Avances en el tratamiento de las inmunodeficiencias primarias
Por Carmen Báez
Ciudad de México. 12 de enero de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Aunque se trata de un grupo de 300 patologías poco conocidas por la población, las inmunodeficiencias primarias —enfermedades que se manifiestan por alguna alteración en los mecanismos implicados en el sistema inmune, lo que ocasiona constantes procesos infecciosos o alergias a quienes las padecen—, en su conjunto son más frecuentes en pediatría que las leucemias y linfomas, esto de acuerdo con Francisco Javier Espinosa Rosales, científico de la Unidad de Investigación en Inmunodeficiencias del Instituto Nacional de Pediatría (INP).
En 1952, el médico estadounidense Ogden Bruton Carr describió la primera inmunodeficiencia primaria, la agammaglobulinemia ligada al cromosoma X, causante de infecciones recurrentes a partir de los seis meses de edad. Años más tarde se identificó el gen mutado de BTK como el responsable de esta. Este suceso, señala el artículo "Conceptos básicos de las inmunodeficiencias primarias", publicado en la Revista Alergia México, inspiró más tarde a un grupo de investigadores que estudiaba pacientes con deficiencias de anticuerpos.
En los últimos 10 años, a nivel internacional, ha habido una revolución en el conocimiento de las inmunodeficiencias primarias y es que se han identificado nuevos genes que causan estas enfermedades, así había indicado Sara Espinosa Padilla, investigadora del Instituto Nacional de Pediatría a principios de 2016, durante la presentación de una plataforma para el diagnóstico de estas.
En la actualidad, los avances científicos, en particular aquellos relacionados con la biología molecular, han posibilitado la identificación de 300 genes relacionados con alguna inmunodeficiencia primaria.
Francisco Javier Espinosa Rosales, maestro en ciencias con especialidad en inmunología, señala que en México cada año nacen aproximadamente 350 niños con las formas más graves de estas inmunodeficiencias, las cuales ponen en riesgo de muerte si el médico no las detecta a tiempo.
“Todas ellas tienen en común un defecto en alguno de los genes que regulan o controlan las respuestas inmunológicas. El sistema inmune es muy importante para defendernos contra las infecciones por bacterias, virus u hongos. Estos niños tienen una predisposición exagerada a sufrir infecciones recurrentes o que son más graves de lo habitual, que se complican inesperadamente, o bien afectan el crecimiento y desarrollo y ponen en peligro la vida de los niños”, explica.
Desde los años setenta, investigadores del INP comenzaron a identificar estas enfermedades, hoy es considerada la institución líder en el diagnóstico de las inmunodeficiencias primarias.
En 2008, por iniciativa del doctor Francisco Espinosa se creó la Unidad de Investigación en Inmunodeficiencias y, en colaboración con la Fundación Mexicana para Niñas y Niños con Inmunodeficiencias (Fumeni), logró en 2003 incluir la inmunoglobulina humana —para el tratamiento de pacientes con deficiencias de anticuerpos— en el catálogo básico de medicamentos del Consejo de Salubridad General.
“Gracias a esto se logró que las instituciones pudieran comprar inmunoglobulina, porque no estaba en el cuadro básico y las instituciones no la podían adquirir. De los 350 niños que nacen cada año con las formas más graves de las inmunodeficiencias primarias, aproximadamente la mitad de ellos no produce suficientes anticuerpos o son de mala calidad, si a estos niños se les reemplaza la inmunoglobulina, pueden tener una vida normal”, explica Francisco Espinosa.
El especialista, quien llegó como residente al área de investigación en inmunología del INP hace 25 años, señala que uno de los esfuerzos más importantes realizados por la institución es la divulgación y generación de nuevos conocimientos sobre estas enfermedades.
“En el año 2000, las inmunodeficiencias solo se atendían en este instituto. Hoy día hemos creado una red de trabajo gracias a alumnos que hemos formado y se han establecido en otras partes del país. La misión es garantizar la supervivencia de estos niños mediante una mejor divulgación que permita a los médicos de primer contacto hacer el diagnóstico, y lograr que el niño tenga acceso más temprano e integral al tratamiento de primera calidad. Hemos logrado entrenar a casi cuatro mil médicos generales y pediatras a través de un taller donde les enseñamos cómo abordar este problema, diferenciar cuando un niño no tiene algo serio del que sí lo tiene”, destaca.
Colaboración nacional e internacional
Una parte importante en el estudio de las inmunodeficiencias primarias ha sido la colaboración nacional e internacional con otros grupos de investigación que trabajan sobre el mismo eje.
Es así que en 1993, un grupo de inmunólogos de Argentina, Brasil, Chile y Colombia decidió formar el Grupo Latinoamericano de Inmunodeficiencias Primarias (LAGID). México se sumó a esta iniciativa y hoy, junto con los 20 países miembros, integra la Sociedad Latinoamericana de Inmunodeficiencias (LASID).
Francisco Espinosa, actual vicepresidente de la LASID comenta que esta colaboración es de gran importancia dado que los países latinoamericanos comparten ciertas características que no tienen otras naciones. “Por ejemplo, los gérmenes de nuestros países son más de tipo tropical y muy diferentes de los que hay en Europa o Estados Unidos. Esta colaboración nos permitirá conocer las diferencias de los niños de Latinoamérica con los del resto del mundo. Nuestro eje central ha sido la colaboración”, comenta.
