Conoce la biodiversidad marina de Yucatán
Por Marytere Narváez
Mérida, Yucatán. 5 de junio de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Esponjas, briozoarios, hidrozoarios, anémonas, crustáceos, equinodermos y ascidias son algunos de los grupos de invertebrados marinos que habitan las zonas arrecifales y costeras. Mientras algunos pueden ser observados a simple vista, como las esponjas y las anémonas, otros —por su pequeño tamaño o sus hábitos crípticos— pueden pasar desapercibidos, como los briozoarios. ¿Su común denominador? La necesidad de un conocimiento especializado para ser identificados.
Formar investigadores mexicanos especializados en su estudio, fortalecer las colecciones nacionales, actualizar los inventarios de especies y contribuir a generar una base de datos sobre la diversidad de estos grupos en el sur del golfo de México son los objetivos principales de Biodiversidad Marina de Yucatán (BDMY), grupo de investigación multidisciplinario fundado oficialmente en 2015 por académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, campus Sisal), con el financiamiento de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y del Harte Research Institute (HRI).
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Nuno Simões, profesor investigador de la licenciatura en manejo sustentable de zonas costeras de la UNAM, campus Sisal, señaló que Biodiversidad Marina de Yucatán surgió primeramente como una iniciativa para realizar estudios de ecología en zonas arrecifales del golfo de México, hace poco más de diez años.
“Revisando los inventarios de especies nos dimos cuenta que si bien algunos grupos taxonómicos estaban bien trabajados, había otros grupos sobre los que no había información. Moluscos y peces estaban bien trabajados, crustáceos relativamente bien, pero cuando se revisaba la información disponible sobre taxones menos carismáticas como esponjas, briozoarios, hidrozoarios y ascidias, la información era muy poca”, apuntó.
Uno de los primeros estudios realizados fue la tesis de maestría de Yazmín Ortigosa en torno a los opistobranquios (babosas de mar), uno de los pocos grupos de moluscos que no habían sido estudiados en la península de Yucatán. A este trabajo se sumó el estudio de especies de crustáceos que habitan en algunas esponjas (Porifera) y ascidias (Ascidiacea), un grupo que nadie había descrito en México.
“Identificamos que había huecos en el conocimiento y de ahí surgió la idea de formar un grupo de trabajo que se dedicara exclusivamente a estos taxones, y la iniciativa se fue haciendo cada vez más grande”, comentó Nuno Simões.
Inventarios de la biodiversidad subacuática de México
Cuando los investigadores de BDMY realizaron sus primeros inventarios, México contaba con dos especies de ascidias dadas de alta oficialmente en el Sistema Nacional de Información de la Biodiversidad (SNIB), de la Conabio. A pesar de que los arrecifes de coral se concentran principalmente en la zona sur del golfo de México, parecía que Estados Unidos contaba más especies que nuestro país.
“México es un país megadiverso pero se conoce sobre todo la diversidad terrestre. Si bien existe un importante conocimiento de la fauna marina de las costas y mares mexicanos, realizar observaciones, colectas y estudios debajo del agua (o en el mar) suele ser más complicado que trabajar en tierra, requiere equipo todavía más sofisticado y caro de operar como submarinos", apuntó el investigador.
Esto conlleva a que pocos países tengan un amplio conocimiento de su fauna marina. El esfuerzo realizado en los últimos diez años por Biodiversidad Marina de Yucatán ha tenido como resultado un mayor conocimiento de la fauna en el sur del golfo de México, contribuyendo a generar líneas base para el manejo y la conservación de sus hábitats, el aprovechamiento económico y social, así como en aspectos de importancia legal.
“Más allá del interés genuino por saber cómo son estos grupos, hay también un factor económico importante. Por ejemplo, en el caso de la explosión del pozo Macondo de British Petroleum, uno de los principales argumentos que utilizó el gobierno de Estados Unidos para solicitar las indemnizaciones fue el impacto que ese derrame tuvo en la diversidad de especies marinas, y es aquí cuando el conocimiento de la biodiversidad puede tener un valor incluso para aspectos legales y económicos”, apuntó Nuno Simões.
Para el investigador, la biodiversidad puede tener un valor fundamental en litigios legales relacionados con cuestiones de impacto ambiental, además de que también puede transformarse en biodiversidad funcional, pues cada especie realiza un aspecto importante en la vena trófica.
“Tenemos que describirlas. El primer paso es saber qué especies hay y en este paso estamos ayudando a completar los inventarios faunísticos que ya existen. Una vez que ya sepamos qué especies existen en los mares de México, cuántos individuos existen de cada especie, algunas características como su tamaño, forma, coloración, hábitat, dónde están, cómo se distribuyen, etcétera, el futuro de BDMY será ir hacia el estudio de la ecología de esas especies y crecer en ese aspecto”, señaló.
Formación de especialistas mexicanos
Diana Ugalde, egresada de la maestría en biología marina del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, forma parte de BDMY como coordinadora del proyecto Biodiversidad del Sur del Golfo de México, que se realiza en colaboración con el Harte Research Institute de Texas A&M University Corpus Christi.
“Muchos grupos no se habían estudiado en México a profundidad porque una de las problemáticas es que no había especialistas en esos taxones, el nicho profesional del especialista taxónomo era, y sigue siendo, muy restringido. A partir de 2015 hemos tenido la oportunidad de invitar a especialistas internacionales líderes en el conocimiento de la biología y sistemática de diversos grupos de especies para formar a nuevos especialistas mexicanos”, indicó.
Actualmente se realizan al menos dos tesis de doctorado, siete de maestría y cuatro de licenciatura en colaboración con BDMY y han egresado ocho especialistas. Lilian Palomino Álvarez recién terminó su tesis de maestría sobre ascidias, un grupo prácticamente desconocido en México, como parte del Posgrado de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM; Maryjose García González y Sofía Valdés Ramírez realizan sus tesis de licenciatura estudiando los briozoos asociados a las raíces de mangle de la laguna de Mandinga, Veracruz, y los briozoos asociados a roca coralina del Arrecife Alacranes (respectivamente) en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, siendo las primeras en estudiarlos desde una institución mexicana.
“Armando Sosa Yáñez, estudiante de maestría, ya había empezado a estudiar los briozoos por su propia cuenta, se integró al equipo y con la ayuda del maestro José Luis Tello de la FES-Iztacala se dio un crecimiento exponencial del conocimiento de brozoarios del golfo de México. Hablamos de que antes, en los libros aparecían alrededor de 15 especies en México y ahora tenemos más de 60. Hay especies y géneros nuevos para la ciencia y no se había dado la oportunidad de tener este conocimiento porque no había quien lo describiera”, apuntó Diana Ugalde.
Cursos y talleres con especialistas internacionales
Desde el 2011, BDMY se ha encargado de realizar cursos pioneros en México en torno a estos grupos, como el primer curso de medusozoa, el curso taxonomía y sistemática de carídeos, el primer taller de briozoos marinos en México y el curso Temas Selectos de Carcinología, entre otros.
El primer curso de briozoos impartido por la organización contó con la doctora Judith Winston, especialista en briozoos del Smithsonian Institution, en Estados Unidos, y el segundo curso programado para octubre de 2017 contará con la participación de Leandro Manzoni Vieira, investigador de la Universidade Federal de Pernambuco, en Brasil, quien se formó con Judith Winston como parte de la nueva generación de especialistas en briozoos.
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