Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora: 33 años de excelencia en historia y ciencias sociales
Por Susana Paz
México, DF. 4 de diciembre de 2014 (Agencia Informativa Conacyt).- Fundado sobre la base de una biblioteca y con sede en la casa que perteneció al político y reformista Valentín Gómez Farías en la Ciudad de México, el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora no puede tener mejor antecedente y contexto a 33 años de su creación. Para su director general, Luis Antonio Jáuregui Frías, “se trata de un proyecto en constante construcción y cambios de una comunidad de investigadores, operativos y alumnos que se encuentran en movimiento”.
El instituto abarca dos grandes disciplinas: historia y ciencias sociales. “Tradicionalmente se le observa como un centro que genera conocimiento histórico. Lo cual es correcto pero también, y esto ha sido una de mis tareas durante los últimos años, ha buscado adentrarse al problema del análisis presente de México, con la vertiente histórica detrás. Esto lo hace un centro muy especial porque no solo analiza el pasado por un lado y el presente por otro, sino que hemos buscado integrar ambas disciplinas, para que aquellas que analizan el problema actual y coyuntural, tengan una base histórica”, afirmó el doctor Jáuregui.
Justamente el cambio más notable en los últimos tiempos es el de ser una institución enfocada en los estudios históricos a una que abarca con mayor fuerza las disciplinas sociales. Para la investigadora Diana Guillén, quien tiene 30 años de trayectoria en la instancia, una de las mayores aportaciones del instituto es que, desde el área de la historia, “ha contribuido a conocer ese transitar de nuestro país a lo largo del tiempo, no solo para conocerlo mejor, sino para responder a las demandas del presente. En términos de respuestas inmediatas, están las disciplinas sociales; la combinación de ambas, nos hace un instituto muy particular”.
Pero además, el papel que ocupa el Instituto Mora dentro del sector de ciencia básica de México, “tiene que ver con la generación de nuevo conocimiento. Tenemos posgrados de excelencia y una tarea muy fuerte en la formación de recursos humanos de alto nivel”, afirmó el profesor investigador Ernest Sánchez Santiró.
Entre la historia y las ciencias sociales
El Instituto Mora tiene una plantilla de 58 investigadores. El 69 por ciento de ellos son miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). La oferta académica la constituyen cuatro maestrías, un doctorado en Historia Moderna y Contemporánea y una licenciatura en Historia. Todos forman parte del Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
El ciclo completo lo tienen en historia, “hemos buscado generar nuestra propia cantera de investigadores. Abrimos en 2007 la licenciatura en Historia para formarlos desde muy jóvenes. Buscamos estudiantes con intereses en difusión de la historia, el cuidado del patrimonio histórico de México y la docencia”, explicó el doctor Jáuregui.
Las líneas de investigación científica que se trabajan en el Instituto Mora son: Historia urbana y regional, Historia y estudios internacionales, Historia oral, Historia política, Historia social y cultural, Historia económica, Sociología política y económica, y Cooperación internacional y desarrollo. En el campo histórico abarcan México, América Latina, el Caribe, Estados Unidos y las relaciones con otros países. Los periodos que se estudian son del siglo XVI hasta la actualidad; lo que no se aborda es el mundo prehispánico, según afirmó la directora de investigación del instituto, Cristina Sacristán.
Las tendencias más recientes de investigación tienen que ver con historia cultural, en donde abordan historia del libro, de la lectura y la edición. En el caso de historia política, hay un grupo que trabaja historia electoral en México y en el campo sociológico el tema de los movimientos sociales, ambos son de cierto impacto por su relevancia política en la actualidad, comentó la doctora Sacristán. En el área de la cooperación internacional y para cumplir los Objetivos del Milenio, tienen todo un sector de investigadores que trabajan en esa línea.
“La historia ha sido el área distintiva del instituto, cuando llegué me propuse generar un proyecto que a la vez de utilizar la parte histórica, generara un conocimiento de impacto social de corto plazo sobre la sociedad mexicana. En ese sentido, toda mi gestión es para que el área de ciencias sociales, incluida la de cooperación, adquirieran un mayor peso específico”, afirmó el director general, Luis Jáuregui.
