Violencia y feminicidio en el Estado de México
En el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS, se desarrolla un proyecto de investigación denominado Violencia y Feminicidio en el Estado de México, a cargo de Manuel Amador Velázquez y Héctor Domínguez Ruvalcaba, profesor de preparatoria e investigador de la Universidad de Texas en Austin, respectivamente. “De acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, el estado de México registró 1,003 asesinatos de mujeres entre 2005 y 2011, un número mayor al reportado en el municipio de Ciudad Juárez en el mismo lapso”. Con estos datos inicia el trabajo que se realiza en el CIESAS sobre la situación de violencia que se vive en Ecatepec, específicamente en la comunidad de las colonias que componen la región conocida como La Cañada.
El sociólogo Manuel Amador Velázquez trabaja en la Escuela Preparatoria 128, ubicada en la colonia Hank González, en Ecatepec. Allí, a través del curso Métodos y Pensamiento Crítico, recoge testimonios, unos narrados en forma directa desde la perspectiva de la comunidad afectada y otros escenificados como parte del trabajo escolar. Así, los investigadores pueden estudiar la violencia en la vida íntima de las personas, las formas y los porqués de la víctima y el victimario.
“El objetivo de este trabajo es revelar, desde la Academia, una realidad que está latente, de la cual poco se ha hablado y mucho se ha omitido. Es sacar a la luz pública la verdad sobre la marginación que hay en Ecatepec, situación que se cruza con la cultura machista, con el comercio informal y con la irresponsabilidad del gobierno”, informa Amador Velázquez. Ecatepec es una sociedad conformada en los últimos treinta años; es producto de las poblaciones rurales que migraron de los estados de Veracruz, Puebla, Oaxaca e Hidalgo, a consecuencia del proceso de desmantelamiento de la Reforma Agraria iniciada en los años ochentas. Son personas que se han vuelto invisibles por su situación de marginación.
“La violencia que se genera en esta zona se ha producido desde nuestro sistema político y económico, por lo tanto, todos somos responsables de ella”, enfatiza Héctor Domínguez Ruvalcaba, Doctor en Literatura Hispánica, por la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos. “Cuando hablamos de feminicidio, continúa el investigador, lo asociamos con la frontera norte y creemos que las condiciones de esa zona son las que produjeron la violencia hacia la mujer. Hay una confusión.
Este trabajo revela que existen elementos comunes entre Ciudad Juárez y Ecatepec, son sociedades conformadas por migrantes marginados que basan su economía en el mercado informal o en la actividad ilícita. Esta condición desarrolla un machismo mucho más agresivo que el patriarcado tradicional porque, en lugar de proteger, destruye. Hay una pasión por hacer daño; este poder masculino criminal mantiene un cerco misógino contra las mujeres”. La economía informal está constituida por taxistas irregulares y vendedores ambulantes; la ilícita está conformada por personas dedicadas a la piratería, narcomenudeo, trata de personas y sicariato. Basados en trabajos de otros investigadores (Nelson Arteaga y Jimena Valdés), clasifican los feminicidios en cinco tipos: por posesión, pasional, intrafamiliar, explotación sexual, y homicidios relacionados con robo y secuestro. La violencia hacia la mujer se da tanto en el ámbito privado de las relaciones intrafamiliares y de pareja como en el espacio de la calle.
“Al interior de la familia, la violencia se articula como un encadenamiento de dominaciones donde encontramos al hombre victimizado por un sistema socioeconómico que lo mantiene en condiciones de marginalidad, quien a su vez violenta a la mujer y ésta por su parte abusa de sus hijos”, asegura Amador Velázquez.
“Además, esta zona tiene un grave problema de trata de blancas y un serio conflicto por falta de vigilancia. Las mafias son las que ejercen el poder”, agrega el doctor Domínguez Ruvalcaba. El victimario es un hombre que no cuenta con un empleo fijo, ha migrado, tiene un salario precario, y, además, tiene que cumplir con su rol de macho. Es un macho que se forma en un contexto social, económico y político marginado, informa Manuel Amador, Maestro en Derechos Humanos y Democracia, por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, con especialidad en grupos que están situación de vulnerabilidad. “Es importante agregar que muchos gobiernos invierten en la instalación de oficinas y en la creación de burocracia, pero ese dinero no baja al mundo real, a la gente.
La solución no está en la asignación de presupuestos y la creación de burocracias, sino en el ejercicio de programas que lleguen estrictamente a las comunidades afectadas”, concluye el doctor Héctor Domínguez, profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos, en la Universidad de Texas, en Austin. Este trabajo cuenta con mayor información en el volumen Diálogos Interdisciplinarios sobre Violencia Sexual, editado bajo el auspicio del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y la Universidad de Texas (tres campus apoyaron este trabajo: Texas, Eón y LLILAS), publicado en 2012. Allí se reúne la aportación de catorce autores y autoras quienes exponen los hallazgos más relevantes en torno al feminismo, los estudios de género y la violencia sexual. La violencia es, tal vez, el problema central del mundo contemporáneo. El reto para las ciencias sociales es el estudio de esta violencia y sus causas, y, en la medida de lo posible, encontrar explicaciones para descubrir soluciones que nos la hagan más comprensible. El Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS, es uno de los 27 centros públicos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Conacyt. http://www.ciesas.edu.mx/