Hilda Monraz, la pasión de vivir entre momentos del pasado
Por Pablo Miranda Ramírez
Guadalajara, Jalisco. 1 de marzo de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Visiblemente cansada, entre viejos libros y residuos del café de la noche anterior, Hilda Monraz Delgado se alista para viajar otra vez en el tiempo y lleva consigo lo necesario: gadgets para escribir y fotografiar, credenciales para acceder a los archivos estatales, guantes y cubrebocas para evitar los hongos en antiguas páginas amarillentas y el recuerdo de Miss Bell, un personaje que se volvió parte de su vida y que con su investigación busca descubrir para dar a conocer el legado de una mujer fuerte.
Día a día, Hilda, historiadora originaria de Guadalajara, descubre un poco más de Amelia Bell (Ciudad de México, 1907, Guadalajara 2008), Miss Bell, una maestra de danza que nació hace poco más de un siglo y que se convirtió en el objeto de estudio de su tesis, con el que busca obtener el grado de doctora en ciencias sociales por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Occidente.
Para ello, esta joven científica social, quien cuenta con una maestría en estudios de género por El Colegio de México, tuvo que indagar en la escena dancística tapatía de mediados del siglo pasado, y entre entrevistas de exalumnas y familiares lejanos descubrió que Miss Bell fue un referente para el baile siempre, incluso cuando cumplió sus 90 años bailando ante una multitud.
Conocedora también de temas feministas, Hilda Monraz se apasiona cuando habla del pasado y de Miss Bell, y no duda en viajar a otros estados (e incluso países) para obtener información valiosa y comprender los registros de épocas antiguas, todo ello con el fin de generar conocimiento para, como ella lo señala, ser más críticos con el futuro.
“A mí me parece muy importante que se difunda más la historia, porque si nosotros comprendiéramos bien nuestro pasado, si entendiéramos lo que ha acontecido en otros tiempos, entenderíamos bien nuestro presente y seríamos más críticos con el futuro”.
Además, esta maestra e investigadora no duda en acercarse a las hemerotecas de los periódicos tapatíos para nutrirse de más conocimiento.
Su método, señala, puede ser comparable con las actividades que realizan los periodistas, al indagar y profundizar en temas que la sociedad pueda desmembrar para conocer, en este caso, sobre personajes del pasado y así comprender el contexto de las épocas.
“Fue diferente, primero rastrear fuentes de la época de todo tipo: hemerográficas, que son básicas para entender la vida cotidiana (...) Después lo institucional, hay varios tipos de fuentes que manejamos como historiadores, como los archivos, como el Archivo Histórico del Estado, por ejemplo”, señala esta estudiante de posgrado, quien cuenta con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Gracias a las redes sociales, la historiadora también ha podido hacerse de fuentes confiables al rastrear testimonios de usuarios que enriquecen las investigaciones que realiza, lo que ha derivado en entrevistas para construir lo más parecido a la realidad que ocurrió en el pasado.
El legado de una mujer fuerte
Disciplinada, justa y fuerte, así es como la maestra Hilda describe a Amelia Bell, mejor conocida como Miss Bell, una mujer de ascendencia inglesa que vivió en Guadalajara a mediados del siglo pasado y sobre la cual gira la investigación que realiza para su tesis doctoral.
Maestra de danza (casi sin querer) e hija del espectáculo circense, Miss Bell se volvió una referencia de la cultura dancística tapatía al convertirse en la mentora de una generación de alumnas que aún la recuerdan con respeto, asegura Hilda luego de entrevistar a personas que tomaron clases con ella.
Ante la relevancia de Miss Bell en Guadalajara, e influenciada por la doctora María Teresa Fernández, su directora de tesis, esta historiadora eligió a la bailarina como objeto de estudio para su investigación doctoral, por lo que ya trabaja en la redacción de los capítulos de lo que será una tesis biográfica, luego de meses de entrevistas y viajes a los archivos y hemerotecas para conocer más sobre ella.
Miss Bell, recalca la historiadora, es un personaje sorprendente, pues en la década de 1930 recibió instrucción militarizada durante el México posrevolucionario, fue maestra de educación física, e incluso el gobierno de Jalisco la premió con un galardón solo para jaliscienses.
Vocación en los ayeres
Para sus investigaciones, Hilda Monraz dedica la mayor parte de su tiempo, dejando de lado incluso su vida personal; no obstante, esto no es un impedimento para continuar con su trabajo, ya que menciona que está segura de que su vocación es indagar la historia y desde el inicio de su carrera se enamoró de su campo de estudio.
“La primera vez que fui a un archivo fue en tercer semestre de la licenciatura; si tenía duda de haber elegido historia, en el momento en que empecé a ir al archivo se acabaron las dudas. Si por mí fuera, me la pasaría entre archivos, mi relación con los documentos es orgásmica, para mí no hay placer más grande académicamente que estar viendo, leyendo y conviviendo con papeles viejos porque no siempre es el papel, es lo que hay detrás de ello”.
Los ojos de la historiadora denotan cansancio, pero se avivan cuando recuerda todas las antiguas cartas y fotografías que ha leído y visto. Menciona que su cabeza se llena de preguntas al observar esos objetos: ¿quién lo escribió?, ¿cómo lo escribieron?, ¿quién firmó el documento? Y eso influye en sus gustos cotidianos, ya que se desencanta por aquellos productos que aparentan ser de otras épocas.
También confiesa que como parte de su labor ha tenido que experimentar otros oficios para entender a los personajes investigados, por ejemplo, para conocer a Miss Bell acudió a academias de baile a tomar clases y así comprender más a la bailarina.
Sin embargo, nada de esto representa una molestia para Hilda. Cuando se le cuestiona si volvería a elegir la historia como campo de estudio, afirma sin dudar que hizo la elección correcta: “Es algo que me apasiona muchísimo, es algo que no cambiaría por nada; desearía cambiar muchas cosas de mi vida, pero la historia no”.
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