A su juicio, el proyecto emblemático de su gestión es el que integra las disciplinas no históricas denominado Programa de Cooperación, Desarrollo y Políticas Públicas, que “tiene ya todo un prestigio, me atrevería a decir, a la par del área de historia. Ahora sí podemos decir que es realmente un instituto de dos grandes áreas de conocimiento: historia y ciencias sociales”, consideró.
Este programa tiene su propio Observatorio de Cooperación Internacional, que mediante asesorías, consultorías, cursos y capacitación de parte de sus investigadores, está orientado a atender la problemática actual que enfrenta la sociedad mexicana y a fortalecer las capacidades de inserción de los investigadores en redes de conocimiento.
Entre pupilos te veas
El papel que ocupa el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora dentro del sector de ciencia básica, tiene que ver con la generación de nuevo conocimiento. Para el investigador Ernest Sánchez, quien lleva 12 años de trayectoria en el instituto, “se tiene una tarea muy fuerte en la formación de recursos de alto nivel; nuestros estudiantes reciben una formación muy intensa y especializada”.
En este 2014 ingresaron 152 alumnos en todos sus programas. Hasta el presente año, el total de egresados es de 670 en todas sus áreas., según cifras del instituto.
Gaia Alejandra Troncoso, 27 años. Maestría en Estudios Regionales (Egresada de la Universidad Autónoma de Morelos). “Al revisar el índice de posgrados, vi su programa y me di cuenta que eran justo las materias que me interesaba perfeccionar”. Héctor Noé Hernández, 27 años. Maestría en Estudios Regionales (Egresada de la UACM). “Escogí este instituto por su calidad. Porque es un centro de investigación Conacyt y porque muchos de mis profesores egresaron de aquí”.
Jhonatan Gómora, 27 años. Maestría en Estudios Regionales (Egresado de la UNAM). “Porque me permite utilizar mis conocimientos de geógrafo y especializarme más. Me llamó la atención un instituto que se especializa en estudios históricos y que de repente tuviera esta maestría focalizada a temas contemporáneos con problemáticas actuales”.
Laila Estefan Fuentes, 23 años. Maestría Estudios Regionales (Egresada de la UNAM). “Tiene un excelente nivel académico y ofrece un ámbito interdisciplinario. Me ha abierto perspectivas que no había considerado antes”.
Una biblioteca y “hombres necios”
“Nos enorgullece hablar de esto porque, a diferencia de otros centros, la creadora del instituto como tal es una biblioteca. En 1976 se adquirió una colección de un personaje poblano llamado José Ignacio Conde y Díaz-Rubín, quien reunió durante 34 años un acervo muy rico en documentos históricos”, afirmó German Eloy Mejía Estrada, subdirector de la biblioteca Ernesto de la Torre Villar.
De esa adquisición surgió la asociación denominada Bibliotecas Mexicanas A.C., que fue creada en 1976 para albergar un acervo especializado en historia de México. Al disolverse, su fondo contribuyó a la creación de la biblioteca del instituto. Durante muchos años, fue la mejor biblioteca de historia de México del siglo XIX, no solo de obras escritas contemporáneamente, sino en su fondo antiguo, con grandes materiales de ese siglo que permitían hacer trabajos históricos, afirmó la investigadora Verónica Zárate Toscano.
Actualmente cuenta con alrededor de 180 mil volúmenes entre casi 100 mil títulos, está dividida en 54 colecciones de acuerdo a su soporte, características de guardado y tipo de material. Algunas de las más importantes son el Fondo Antiguo, Archivo de la Palabra y Microformatos.
El Fondo Antiguo está constituido por alrededor de 10 mil obras publicadas entre el siglo XVI y principios del XX. La obra más antigua data de 1504 y el fondo abarca hasta obras publicadas en 1915 . Si se hace una visita, se puede tener entre las manos el manuscrito original de los poemarios de Sor Juana Inés de la Cruz, de 1701, encuadernado en alto relieve. Si se hojea, se podrá comenzar a leer alguna de sus décimas en un documento original de hace más de 300 años.
