¿Ocurren sismos en San Luis Potosí?
Por Chessil Dohvehnain
San Luis Potosí, San Luis Potosí. 5 de noviembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- En los años de 1868 (Villa Hidalgo), 1887 (Arroyo Seco) y 1943 (carretera entre Huizache-Santo Domingo), se registraron eventos sísmicos en el estado de San Luis Potosí que se conocen gracias a documentos escritos y otros registros. En el de 1868, se documentó que la gente en la región describió que grandes estruendos se escuchaban del interior del subsuelo; en ocasiones ocurrió de manera similar en el resto de los años mencionados.
No es un mito. En San Luis Potosí también hay temblores o eventos sísmicos. Y si bien no son de la magnitud que aterroriza, con justa razón, a los habitantes de los valles centrales de México, sí son capaces de causar daños en virtud de los potenciales escenarios de riesgos que se podrían desatar.
Afortunadamente esto no es motivo de alarma, sino para comprender que ante esa realidad natural, también existen esfuerzos que este año se han puesto en marcha en San Luis Potosí por parte de la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPC), para formar un equipo de investigadores que implementen una red de monitoreo sísmico que abarque las zonas de riesgo potencial en el estado. Así lo comenta Valentina Castellanos Rodríguez, doctora en ciencias aplicadas especializada en geociencias y física de terremotos.
Tiembla, provincia, tiembla
Originaria de Ensenada, Baja California, Valentina Castellanos es egresada de la Universidad de Montemorelos, Nuevo León (UM, 1991), maestra en ciencias especializada en probabilidad y estadística por el Centro de Investigación en Matemáticas (Cimat, 2006); es la primera doctora titulada de la División de Geociencias Aplicadas del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt, 2015), además de ser también maestra en educación (1999). En entrevista, cuenta algo sobre los terremotos en San Luis Potosí y el proyecto que existe para monitorearlos creando un escenario de prevención a futuro.
“Yo no conocía San Luis. Entonces decidimos venir para acá, y me gustó porque la parte que me faltaba de matemáticas y sistemas dinámicos la pude estudiar en el Ipicyt. Publiqué un artículo sobre un modelo matemático de la física de terremotos (2017), específicamente de sismos lentos”, comenta la investigadora, quien trabaja actualmente en la Universidad Politécnica de San Luis Potosí (UPSLP).
“Entré a Protección Civil Estatal porque hice el posdoctorado en el Instituto de Geología (IG, UASLP), dos años estuve trabajando con el doctor Rafael Barboza Gudiño (…) quien fue el contacto, y me hablaron para preguntarme si podía colaborar en el proyecto, apenas en abril, como parte de un proyecto de geofísica en las zonas Media y Huasteca. Dentro de este, uno de los puntos es la integración de una red sísmica en San Luis Potosí”.
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La investigadora comenta que, según información del Servicio Geológico Mexicano (SGM) y del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), el país puede dividirse en cuatro regiones sísmicas (A, B, C y D) según la frecuencia de terremotos, sismos históricos y respuesta del suelo a las vibraciones o aceleración.
La región A correspondería a estados como Nuevo León, Durango, partes de Coahuila, el norte de Zacatecas, una buena parte de la península de Yucatán y parte del altiplano potosino. Mientras que la región B comprende un espacio de transición (junto con la región C), en donde sí hay eventos sísmicos pero no con la frecuencia con que ocurren en la región D (Costa del Pacífico), donde se observan los sismos mayores. Y gran parte de San Luis Potosí y sus regiones se encuentran dentro de la región B.
“Históricamente sí han ocurrido sismos y están registrados. Es decir, el 7 de abril de 1868 se presentó un sismo que causó mucho estruendo en donde es Villa Hidalgo (antes Villa de Iturbide), entonces mucha gente se asustó. Muchas casas colapsaron. Después de eso, el 22 de mayo hubo más sismos, y continuaron hasta noviembre. Entonces era una cosa de que cada dos minutos se oían estruendos una y otra vez. Y lo que pudo haber pasado es que como San Luis Potosí tiene zonas kársticas (abundancia de rocas calizas), con el agua subterránea o de temporal se disuelven y se van creando cuevas o cavernas que podrían colapsar por efecto de alguna vibración como la de un sismo, o al revés, el colapso en ocasiones genera el sismo”.
Los sismos mencionados durante el siglo XIX y mediados del XX son un preludio al estudio de sismicidad llevado a cabo por el Servicio Sismológico Nacional (SSN) entre los años de 1976 y 2018. En estos más de cuarenta años de monitoreo, se ha documentado de moderada-baja actividad sísmica en todo San Luis Potosí, sobre todo para las regiones Media y Huasteca, donde estas agrupan eventos de entre los tres y cinco grados de magnitud (75 por ciento de un total de 90 sismos en el estado en los últimos 42 años).
