Colectivo Hojarasca, educación ambiental urbana
Por Aketzalli González
Ciudad de México. 9 de noviembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Durante la primera noche de filmación de Rastros en la arena, los jóvenes del Colectivo Hojarasca realizaron recorridos en la playa del Campamento Tortuguero de Santander, situado en el municipio de Alto Lucero del estado de Veracruz.
“La labor consistió en operar en el campamento base y realizar recorridos con los responsables para detectar a las tortugas cuando desovan en la noche. Debíamos asegurarnos que nada las molestaría, para después trasladar los huevos a un corral en donde son vigilados. Sin embargo, esa madrugada ninguna tortuga apareció”, relató el joven Ángel Carpinteiro Díaz, integrante del Colectivo Hojarasca, en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
La memoria fílmica del colectivo surgió hace casi dos años con el objetivo de crear contenidos audiovisuales de educación ambiental. Parte de sus integrantes son estudiantes y egresados de la licenciatura en biología de la Universidad Veracruzana (UV).
“Colectivo Hojarasca es un programa de educación ambiental urbana que aborda problemáticas ambientales a través de videoensayos y cortometrajes. Queremos llevar a cabo un proyecto de educación ambiental y divulgación científica a favor de la conservación”, señaló Jorge Ramos Luna, estudiante del posgrado del Instituto de Ecología (Inecol).
A través de una narrativa distintiva, los jóvenes plasman la belleza de la biodiversidad para componer espacios de difusión y reflexión en su comunidad.
Asimismo, Ángel Carpinteiro remarcó que en las primeras etapas del proyecto, estaban centrados en la producción semanal de contenido audiovisual para su canal de YouTube; sin embargo, han alcanzado la meta de filmar documentales, participar en eventos de divulgación científica y colaboran con instituciones como el Inecol.
“Algo que está comenzando a forjarse es la producción musical. Trabajar con músicos locales que busquen difundirse por medio de composiciones acorde a nuestras temáticas”, señaló Gabriela de la Cruz Pino, integrante del colectivo.
Memorias y paisajes
Esa primera noche en el campamento, los jóvenes fueron a dormir desmotivados por no obtener retratos de las tortugas desovando.
Al amanecer, el biólogo Ángel Carpinteiro advirtió que a las afueras de su campamento se encontraba una pequeña tortuga.
“Para cuando preparamos el equipo, la tortuga estaba regresando al mar tras enterrar toda su nidada”, añadió.
El proceso para realizar un documental requiere tiempo y paciencia para lograr captar las cualidades y realismo de lo que se busca representar. Algunas filmaciones pueden tardar años.
Desde 2017, a través de una retórica fílmica, el colectivo plasma representaciones de la naturaleza mexicana en videoensayos y documentales, mismos que distribuyen en casas de cultura, ferias de ciencia o cursos de verano.
Jorge Ramos relató que lo primero a realizar es elegir la temática de interés y pertinencia para el público objetivo. A partir de lo anterior, identifican los sitios y oportunidades para obtener las imágenes necesarias.
“El siguiente paso es trabajar en la narrativa para establecer un guion y un storyboard sobre el cual empezar. Después, grabamos las escenas planeadas y exploramos la posibilidad de modificar la narrativa en función de las eventualidades que se presenten durante la filmación. Este paso puede repetirse tantas veces sea necesario hasta alcanzar el producto deseado”, comentó Ángel Carpinteiro.
El proceso de edición puede hacerse con la colaboración de expertos y otros creadores para montar una secuencia audiovisual con sus respectivas modificaciones.
“El caso del documental La vida bajo el volcán es especial. Es una producción recopilatoria de parte del contenido que generamos durante nuestro primer año en el canal de YouTube. Algunas escenas fueron filmadas especialmente para el documental, gran parte de su contenido fue producido a lo largo de varios meses y el proceso de edición y posproducción se concentró en unas cuantas semanas”, explicó Ángel Carpinteiro.
Asimismo, los jóvenes relataron que el documental De tierra y agua: los anfibios surgió de una invitación al FestiXal de los Anfibios, organizado por estudiantes e investigadores del Inecol.
El objetivo de la filmación fue revelar la diversidad y rol ecológico de los anfibios de la región, para intentar disipar la nube de superstición y mala reputación que enfrentan.
“Nuestra última producción (aún inédita) recibe el nombre de Rastros en la arena y abordará la temática del trabajo comunitario que es necesario para proteger las tortugas marinas y los ecosistemas costeros. Surge de nuestra experiencia durante un voluntariado en el campamento tortuguero de la playa de Santander”.
Con dicha producción promoverán la preservación del patrimonio biológico del país, así como su historia evolutiva, con el fin de tomar conciencia de nuestra responsabilidad como población para apoyar los proyectos de conservación.
Rastros fílmicos
Cerca de las tres de la mañana, la segunda noche de filmación, los jóvenes estaban exhaustos y sin motivación. Pero aquella madrugada, la serena marea y arena caliente invitaron a las tortugas a llegar a la playa veracruzana.
En ese destino, escondidos y sigilosos, tres del equipo se mantuvieron filmando el momento preciso del desove de las tortugas.
“Con este documental buscamos dar un enfoque comunitario, ser menos técnicos en la información (pues ya hay videos sobre este sitio en particular), y por último pero no menos importante, ilustrar la percepción emocional para dejar esa huella en el espectador”, indicó Gabriela de la Cruz Pino.
La joven explicó que los contenidos obtenidos pueden clasificarse como "Actividades sensoriales" dentro de un mismo programa o bloque de educación ambiental.
A través de ello, aspiran sembrar interés en el espectador mediante la interacción con distintos elementos de la biodiversidad local; mediante el contacto directo con representaciones de estos elementos, ya sea en talleres o a través de su representación fotográfica.
“El documental u otro formato audiovisual nos da el medio para contar una historia, mientras que las actividades interactivas nos permiten dar a conocer de primera mano a los actores”, comentó Ángel Carpinteiro.
Sueños instaurados
Cuando el Colectivo Hojarasca surgió, recibieron un capital semilla por parte del programa de la Universidad Veracruzana denominado EmprendeUV. Iniciativa que apoya a los estudiantes que estén iniciando proyectos innovadores.
Jorge Ramos comentó que ese premio ayudó a los jóvenes a mejorar la calidad de los videos y crear una imagen pública para el Colectivo.
“De no ser por dicho apoyo, el establecimiento de este proyecto pudo haber tomado mucho más tiempo, ya que está conformado en su totalidad por estudiantes que voluntariamente dedican su tiempo a hacer posible esta labor de divulgación científica”, señaló Ángel Carpinteiro.
En la actualidad, el colectivo no recibe financiamiento directo; sin embargo, tiene apoyo de instituciones como el Inecol, Fundación de la Universidad Veracruzana, A.C. y Pronatura, así como otros colectivos, organizaciones y redes culturales, que brindan su apoyo para la realización y difusión del contenido.
El equipo busca mejorar su producción audiovisual para crear contenido cada vez más profesional y diverso; además, crear instrumentos de evaluación para medir el impacto en el público.
A largo plazo, esperan encontrar la forma correcta de compaginar dicha labor con su desarrollo profesional para abrir la posibilidad de dedicarse de lleno a la divulgación científica y conservación a través de la producción audiovisual.
“No existe mayor satisfacción que ver cómo uno de nuestros videos o actividades capturan la atención de algunas personas, generando emociones e intriga en ellos”.
“Además, al ser este un proyecto autodidacta, ver realizado desde cero un producto que salió de tu propia iniciativa brinda una gran satisfacción personal”, concluyó el joven.
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