Las obras de este fondo se encuentran en impecable estado de conservación, debido a que la instancia cuenta con un taller de encuadernación y restauración profesional. “A diferencia de otras instituciones que tienen que solicitar estos servicios externos, aquí hacemos este trabajo en el taller que está ubicado en la sede de Búfalo”, puntualizó el subdirector.
Los requisitos de consulta para este fondo, y en sí para todas las colecciones, son muy sencillos y nada restrictivos. No obstante, en el caso del Fondo Antiguo, se está llevando a cabo un proceso de digitalización para preservar aún más este patrimonio. Tienen alrededor de 600 obras digitalizadas, 400 ya disponibles a través del catálogo al público; su proyecto es digitalizar la totalidad.
Publicaciones y cátedras
De 1985 a la fecha más de 800 títulos, agrupados en 29 colecciones, componen el sello editorial de la casa. En promedio emiten al año entre 25 y 30 libros, además de las coediciones. Hay dos grandes colecciones que son las más representativas de la institución, explicó la investigadora Cristina Sacristán: una es la de Historia y la otra la de Contemporánea.
Otras cuatro colecciones pensadas en lo que se hace internamente son: Testimonios, orientada a la historia oral; Universitarios, dirigida a profesores de enseñanza media superior y estudiantes universitarios, con fines didácticos; Itinerarios, que publica traducciones de autores de gran relevancia para la historia y las ciencias sociales que representen un aporte innovador; y Magistrales, pensada para difundir las conferencias que se realizan en el instituto en el marco de las tres cátedras que tienen: Marcel Bataillon, Elisée Reclus y Sergio Warke de Holanda.
Las cátedras son eventos abiertos al público. LaMarcel Bataillon está enfocada a la historiografía francesa; Elisée Reclus es una cátedra de geografía ligada al ambiente francés; y la más reciente que inició el año pasado, es la de Sergio Warke de Holanda, enfocada a las ciencias sociales.
Publican además dos revistas científicas: Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales y América Latina en la Historia Económica; además de una de divulgación: Bicentenario. El ayer y hoy de México.
Un acervo importante que ha sido digitalizado es el que concentra el Laboratorio Audiovisual de Investigación Social que en 2013 cumplió 10 años y que se ha propuesto hacer investigación con imágenes de cara a la historia y a las ciencias sociales.
Despertar la curiosidad
Luis Antonio Jáuregui Frías es doctor en Historia por el Colegio de México y desde 2005 está al frente del instituto. Lo más importante de esta experiencia, aseguró, es trabajar con una comunidad y “que la comunidad trabaje contigo, eso te enseña a conocerte y entenderte a ti mismo; esa es la principal aportación que he recibido en mi trayectoria como director”.
Para el doctor Jáuregui, en el futuro, el Instituto Mora buscará tener más impacto en la decisión de políticas públicas. “Queremos tener mayor vinculación con el gobierno, con organismos internacionales, con otros centros y universidades, de manera que formemos parte de un gran conjunto de generadores de conocimiento, una sociedad de conocimiento que pueda ser útil para la sociedad mexicana en general”, expresó.
En cuanto a la oferta académica, un proyecto a futuro es crear un doctorado en ciencias sociales que sea la culminación de las tres especialidades que ya ofrecen: Sociología Política, Estudios Regionales y Cooperación Internacional. Para septiembre de 2015 planean abrir una especialidad en testimonios orales y estudios de la imagen.
Otro proyecto importante es el de abrir una oferta de educación a distancia que responda a las necesidades y retos de movilidad en la ciudad, que tendría la validez y calidad de un posgrado presencial; “esa es nuestra visión, la de ampliar nuestra oferta docente del instituto”, aseveró el director. No obstante, afirmó que no se trata solo de ofrecer programas, becas, ni educación a distancia, sino de “brindar conocimiento nuevo, abrir la curiosidad, eso es lo más importante de un educador, ahí está todo, lo que un educador hace primero y fundamentalmente, es despertar la curiosidad de un alumno”, expresó.
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