más lento en su navegación debido a las adherencias en el casco, pero con todos los sistemas hidráulicos, electrónicos y de navegación al 100 por ciento, y lo más importante, con una tripulación feliz por reanudar actividades en el mar, el buque zarpó a las 8:08 horas del miércoles 23 de junio al mando del capitán Pedro Núñez Cota, llevando como jefe científico al Ing. Juan Carlos Leñero Vazquez, quien es coordinador de Operaciones del Departamento de Embarcaciones Oceanográficas (DEO) del CICESE.
Después de las campañas oceanográficas realizadas en 2019, todo indicaba que 2020 sería un año exitoso para el barco luego de que se le instaló una nueva ecosonda multihaz que permite mapear el fondo marino en alta resolución. Este equipo es muy sofisticado y fue adquirido por el Centro Mexicano de Innovación en Energía Geotérmica (CeMIE-Geo), para un proyecto de exploración geotérmica en cinco cuencas marinas del Golfo de California que lidera el doctor Antonio González Fernández.
Esto diversificó la capacidad analítica del barco y lo hizo más atractivo para investigadores de instituciones mexicanas y extranjeras, así como para la iniciativa privada. Pero llegó la pandemia y todo cambió.
Los jefes científicos de los proyectos que ya tenían asignado tiempo de barco para 2021 solicitaron retrasar las fechas los cruceros. La mayoría prefirió pasarse a 2022 excepto dos: uno del programa IMECOCAL que está proyectado a mediados de agosto (el doctor Tim Baumgartner será el jefe científico), y el crucero Batimetría 2021, del doctor Antonio González, para finales de septiembre, principios de octubre.
En esta coyuntura se programó el crucero Calibración ADCP, ahora en junio, que permitió retomar actividades y dar un soplo de aire fresco a todos alrededor del barco.
Originalmente este crucero se proyectó por la necesidad de calibrar el ADCP (perfilador de corrientes acústico Doppler) del buque pues se reubicó del nicho que ocupaba originalmente hacia una góndola metálica que se instaló bajo el casco, estructura donde se colocaron la nueva ecosonda multihaz y otra ecosonda científica con arreglo de cuatro transductores que ya se tenía. Era necesario asegurar que todos los parámetros y mediciones del ADCP, los datos que va a generar, sean confiables. El Ing. Leñero Vazquez tiene experiencia en este tipo de calibraciones por lo que se designó como jefe científico.
Pero surgió la necesidad de hacer una hidrocala (un lance con instrumentación y equipo oceanográfico) para tomar muestras de agua de mar, probar un CTD (un perfilador de la columna de agua para temperatura, salinidad, conductividad, oxígeno) propiedad del Departamento de Oceanografía Biológica (DOB), y de capacitar a un nuevo técnico adscrito a ese departamento en maniobras a bordo.
De esta manera, a los 10 miembros de la tripulación del barco se sumaron tres técnicos académicos al crucero: Doreny Bobadilla Gámez, del laboratorio del laboratorio del doctor Juan Carlos Herguera; César Almeda Jáuregui, del grupo del doctor Helmut Maske Rubach, y Ernesto Ortiz Huerta, en entrenamiento para el DOB.
El crucero se programó para dos días y afortunadamente las actividades salieron muy bien, no hubo contratiempos, no hubo mal tiempo; todo tranquilo.
Sobre porqué paró el Buque Oceanográfico Alpha Helix, el jefe del Departamento de Embarcaciones Oceanográficas, Oc. Daniel Loya Salinas, explicó: “Los barcos de investigación no son barcos de lujo, no son amplios internamente; los pasillos son estrechos, los camarotes son pequeños y no hay amenidades porque nuestro barco es de trabajo. Por lo mismo, adentro de la embarcación no puedes mantener la sana distancia. Un pasillo de menos de un metro de ancho no te lo permite; no puedes andar caminando y mantener la sana distancia; o en los laboratorios si varias personas se juntan a ver pantallas de las computadoras de los equipos de a bordo tampoco pueden respetar la sana distancia; en el comedor se tuvieron que cancelar lugares e instalar unas barreras de acrílico para evitar que más de 10 personas lo ocuparan al mismo tiempo. Además, adentro del barco no puedes tener una ventilación eficiente. Puedes abrir las claraboyas cuando el barco no está navegando pero hay muy poca ventilación porque no hay el flujo libre de aire, y cuando hablas de aire acondicionado lo que hace es recircular el aire que ya hay y eso tampoco es ventilación. Esos dos conceptos, el de la sana distancia y la falta de ventilación, complicó mucho la situación”.
Para poder zarpar, el Comité de Seguridad del CICESE hizo recomendaciones sanitarias y a todos los participantes les aplicó la prueba PCR, y todos salieron negativos.
Para ver la nota completa, visita: https://bit.ly/3e3vpOP