Medicina basada en la evidencia, ¿un reto para los médicos?
Por Carmen Báez
Ciudad de México. 30 de mayo de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- El conocimiento adquirido durante su formación, aunado a la experiencia, son características que los médicos y profesionales de la salud requieren para realizar el diagnóstico y tratamiento de un paciente; un tercer elemento que se ha agregado en las últimas décadas ha sido la creciente incorporación en este proceso de la evidencia científica.
Para el doctor Juan Garduño Espinosa, director de Investigación del Hospital Infantil de México Federico Gómez (HIMFG), la medicina tiene una fuerte tradición basada en la experiencia; sin embargo, el ejercicio de la medicina basada en la evidencia científica es una manifestación de cómo la ciencia ha venido permeando en la práctica de los especialistas de la salud.
El concepto de medicina basada en la evidencia se introdujo en 1992 por Gordon Guyatt, de la Universidad McMaster, en Canadá. A decir del doctor Juan Garduño Espinosa, su inclusión en la práctica médica es parte de “un movimiento cultural universal caracterizado por una extensión de la tradición científica a las diferentes áreas de la experiencia humana”.
Aunque se trata de una disciplina que nació a finales de la década de los 90, dice, aún en la actualidad existen médicos que practican de manera casi exclusiva la medicina basada en la experiencia. En este sentido, Juan Garduño Espinosa señala que la nueva disciplina busca incorporar el pensamiento científico al cuidado del paciente, por lo que la autopercepción de los médicos sobre sus conocimientos en este campo es fundamental para entender la forma y la magnitud con que esta disciplina influye en la práctica clínica.
“Hace unos 50 años aproximadamente, a mediados de los años 60, los fundadores de la epidemiología clínica, todos ellos médicos practicantes, comenzaron a aplicar los métodos de la ciencia al estudio de las decisiones clínicas, de tal manera que este conocimiento pudiera llevarse a la cama del enfermo. A principios de la década de los 90 surgió el concepto de medicina basada en la evidencia: es decir, se buscó aplicar los resultados de la investigación científica sobre pacientes a la práctica misma de la medicina clínica”, comenta.
Investigación
A fin de identificar la relación entre la autopercepción y los conocimientos que tienen los médicos acerca de la medicina basada en evidencia, un grupo de investigadores del HIMFG, liderado por Juan Garduño Espinosa, aplicó una encuesta a estudiantes de medicina, médicos en diferentes etapas de su formación y especialistas médicos en un hospital público de tercer nivel de la Ciudad de México. En total se aplicaron 320 encuestas.
La práctica de la medicina basada en la evidencia, señala el artículo, significa integrar el juicio que los clínicos individuales adquieren a través de la experiencia en la práctica clínica, con la mejor evidencia científica disponible procedente de la investigación válida y fiable, en el contexto de los valores e intereses del paciente. |
“La idea de la que partimos era que se sobreestima el conocimiento que se tiene sobre la medicina basada en evidencia, por tanto nuestra investigación se dirigió a hacer dos preguntas a fin de explorar esta sobreestimación: qué es para los médicos la medicina basada en la evidencia y cuáles son los pasos necesarios para su práctica. Encontramos lo que ya presuponíamos, que se conoce poco. En la forma previa habíamos explorado la percepción que tenían los entrevistados en relación al grado de dominio que ellos pensaban que tenían sobre la misma”, comenta.
El estudio, publicado en la revista BMC Medical Education, mostró que la mayoría de los médicos encuestados tiene una alta autopercepción de la relevancia de la medicina basada en la evidencia. Sin embargo, la mayoría de ellos no conocía las características que definen este concepto y las fases del proceso para su práctica.
Sesenta y uno por ciento de los médicos encuestados declaró que siempre o generalmente usan la evidencia científica en la clínica diaria, (70 por ciento de ellos graduados y 44 por ciento en formación), mientras que solo 18 por ciento del total de los encuestados conocía los fundamentos en que se basa.
El estudio señala que los médicos graduados presentan mayores niveles de percepción acerca de su conocimiento en dicha área y menores niveles de conocimiento en cuanto a los pasos que se utilizan en la medicina basada en la evidencia, a diferencia de los médicos en proceso de formación, que presentan menos niveles de autopercepción y mayores conocimientos del área.
Experiencia vs. evidencia
Se trata entonces de resultados que no son ajenos a otras latitudes: una publicación de la editorial en ciencias de la salud y literatura científica Elsevier indica que un estudio sociológico de la profesión médica describió que los médicos creen en lo que hacen y se apoyan más en juicios personales que en la evidencia empírica.
De acuerdo con el especialista miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), los factores que podrían estar limitando el ejercicio de la medicina basada en evidencia en los profesionales de la salud son complejos, pues estos se engloban en un contexto social, cultural y educativo.
“Quizá como sociedad no hemos logrado incorporar de manera significativa a la ciencia, desconfiamos de ella, nos basamos mucho en la experiencia como una forma de vida y no practicamos el pensamiento crítico y la disposición a someter nuestros juicios a una evaluación objetiva y neutral; al parecer, nuestros valores y trayectoria histórica explican la lentitud con que nos hemos venido comprometiendo con esta tradición. Tenemos una base educativa débil y una escasa cultura científica en el contexto social”.
Esta sobreestimación de los conocimientos en los profesionales de la salud, dice el especialista en investigación clínica y económica, se encuentra en muchas manifestaciones del comportamiento cotidiano; pareciera que estimar algo por encima de su valor es un rasgo común en la conducta de los seres humanos, y es posible que forme parte de nuestra propia naturaleza.
“Nos encontramos que esa asimetría entre lo que pienso y lo que sé es un tema ya conocido. Pareciera ser que es consistente con todo lo que nos sucede en todas las formas de la experiencia, no es tributario de la medicina. Los seres humanos nos sobreestimamos, pensamos que sabemos más de lo que realmente conocemos y con este estudio contribuimos a confirmar dicha idea”, añade.
No obstante, dice, en el área de la medicina es de preocuparse la falsa percepción de los conocimientos de los médicos. “Creemos que dominamos la medicina basada en la evidencia y no es así, lo cual podría tener diversas consecuencias. Mantener esta situación nos conduce a una zona de comodidad que impide el avance personal y profesional. En este momento, tenemos una combinación muy heterogénea, con muchos médicos practicando la medicina basada en la experiencia y muy pocos que conocen la medicina basada en evidencia”.
A decir del especialista, este estudio aporta evidencias de un tema que conviene estudiar a profundidad, a fin de realizar mayores esfuerzos e introducir o fortalecer esta disciplina en la formación de especialistas de la salud. “Habría que explorar en qué condiciones y qué perfil de profesionales se requieren para alcanzar niveles aceptables de pensamiento crítico y una mejor comprensión de la ciencia; identificar si existe relación de la formación en esta área con la calidad de la atención y con los desenlaces que obtienen los enfermos”, agrega.
De acuerdo con el doctor Juan Garduño Espinosa, a nivel internacional existen escuelas de medicina que se esfuerzan en promover el pensamiento científico, una tarea que describe como compleja y difícil: “Que una persona incorpore el pensamiento crítico es difícil de medir, pero en general la aspiración es a formar profesionales que vean el mundo de una manera objetiva, impersonal y a la vez con sensibilidad y un profundo sentido humanístico; finalmente, el propósito es mejorar la atención que proporcionamos a los enfermos”.
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