Carlos López Beltrán: recorridos científicos, poéticos y filosóficos
Por Marytere Narváez
Mérida, Yucatán. 28 de octubre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Desde 1992, Carlos López Beltrán forma parte del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIF UNAM), donde se especializa en la historia y la filosofía de las ciencias biológicas vinculadas con la herencia biológica, la genética y, recientemente, en conceptos como la raza y el mestizaje.
En el marco de su participación en el ciclo de conferencias Racismo en México, organizado por la licenciatura en antropología social de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) y la Red Temática Integra (Red de Investigación Interdisciplinaria sobre Identidades, Racismo y Xenofobia en América Latina) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el investigador describió para la Agencia Informativa Conacyt las inclinaciones que le han llevado a recorrer los siglos XVIII, XIX y XX entre diversas fronteras disciplinarias.
“Cuando era estudiante tuve que elegir entre ser investigador científico en el área de biología (en esa época me interesaba mucho la biología experimental y la biología molecular) y ser investigador humanista. Por un lado, me interesaba la filosofía y, por otro, la literatura, pues empecé a escribir en un momento y a participar en el mundo de las letras”, expresó.
López Beltrán, miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), resolvió este conflicto después de finalizar sus estudios en biología, inclinándose por un largo periodo hacia la comunicación de la ciencia, tratando de encontrar cómo el mensaje científico puede trasladarse en espacios diversos a través del lenguaje y de cierto tipo de cuidado en las formas de expresión escritas.
“Cuando decidí regresar a la academia, el sitio donde me encontré mejor acomodado fue en dos departamentos de historia y filosofía de la ciencia en Inglaterra. Ahí podía convivir con historiadores, filósofos de la ciencia y científicos, y me parecía que ese era el tipo de interacción que a mí me satisfacía, pues estar en contacto con los científicos siempre me parecía importante”, apuntó.
Tras realizar su investigación doctoral en la Universidad de Cambridge, López Beltrán se incorporó al Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, interactuando en espacios académicos interdisciplinarios con historiadores, sociólogos, antropólogos y filósofos.
Por otro lado, el investigador se dedicó a la poesía y a la literatura como traductor y ensayista en múltiples revistas literarias y culturales. “A veces no es fácil estar al tanto de las complejidades de varias disciplinas, pero prefiero hacer el esfuerzo y no tratar de encasillarme en una sola”, apuntó.
Reflexión en torno a la herencia biológica y la genética
El investigador describió, "en algún momento, me interesó tratar de entender cómo hay conceptos científicos que tienen importancia central en nuestra cultura y también en nuestras disciplinas científicas, que surgen en contextos específicos y con características específicas, en las que llegar a consolidar un concepto no solo depende de la información empírica, sino que está presente también una serie de elementos contextuales".
Desde muy joven, López Beltrán se interesó por el contexto de la herencia biológica, llevándolo a realizar una serie de investigaciones en torno a la manera en que, entre los siglos XVIII y XIX, el concepto se consolidó como un proceso físico que era responsable de las similitudes entre las generaciones no solo físicamente, sino también en temperamento, proclividades psicológicas y artísticas, entre otros aspectos.
“Esa consolidación, que se dio en muchos ámbitos y que cristalizó a mediados del siglo XIX, es simultánea con la consolidación de la noción de razas humanas y no es una simultaneidad accidental. En ese momento se consolida una forma de entender las causas de lo corporal, lo físico, lo moral y lo mental, muy ligadas a lo que hoy conocemos como lo genético”, apuntó.
En palabras del investigador, si comprendemos este desarrollo, podemos entender que ciertos aspectos de lo que se conoce como genética y herencia son incorporaciones sesgadas y culturales que pueden llegar a transformarse, pues no siempre han sido utilizadas para el bienestar social.
“El siglo XX tuvo una serie de historias trágicas ligadas a esta configuración cultural, política e ideológica con los programas eugenésicos aplicados con distinta dureza y en diversas regiones del mundo, entre ellas México. El caso más notable es el de la Alemania Nazi, y hoy todos reconocemos que la eliminación de los grupos humanos racializados fue una perversión de la investigación científica”, apuntó.
La teoría de la evolución como estructura de pensamiento y como forma de explicación fue uno de los intereses de Carlos López Beltrán, y en los últimos tiempos ha abordado la genómica racializada en la época contemporánea, escenario donde la distinción racial ha vuelto a aparecer con contundencia y fuerza.
Del lenguaje científico al poético, y viceversa
En el espacio cultural, López Beltrán ha observado los efectos que las formas de descripción científica pueden tener en el pensamiento sobre la vida cotidiana y sobre la literatura, así como el efecto que estos pueden generar en el conocimiento científico. “Un tema que he trabajado es cómo las ciencias, sus visiones, sus intuiciones y sus formas de proceder pueden fecundar en la labor poética, así como las relaciones de analogía que existen entre ambas”.
En sus palabras, las teorías, modelos y representaciones científicas exploran la complejidad del mundo tratando de atrapar puntos de resistencia y puntos de fuerza. A través de las restricciones que establecen dichos puntos, poco a poco se construyen imágenes de aspectos de la naturaleza cada vez más ceñidas, rigurosas y objetivas, de acuerdo con las estrategias para representar y constreñir las representaciones de cada disciplina.
“De alguna manera, el lenguaje poético que me interesó en una época tiene que poner a prueba formas de capturar cosas que son difíciles de capturar, ciertas representaciones de estados de ánimo, percepciones, intuiciones y sensaciones. Las abrasiones sutiles de un color cuando el sol le da de cierta manera, cómo se siente que la brisa te golpee de pronto, la vista de un paisaje o, de pronto, recordar algún momento de la infancia", expresó.
Para López Beltrán, el poeta trata de conectar cadenas de palabras con esas sensaciones y percepciones, de una manera en que atrape aspectos que, muchas veces, son muy evanescentes, y que establezca restricciones a la interpretación de lo que está diciendo para que el lector o él mismo pueda encontrar en la frase poética un acceso a esa emoción. "Ese es un tipo de labor similar al de la escritura científica”, expresó.
Analogías entre la materialidad de las palabras, las interacciones y los fenómenos como los representa la ciencia forman parte de sus intereses tanto académicos como literarios. “Me interesa mucho lo que hay detrás de las apariencias, lo que muchas veces los científicos están tratando de hacer, qué cadena de efectos está sumergida a la superficie de observaciones”.
Para el investigador, este tipo de inferencia hacia lo inobservable puede también enriquecer la forma de representar lo inobservable en la literatura, ya sea a través de confluencias o distorsiones. “Una frase muy común dice que la ciencia es parte de la cultura, pero lo que pienso es que la ciencia y la fenomenología científica pueden también incorporarse a la vida de algún modo, de forma que la literatura puede ayudar en eso”, finalizó.
Esta obra cuyo autor es Agencia Informativa Conacyt está bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.