El objetivo de la iniciativa internacional es crear un registro de estas enfermedades en cada país y establecer programas de colaboración para mejorar su difusión, al ser todavía consideradas patologías poco frecuentes, por consiguiente, son muchas veces desconocidas por la población e incluso por los médicos de primer nivel.
“El problema es que a los médicos nos entrenan muy bien para saber qué bicho causa tal infección, pero rara vez nos entrenan para ver por qué un niño es hospitalizado una y otra vez por infecciones y deja de crecer. El médico pensaba que las inmunodeficiencias eran tan raras que no valía la pena preocuparse por ellas ya que no se podían diagnosticar y si se diagnosticaban, para qué, si no se podían tratar”, explica Francisco Espinosa.
Hoy, a raíz de las colaboraciones internaciones y la formación de especialistas, la identificación e incidencia ha ido en ascenso en México, así lo indica el doctor Francisco Espinosa. “Esto ha permitido que el número de pacientes diagnosticados crezca notablemente en los últimos años”, comenta.
A este logro se suma la participación del Grupo Mexicano de Inmunodeficiencias Primarias (Mexgid) conformado en 2007 por investigadores, pediatras especialistas en inmunología clínica e infectología, adscritos a diferentes instituciones como son la Unidad de Alta Especialidad del Instituto Mexicano del Seguro Social de Monterrey, el Centro Médico de Occidente de Guadalajara, el Hospital Pediátrico de Alta Especialidad de Tuxtla Gutiérrez, el Hospital del Niño Poblano, el Hospital del Niño y Adolescente Morelense, por mencionar algunos.
Terapia génica
En 1980, expertos en Estados Unidos introdujeron un gen que codifica para la enzima adenosina desaminasa en niños que presentaban una inmunodeficiencia combinada grave, y en 1995 investigadores en Italia llevaron a cabo el mismo tipo de ensayo, así, en 1995 los dos grupos de investigación reportaron el experimento clínico y con ello la eficacia de este procedimiento en pacientes con esta condición: la terapia génica, así lo describe el artículo “Aplicaciones de la terapia génica”.
La terapia génica, define el texto anteriormente citado, “utiliza material genético en el tratamiento de enfermedades, intenta modular la función celular, pudiendo corregir la deficiencia causada por la pérdida o alteración de un gen al modificar la expresión de proteínas”. En la actualidad, la terapia génica se presenta como una alternativa viable en el tratamiento de algunas inmunodeficiencias primarias, este tratamiento se practica únicamente en Italia, Alemania, Inglaterra, Francia y Estados Unidos.
Hasta ahora, en países donde aún no se practica la terapia génica el tratamiento para enfermedades como la inmunodeficiencia combinada grave ligada al cromosoma X —mejor conocida como síndrome del niño burbuja— es el trasplante de células progenitoras.
Pronto, señala el investigador del INP, Francisco Espinosa, esta nueva tecnología beneficiará a niños mexicanos con algunas de las cuatro enfermedades más frecuentes que requieren de un trasplante de células progenitoras: inmunodeficiencia combinada grave ligada al cromosoma X, inmunodeficiencia combinada grave por deficiencia de adenosina desaminasa, enfermedad granulomatosa crónica y el síndrome de Wiskott-Aldrich.
“Aunque tenemos la capacidad para realizar el trasplante óptimo de células progenitoras, hay un grupo de niños en los que no encontramos donadores porque la genética de los mexicanos es diferente de muchas otras poblaciones, en este sentido, existe una nueva forma de tratamiento: la terapia génica. Básicamente consiste en sacar las células madre del paciente enfermo, las infectas con un virus que tiene en su genoma el gen corregido. Las células madre, al ser infectadas, comienzan a producir la proteína de una manera adecuada y se le regresan al niño, como un autotrasplante”, explica.
Hasta ahora, señala el doctor Francisco Espinosa, ningún país en Latinoamérica pone en práctica esta terapia, por lo que México podría ser pionero y líder en la región en el desarrollo de esta. Y es que desde 2010, el INP trabaja en la creación de una unidad en terapia génica.
“Con la terapia génica los tiempos de espera de trasplante se reducirán y también abre la posibilidad de tratar otras patologías como la hemofilia y muchas enfermedades genéticas causadas por un defecto monogénico, es decir, cuando está afectado un solo gen. En 2013, comenzamos a trabajar con países como Inglaterra e Italia. Se espera que en 2018 esté lista la infraestructura y en 2020 tener nuestro primer tratado”, dice.
Plataforma de diagnóstico genómico
Con el desarrollo de las tecnologías de secuenciación masiva es posible obtener secuencias de ADN (ácido desoxirribonucleico) de forma rápida y con un menor costo; en esta línea, el INP, en colaboración con el Instituto Nacional de Medicina Genómica, desarrolló una plataforma de diagnóstico genómico para niños con inmunodeficiencias primarias.
“Las nuevas plataformas de secuenciación de alto rendimiento hacen mucho más fácil el diagnóstico. Llevamos como cuatro casos diagnosticados a través de esta plataforma. Esta tecnología de nueva secuenciación nos ha permitido acceder a cosas por las que antes dependíamos de otros países”, dice.
La tecnología, que se presentó en los primeros meses de 2016, no solo permitirá identificar genes causantes de alguna de estas enfermedades del sistema inmunitario, además se podrá realizar asesoría genética a las familias.
“La manera de saberlo es tener localizado el gen causante y observar si los dos papás son portadores e informarles el riesgo que tiene —en caso de buscar otro descendiente— de ser afectado por la misma enfermedad de su hijo… Será una revolución para la medicina y para este tipo de enfermedades”, afirma.
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