Investigación social para mejorar la seguridad pública
Por Ana Luisa Guerrero
México, DF. 1 de octubre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- La violencia e inseguridad no se combaten únicamente con armas y presencia policial, su solución dependerá de atender las causas que las provocan. Bajo esta premisa, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) creó el Observatorio de Seguridad Ciudadana y Cohesión Social, una plataforma de análisis enfocada a identificar esa problemática desde la perspectiva ciudadana y con investigación social.
De acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, Morelos fue la entidad con el mayor índice de inseguridad en 2014, al ubicarse entre los primeros tres lugares a nivel nacional en los delitos de secuestro, violación, robo con violencia y extorsión.
Con recursos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) destinados a proyectos de desarrollo científico para atender problemas nacionales, el Observatorio no solo registra los datos delictivos, sino que analiza la percepción de inseguridad a partir del territorio e identifica las causas sociales, a fin de diseñar políticas y programas que mejoren la calidad de vida de la población.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Alfonso Valenzuela Aguilera, responsable del Observatorio de Seguridad Ciudadana y Cohesión Social, explica que su innovación se centra en que la plataforma tiene una base ciudadana, universitaria y académica que evalúa el impacto de la inseguridad en la población de Cuernavaca y los municipios que integran su zona conurbada.
Este observatorio parte del fundamento de que, más allá de contener la delincuencia y mejorar los sistemas de control policial, es primordial fortalecer el tejido social mediante la intervención estratégica del espacio público con programas de mejoramiento urbano, equipamientos y desarrollo social efectivo.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué es el Observatorio de Seguridad Ciudadana y Cohesión Social?
Alfonso Valenzuela Aguilera (AVA): Es una plataforma académica y ciudadana que realiza el análisis de la inseguridad en la zona conurbada y metropolitana de Cuernavaca, Morelos. No solo nos enfocamos en información delictiva e información socioeconómica sino que hacemos una serie de propuestas tanto espaciales como sociales. Por ejemplo, detectamos las zonas que son más o menos susceptibles a la delincuencia (con base en encuestas que generamos y aplicamos) y observamos si en ellas hay iluminación, espacios públicos, paseos, jardines o espacios esculturales, para que la seguridad ciudadana se convierta en garante tanto del uso del espacio público como de la aplicación de los ordenamientos urbanos y ambientales.
Ante la ola de violencia que se desató en Cuernavaca en el sexenio pasado, que se incrementó con la captura de importante narcotraficante en 2010 originando una guerra de cárteles por el control del territorio, el gobierno del estado de Morelos realizó esfuerzos sistemáticos por mantener el control a través de un modelo policial centralizado que se apoya en un sistema de videovigilancia que incluye ocho mil cámaras conectadas a un centro de inteligencia. No obstante, la percepción ciudadana sobre la inseguridad sigue afectada por los altos índices de secuestros y extorsiones.
De ahí surge el Observatorio de Seguridad Ciudadana y Cohesión Social para territorializar la problemática.
AIC: ¿De dónde surge esta iniciativa?
AVA: Nuestra propuesta surge de un proyecto financiado por el Conacyt y la Universidad Autónoma de Morelos hace siete años. Desde inicios de 2015 hemos venido trabajando el Observatorio al generar una plataforma que estará monitoreando y analizando la situación de violencia e inseguridad, para analizar cómo va evolucionando. Esta iniciativa tiene componentes de innovación social en virtud de que integra un análisis multivariado de la información, georreferenciación de indicadores, así como una vinculación de campo con intervenciones sociales como son los talleres.
AIC: ¿Cuál es la forma en que trabajan?
AVA: Funciona como una plataforma ciudadana de monitoreo paralelo de las políticas de seguridad implementadas por el estado para proporcionar información estratégica y nuevos enfoques de la seguridad.
Tenemos contacto y vínculos con la Comisión Estatal de Seguridad, con la Policía de Mando Único y con los gobiernos municipales, que son los que nos dan información a partir de la cual hacemos un monitoreo de los actos delictivos y realizamos un análisis.
A partir de un análisis estadístico multivariado se detecta la manera en que se distribuyen los valores de inseguridad y si hay tendencias espaciales en los datos, a fin de georreferenciarlos en los mapas delictivos.
Como parte de nuestra metodología aplicamos encuestas, por ejemplo hace cinco años hicimos una consulta en la zona metropolitana y ahora pensamos hacer una segunda ronda para ver cómo ha cambiado la percepción en este tiempo.
A partir de esa información organizamos talleres y cursos de cohesión que permitan fortalecer el tejido social y la percepción de seguridad, a través de Redes de Confianza dirigidas a adolescentes de secundarias, preparatorias o bachilleratos técnicos. En una de esas dinámicas implementamos un programa muy definido para proteger los modelos masculinos exaltando figuras positivas para mejorar el autoestima, controlar el manejo de emociones y promover la cohesión de grupo.
Tenemos un vínculo directo con el gobierno del estado para evaluar las políticas sociales, sugerir cambios en algunos programas y para plantear lineamientos en los presupuestos anuales.
Una parte importante en la definición de los problemas es entenderlos, pues si las autoridades están invirtiendo recursos que no tienen los resultados necesarios, nuestra labor sigue siendo —mediante el análisis y la investigación— determinar los factores cruciales y prioritarios que hay que atender primero.
AIC: ¿Cuál es la importancia de la participación de la academia para resolver estas problemáticas?
AVA: La participación de la academia en estos temas es fundamental porque responde con fuerza a los temas que no están dejando muy buenos resultados y eso lo hemos visto en países como Chile y Colombia, porque han empezado a utilizar otras herramientas. Un primer paso es invertir en la educación y tener indicadores a través de los cuales se vea si hay mejoría.
Es una plataforma en la que invitamos a colaborar a organizaciones que tienen su trayectoria propia, por ejemplo hay personas que se enfocan en salud y sexualidad dirigida a adolescentes, tratando de que los talleres se concentren en ciertos puntos para que tengan un impacto mayor. Hay grupos e instituciones que hacen cosas interesantes y nosotros nos vinculamos con ellos, como el Instituto Nacional de Salud Pública, el Programa Nacional de Prevención del Delito, la Organización de Estados Americanos, la Red Ciudades, la Fundación Paz Ciudadana, así como distintas organizaciones no gubernamentales y observatorios de seguridad nacionales e internacionales.
Es importante la participación de la academia porque tenemos, a partir de la universidad, recursos que difícilmente tienen otras instituciones, como expertos en varios temas, y la posibilidad de conjuntar esfuerzos de distintas áreas.
AIC: ¿El Observatorio de Seguridad Ciudadana y Cohesión Social toma experiencias de otros proyectos?
AVA: Por supuesto. Esfuerzos de este tipo se han aplicado en diversas ciudades. En México se ha realizado algo parecido en Ciudad Juárez, y seguimos de cerca lo realizado en Bogotá y Medellín, en Colombia, que hicieron acciones similares. En Medellín se implementaron parques-bibliotecas en las zonas periféricas que ayudaron a revitalizar la zona, a integrar a la gente de barrios marginales y alejarla de actividades delictivas; a través de actividades de reunión se hacen distintas actividades enfocadas al arte, la literatura, el teatro y la música.
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