¡Cuidado con las corrientes de retorno!
Por Amelia Gutiérrez
Manzanillo, Colima. 9 de marzo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Estudiantes y catedráticos de la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad de Colima (Ucol) diseñaron y construyeron dispositivos flotantes —boyas— con tecnología GPS para monitorear en tiempo real las corrientes de retorno presentes en playas de Manzanillo, un fenómeno que representa un riesgo potencial para los turistas.
El doctor en ciencias en oceanografía costera, Omar Darío Cervantes Rosas, responsable del proyecto, explicó que las corrientes de retorno se definen como un flujo rápido, cerca de la superficie, perpendicular a la costa con dirección mar adentro, que son el resultado del espacio entre el oleaje, la marea y el relieve.
Entre 2011 y mayo de 2015 en Manzanillo, medios informativos locales y regionales reportaron 27 decesos por ahogamiento en la zona de estudio, informó Cervantes Rosas, quien se ha basado en estos datos para desarrollar su investigación.
En el litoral de Colima, los alumnos de la Facultad de Ciencias Marinas (Facimar) de la Ucol realizan estudios en 27 playas de uso recreativo, dividido el litoral en norte, sur y bahías de Manzanillo y Santiago para ubicar e identificar este tipo de corrientes. Hasta la fecha en este proyecto han trabajado en la playa de Miramar, en la Bahía de Santiago y en la playa de Olas Altas para determinar la periodicidad de esas zonas de riesgo.
“Los datos que se recopilan son fundamentales para realizar campañas informativas que ayuden a prevenir los accidentes relacionados con las corrientes de retorno”, dijo el investigador.
“Vamos hacia una estrategia de gestión de riesgo, estamos primero registrando lo que nos puede permitir zonificar la playa a través de áreas de riesgo, de alto, medio y bajo y, posteriormente, por medio de la simulación hacer un sistema de pronóstico de las corrientes de retorno”, señaló Cervantes Rosas.
Playas sin riesgos
Al explicar la formación y funcionamiento de las corrientes de retorno, apuntó que las barras de arena sumergida disipan la energía del oleaje al inducir su rompimiento, “tenemos un sistema de circulación de corrientes paralelo a la costa que se alimenta de esta agua que suministran las olas y que corre en sentido contrario a la costa”, dijo el investigador, quien recordó que existe una tipología de corrientes de retorno.
Asimismo, informó que en la Bahía de Santiago, que es una de las zonas preferidas por los turistas en Manzanillo, han desarrollado tres rubros de trabajo; en primer lugar ubicarlas espacio-temporalmente, para conocer si la gente identifica las corrientes de retorno, cómo cambian de posición y cómo se mueven al interior de la corriente.
En lo que se refiere a los resultados, dio a conocer que entre agosto y septiembre de 2015 se mantenían ocho corrientes en la zona de estudio, lo que tiene que ver con la intensidad y la amplitud, ya que presentan corrientes entre 20 y 40 metros que cruzan la zona de rompientes, que es el área donde el oleaje se disipa por rompimiento.
Respecto a la percepción ciudadana, dijo que los usuarios de las playas consideran riesgo otros factores pero no las corrientes de retorno, ya que más de 60 por ciento de la población no identifica este fenómeno, por lo que están expuestos sobre todo en verano durante los meses de julio y agosto.
Facultad de Ciencias MarinasUniversidad de Colima
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