Fonoteca Nacional rescata los sonidos del pasado
Por Ricardo Capilla
Ciudad de México. 23 de agosto de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- La Fonoteca Nacional de México es la institución encargada de preservar y conservar los distintos documentos sonoros que conforman el acervo sonoro de nuestro país. Cilindros de cera, discos de vinilo, casetes y discos compactos, entre otros, forman parte de los más de 500 mil soportes sonoros inventariados, de los cuales 492 mil se encuentran resguardados en dos bóvedas con capacidad para más de un millón de documentos.
El proceso integral para la preservación de documentos sonoros se debe realizar a través de siete procedimientos: identificación, ingreso, diagnóstico, inventario, conservación, digitalización y catalogación, con el fin de que cada soporte reciba la atención necesaria de acuerdo con sus particularidades. El soporte es la pieza física en la cual se encuentran grabados los documentos sonoros.
“La finalidad última de preservar todo este material es ponerlo en acceso al público. No tiene sentido solo guardarlo, sino que la preservación implica también la difusión de estos materiales. Ponemos a disposición de las personas nuestra audioteca y estaciones itinerantes para que puedan venir y consultar todo el acervo que tenemos”, expresó Sergio Sandoval Camargo, director de Conservación y Documentación Sonora.
La primera grabación sonora de la historia fue hecha por el científico francés Édouard-Léon Scott en 1860, quien grabó la canción Au clair de la lune, mediante un fonoautógrafo de su invención. Este aparato transformaba las ondas de sonido en ondulaciones que eran dibujadas como una línea sobre papel o vidrio cubiertos de hollín. Fuente: La preservación digital sonora. |
La identificación de los documentos permite saber de la existencia de alguna pieza sonora, pero la falta de un inventario nacional que permita conocer la cantidad de documentos sonoros existentes y su estado de conservación, es uno de los principales retos para la preservación del patrimonio sonoro. Cuando se llega a encontrar un soporte sonoro, este debe ser diagnosticado, con el fin de que se le apliquen los tratamientos necesarios para su conservación.
El inventario permite registrar los diferentes soportes que conforman el acervo. Cada uno de los más de 500 mil objetos dentro de las bóvedas de la Fonoteca tiene un código de identificación único. Adicionalmente, se realiza una descripción general de sus datos básicos, es decir, título, colección, procedencia, tipo de soporte, entre otros.
La conservación tiene el objetivo de prolongar la vida útil de los documentos sonoros, y esto se logra a través de procesos que evitan la alteración de sus materiales y de su funcionamiento. Entre los niveles de atención que son dados al acervo, destacan tratamientos a los materiales que los componen (en su gran mayoría plásticos), manipulación, hasta el control de la temperatura y humedad.
Cintas, discos y vinilos
Como parte de sus labores, la fonoteca da tratamiento a los diversos soportes sonoros según las necesidades de cada formato, con la finalidad de prolongar su vida útil, pues el deterioro no se puede detener, solo ralentizar. Estos procedimientos se llevan a cabo en el edificio de preservación, construido según normas internacionales establecidas para el correcto resguardo de materiales sonoros.
Dentro de este edificio se encuentran dos bóvedas con celdas de cimentación de alrededor de un metro de altura para evitar que la humedad penetre en ellas, además de muros de concreto armado que aportan estabilidad y evitan cambios térmicos ocasionados por la diferencia de temperaturas y humedad con el exterior. En total, la Fonoteca tiene capacidad de guardar más de un millón de soportes.
El acervo de la Fonoteca Nacional está dividido en seis grandes grupos: cintas de mil 200 pies; cintas de carrete abierto de dos mil 500 pies; discos analógicos (pasta, corte directo, shellac y vinilo); discos compactos (CD), casetes y cintas de audio digital (DAT); formatos especiales (cilindros de cera y amberol, discos de gran formato y rollos de pianola); y archivos digitales.
Dentro de las bóvedas el clima es controlado para mantener una temperatura de 18 grados Celsius y una humedad relativa de 40 por ciento, con el fin de mantener adecuadamente los materiales de los que están fabricados los soportes. Mensualmente se trasladan alrededor de 10 mil documentos desde las bóvedas para realizar procesos de inventario, catalogación, análisis, digitalización y consulta por parte de los dueños de las colecciones.
