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Producción vitivinícola convierte Ensenada en Ciudad Creativa de la Unesco

Por Alan Gómez Mayén

Ensenada, Baja California. 22 de enero de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- La ciudad de Ensenada fue declarada recientemente Ciudad Creativa en el área de gastronomía por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

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La Red de Ciudades Creativas de la Unesco fue creada en 2004 para promover la cooperación de los centros urbanos que han identificado la creatividad como factor estratégico para el desarrollo sostenible. Irina Bokova, directora general de la Unesco, anunció la designación de tres ciudades mexicanas entre las 47 urbes de 33 países diferentes que conforman la red. Junto con la capital del estado de Puebla, en el área de diseño, y San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en la categoría de artesanía y artes populares, Ensenada, Baja California, se ha convertido en una de las nuevas ciudades admitidas en una de las seis categorías de Ciudades Creativas, que además incluyen las artes digitales, el cine y la música.

Los miembros de Amar Abierto, Laboratorio de Innovación Cultural, grupo interdisciplinario encargado de impulsar la candidatura ensenadense, hablaron en exclusiva con la Agencia Informativa Conacyt para explicar la importancia y el proceso de este nombramiento para Baja California, destacando el papel del vino como catalizador del desarrollo sustentable.

vitivinicola cajas 161"Hace un año, en colaboración con la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y El Colegio de la Frontera Norte (Colef), creamos un taller llamado Identidad y Territorio, con el objetivo de buscar las vocaciones y áreas de oportunidad de Ensenada. Debatimos sobre las características del lugar e identificamos una vocación clave para la ciudad. Encontramos que con la gastronomía se unen diversas actividades y aspectos importantes para Ensenada: somos una ciudad portuaria, la pesca es vital, un destino importante para los cruceros del Pacífico, entonces el turismo es importante también, los restaurantes, los hoteles, igual entran los idiomas, la agricultura, muchas cosas", explicó Damián Valles, director creativo de Amar Abierto, quien además resaltó la necesidad de impulsar la industria gastronómica de forma sostenible e integral.

Pero fue un elemento gastronómico particular el que aseguró la candidatura de la región: el vino. Según la Secretaría de Turismo del gobierno del estado, la Ruta del Vino de Baja California incluye más de 65 vinícolas, de las cuales destacan los valles de Guadalupe, Calafia y San Antonio de las Minas, que son el corazón de la ruta, la cual se extiende también hacia el norte al Valle de las Palmas y hacia el sur a los valles de Santo Tomás, San Vicente y Ojos Negros. Los vinos que se producen en Baja California han ganado más de 400 premios internacionales desde 1986.

"Ahora tenemos que seguir trabajando mucho, aunado a lo que ya tenemos, porque todo lo que está pasando alrededor es fascinante: las fiestas, los eventos gastronómicos, los nuevos productores de mejillón, de langosta, la acuacultura, los agricultores de San Quintín, los productores de aceite; y en medio de todo está el vino, que detonó la experimentación gastronómica. Y una parte central es la ciencia también, la conservación de lo que llamamos el paisaje gastronómico, que tiene que ver con las dinámicas naturales de la región", añadió Valles.

Como ejemplo, el Valle de Guadalupe, al noreste de Ensenada, destaca por sus condiciones propicias para el cultivo de distintas variedades de uva: la proximidad del océano Pacífico, el terreno, que se caracteriza por los suelos arenosos, arcillosos y calcáreos, así como el clima mediterráneo, con temperaturas tibias en el día y frescas en las noches.

vitivinicola impetu 16 01En este sentido, Ileana Espejel, doctora en Ecología de la UABC, explicó que el Valle de Guadalupe es un paisaje gastronómico que debemos seguir estudiando para conservar. "Para que haya viñedos, hortalizas, olivos, se necesita que estos estén rodeados de laderas de montañas o cerros cubiertos de chaparral, donde se distribuyen especies vegetales leñosas, generalmente pequeñas y que la gente piensa que no sirven para nada, cuando en realidad protegen los cultivos y permiten que se filtre el agua. Entonces, proteger lo que comemos significa proteger esta región", explicó Espejel, quien además destacó que los chefs de Ensenada cada vez están más conscientes de conservar el equilibrio ecológico de la zona y buscan ingredientes producidos de manera sostenible.

Espejel, quien imparte la maestría en Manejo de ecosistemas en zonas áridas, añadió que conservar el paisaje mediante la planeación de uso del suelo y la sistematización de los procesos agrícolas es una forma de hacer visible las contribuciones científicas que los investigadores pueden aportar a los productores, sector que, en palabras de Hugo D’Acosta, enólogo y miembro del colectivo, es cada vez más numeroso.

"Ensenada está viviendo un momento increíble, pareciera caótico pero esto nos permite mucha libertad. Estamos en un momento de mucha experimentación, de aprendizaje continuo. En el vino somos cientos, a diferencia del tequila, por ejemplo, donde vas a encontrar tres grandes nombres que no permiten el crecimiento de los productores pequeños. Somos una red que comparte conocimiento, donde somos muchos que crecemos fuertes, no solo uno", concluyó D’Acosta.

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