“Si no tenemos una red sísmica, no podemos saber el origen del sismo (porque no habría manera de detectar su frecuencia). Puede ser que haya un sismo por colapso, por una explosión, o de origen tectónico por movimiento de fallas, pero que el sismógrafo va a registrar, entonces es muy importante. Sobre todo por los eventos geológicos de riesgo que se pueden desencadenar, como deslizamientos de tierra, peñascos que caen de los taludes”.
Hacia una estrategia de prevención
En los últimos 40 años, más de 90 epicentros han sido identificados para los sismos que se han presentado en San Luis Potosí, sobre todo en las regiones Media y Huasteca, donde el más 'alto' en magnitud registrado ha sido uno de 4.9 en Xilitla en 1989. Y en estas regiones es donde se enfocan los esfuerzos de ubicar estaciones de monitoreo en puntos estratégicos bajo la orientación del Servicio Sismológico Nacional (SSN), para la instalación de sismógrafos de banda ancha de largo alcance (que pueden registrar sismos incluso en radios de más de mil kilómetros), así como sismógrafos locales para documentar microsismicidad.
“Sí tiene que estar relativamente cerca una estación de otra. Por ejemplo, las de banda ancha, las tenemos una en Villa Hidalgo, otra en Ciudad Valles y una más en Aquismón. Y todas las demás (seis en total) están entre ellas. Son nueve en total. Ahora, como son permanentes, se tiene que construir una caseta para la estación, que esté aislada de ruido exterior y condiciones ambientales. ¿Por qué? Porque los sismógrafos tienen sensores muy sensibles a la temperatura y ruidos ambientales. Entonces hay que aislarlos lo mejor posible y hay especificaciones para construirlas”.
Imaginando el peor de los escenarios, la investigadora reflexiona que en el caso de un evento sísmico de magnitud elevada, la población no se encuentra con la preparación suficiente para afrontar dicho evento. Y esto es importante porque, en su experiencia, al dar charlas sobre sismicidad en San Luis Potosí son frecuentes las exclamaciones del tipo "¿a poco hay sismos en San Luis Potosí?".
“Es la primera pregunta que hacen todos y eso ya te da una idea de que las personas no están preparadas para un evento que, aunque no sea de una magnitud muy grande, por el tipo de litología o condiciones del suelo, sí podría desencadenar un evento de riesgo que es lo que nos preocupa a nosotros (…) Yo no te voy a decir 'en San Luis nunca va a haber un sismo de magnitud 7.8', porque en realidad no sabemos, ya que los procesos de la tierra son dinámicos, siempre están cambiando; y hasta ahora los sismos no se pueden predecir. Por la historia que hay, no tenemos conocimiento de que haya ocurrido un sismo de magnitud siete, por ejemplo, pero sí tenemos conocimiento de que al menos hubo uno o dos de magnitud cinco o 5.3”.
Y con eso es suficiente para que, en zonas donde puede existir riesgo geológico, ocurran desastres. Por lo que la red sísmica funciona como una ruta encaminada hacia la prevención de tales desastres. Además de que dentro del proyecto se está buscando la creación de manuales municipales y trípticos informativos para la población general con datos de sismicidad en el estado y las regiones.
“También esa información se va a traducir a las lenguas náhuatl, pame y teenek, y ahora estamos en eso. De hecho, el personal de comunicación social de la CEPC ya ha trabajado en esto, falta su distribución. Entonces el equipo de geofísica verifica la información. Aparte también queremos divulgarlo a nivel científico para que tomen parte también centros como el Ipicyt, el Instituto de Geología, El Colegio de San Luis, entre otros, para que se puedan hacer investigaciones más a fondo, porque la mayoría de las que hay se concentran en la zona centro de San Luis Potosí, por razones obvias como la de tener mayor población. Hay zonas con riesgos geológicos en todo San Luis, pero sobre todo en las regiones Media y Huasteca, donde existe más karsticidad”.
Para la investigadora, a quien le encantan los tamales huastecos en hoja de plátano y que no estuvo exenta de un proceso difícil de adaptación a la dinámica de vida de San Luis Potosí, la información que manejan no debe ser razón para alarmar a la población. Todo lo contrario. Se espera la colaboración no solo de centros de investigación sino también de la población en general para que con la información disponible se creen nuevos canales de comunicación y responsabilidad ciudadana para la prevención de desastres ante escenarios de riesgos.
“Lo que hacemos es informar para que la gente, de alguna manera, esté consciente de que el estado de San Luis Potosí no es asísmico. Sí hay sismos. De los que se han registrado no han sido grandes (como los que rompen la superficie). Pero eso de grande o pequeño es relativo. Si aquí hubiera un sismo de magnitud seis, probablemente sería catastrófico en algunas zonas, mientras que un sismo de magnitud seis en Chiapas o en Oaxaca tendría otras dimensiones. Entonces va a depender mucho de la litología del lugar, de la población, de las construcciones, depende de mucho más”, concluye la investigadora.
• Dra. Valentina Castellanos Rodríguez
Coordinadora de la integración de la Red Sísmica de SLP, Coordinación Estatal de Protección Civil
Docente en Universidad Politécnica de San Luis Potosí
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