La ciencia detrás de las caricaturas
Arnold: Nuestra hipótesis científica era tratar de determinar el efecto de un ambiente ecológico controlado sobre dos científicos que vivieran y trabajaran juntos durante 24 horas. Lo llamé El Bioexperimento.
Helga: El caso era no pelear durante las 24 horas que estuviéramos en el invernadero.
Del libro La física del Coyote y el Correcaminos, tomado a su vez de la serie ¡Oye, Arnold!
Por Carmen Báez Campos
Ciudad de México. 16 de marzo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Si bien diversos estudios científicos han confirmado que las caricaturas influyen en el comportamiento de los niños, cómo estas han participado en fenómenos científicos es el tema que el investigador y divulgador Luis Javier Plata Rosas explica en La física del Coyote y el Correcaminos, su más reciente obra.
El libro, publicado a principios de este año por la Editorial Planeta, surge como una inquietud de su autor, quien durante su infancia y como fanático de los dibujos animados leyó un texto que prometía abordar el tema de las caricaturas. Para su decepción, el texto incluía única y exclusivamente los efectos negativos de la televisión en niños.
"Cuando de niño iba a la biblioteca porque me interesaba leer libros sobre caricaturas, siempre me tocó, no recuerdo alguna excepción, que los libros hablaran para ponerlas como lo peor: 'No debes ver caricaturas, van a echar a perder tu cerebro porque son negativas, pura violencia, no vas a aprender nada con ellas'", recordó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Sin descuidar estos antecedentes, La física del Coyote y el Correcaminos brinda una visión equilibrada entre los efectos negativos y positivos de las caricaturas; aunque su esencia es la ciencia que hay detrás de los dibujos animados, y cómo estas han sido objeto de estudio en diversas investigaciones.
"Los animadores se han inspirado por las cosas que leen, las revistas científicas, descubrimientos, etcétera, y las hacen formar parte de una caricatura, pero por otro lado hay una inspiración de las caricaturas hacia los científicos", comentó Javier Plata Rosas, quien es doctor en ciencias en oceanografía costera por la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y profesor de tiempo completo de la Universidad de Guadalajara.
Por ejemplo, al inicio de la obra el autor menciona por qué el nombre de un hongo descubierto hace unos años en Malasia está inspirado en la especie marina que "vive en una piña debajo del mar": Bob Esponja.
"Si algún biólogo, científico o químico ve una caricatura que le gusta, probablemente le ayudará a explicar algún principio, efecto o algo que le interesa, y efectivamente me sorprende que hay muchos casos en los cuales así ocurrió. Creo que los maestros desaprovechamos esas oportunidades del público cautivo que conoce las caricaturas. A través de estos personajes y situaciones a las que se enfrentan en la animación pueden tomarse y explicarse. Dan pie a que no sea algo tedioso o aburrido. Por ejemplo, He-Man explica cómo se fabrica el vidrio a partir de la arena", agregó.
En solo tres capítulos y numerosas secciones, el también autor de libros como Mitos del siglo XXI: Charlatanes, gurús y pseudociencia y El teorema del patito feo, aborda los efectos que tienen los dibujos animados en las actitudes, creencias y comportamientos en niños, de acuerdo con numerosos estudios psicológicos y científicos.
De acuerdo con investigadores de la Universidad de Wisconsin, la serie animada en la que aparece el personaje de Porky podría ser benéfica en las terapias para niños con trastornos del habla.
"En una parte del libro en el que se toca el tema de las terapias de trastornos del habla, en las que los niños están estresados porque no saben qué les harán, pero si comienzan con una caricatura, que para ellos es algo muy amigable, se podría avanzar mucho en ese sentido, ellos se sentirán a gusto", explicó.
Para la realización de este libro el autor leyó diversos artículos científicos. Además, recibió apoyo de sus dos hijos, quienes ilustraron a su padre sobre las series animadas más recientes.
"El proceso de elaboración de este libro fue muy divertido. Muchas caricaturas que había olvidado tuve que verlas otra vez en YouTube. Me fui a leer artículos científicos y servir de puente para explicar los fundamentos de algunas disciplinas y lo que llamó la atención en estas caricaturas. Para mí fue un gran descubrimiento. En la parte final del libro vienen citas que ejemplifican la ciencia en las caricaturas y cómo temas científicos se describen de una manera muy cercana a la realidad. Esto también lo podrían rescatar maestros de primaria y secundaria", continuó.
Aunque la obra, descrita por su autor como lúdica y amena, está pensada para todo tipo de público, es viable para niños de secundaria en adelante.
"Es un libro pensado para que se disfrute, para que se lo lleven a la playa, en un viaje, o simplemente para ponerlo en la mesa de noche y leerlo antes de ir a dormir, es decir, es un texto que sí trata sobre ciencia y caricaturas, pero dando a la ciencia una dimensión lúdica. Así como puedes disfrutar del futbol sin necesidad de ser Messi, lo mismo pasa con la ciencia. Va a un público de diversas edades", concluyó Luis Javier Plata Rosas.
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