“Estos soportes son como los seres humanos, con el paso del tiempo nos degradamos, y lo que estamos haciendo es prolongar su vida útil. Al final del día, tenerlos bajo las condiciones más adecuadas para su consulta y reproducción no quiere decir que estos materiales no se deterioren, y llegará un momento en que ya no podamos reproducirlos”, explicó.
Comúnmente los soportes de audio que han sido encontrados en sótanos y bodegas, así como muchos otros donados a la Fonoteca, presentan deterioro por causas físicas y químicas que afectan la naturaleza de los materiales con que están fabricados, en su mayoría plásticos. El polvo, hongos e hidrólisis —fenómeno que vuelve pegajosas las cintas magnéticas— son las principales causas por las que se deterioran.
En el área de tránsito, se realiza la revisión y limpieza de los diferentes soportes con ayuda de un microscopio, de tal forma que se pueda identificar daño invisible a simple vista. En el área de cuarentena, se almacenan las piezas nuevas que formarán parte del acervo y se les realiza un tratamiento de conservación curativa o uno de restauración, dependiendo de la gravedad del estado del soporte.
Con el paso del tiempo, las cintas van perdiendo lubricación, por lo que se les aplica un aceite inerte llamado Krytox, que se mantiene sin alteraciones durante 100 años, y al encontrarse en bajas y altas temperaturas no sufre cambios. Adicionalmente, se realiza una limpieza para remover el polvo u hongos.
El tocacintas y la vieja consola
Uno de los desafíos en las labores de conservación se relaciona con los equipos necesarios para reproducir los soportes sonoros. Para acceder a la información de una cinta, vinilo o disco compacto, es indispensable tener un dispositivo para reproducir el material.
El reto recae en que muchos de estos aparatos ya no son fabricados, y los que existen, no siempre se encuentran en las mejores condiciones para funcionar. La obsolescencia tecnológica ocasiona que la digitalización de los soportes sonoros sea urgente, pues se corre el riesgo de que nadie vuelva a escucharlos.
La grabación más antigua realizada en México data del año 1909, contiene un mensaje del presidente Porfirio Díaz dirigido a Thomas Alva Edison como agradecimiento por enviarle uno de los primeros fonógrafos producidos por el inventor estadounidense. El documento puede ser escuchado en la página de la Fonoteca Nacional. |
Mariela Salazar Hernández, jefa del Departamento de Conservación, explicó que hoy existe una gran preocupación por capturar el contenido de los soportes sonoros, pero para entenderlos más a fondo, también es importante estudiar el objeto, pues este se vuelve un reflejo de su época.
“El tipo de colores, la plástica, la composición y los materiales se vuelven información que muchas veces se puede llegar a perder si no se tiene este contexto. Hasta la forma en cómo se oían, por ejemplo, en reuniones escuchábamos de manera grupal, a diferencia de hoy en día que lo hacemos de manera individual. Era otra manera de apreciar la música”, dijo Mariela Salazar.
Sergio Sandoval explicó que aunque se tiene la capacidad tecnológica, no es posible poner en línea el material digitalizado de la fonoteca, ya que muchos de los materiales sonoros cuentan con derechos de autor que deben ser protegidos, pero además de la audioteca y las estaciones itinerantes, la Fonoteca Nacional cuenta con la Red Nacional de Fonotecas (RNF), conformada por alrededor de 100 fonotecas virtuales en instituciones educativas y culturales de la mayoría de los estados de México. En ellas se puede acceder a equipos que tienen instalado el acervo de archivos digitalizados.
Conservación en la era digital
“Uno piensa que cuando se tienen archivos digitales dentro de una computadora ya se asegura que podamos mantenerlos. Sin embargo, además de que los servidores en donde están alojados deben tener condiciones controladas de temperatura, humedad e iluminación, deben estar dentro de un sistema que permita hacer migraciones continuas”, explicó Mariela Salazar.
El principal reto de la conservación del acervo digital y de los nuevos documentos sonoros que formarán parte de él tiene que ver con la gran velocidad a la que el software y el hardware cambian, pues los documentos necesitan migrarse de un sistema a otro, lo que hace imprescindible la creación de sistemas de almacenamiento robustos con medidas de seguridad que protejan los archivos y estos no sean modificados o eliminados.
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