Problemas emocionales afectan a pacientes con colostomía permanente
Por Janet Cacelín
Ciudad de México. 13 de junio de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Un estudio encabezado por Laura Yolanda Pagola López, jefa del Departamento de Posgrados de la Escuela Superior de Enfermería del Instituto Politécnico Nacional (IPN), indagó sobre las experiencias de vida de pacientes mexicanos que tienen una colostomía permanente en edades adultas y reproductivas.
La colostomía es un procedimiento quirúrgico que consiste en sacar un extremo del intestino grueso a través de una abertura hecha en la pared abdominal, por lo que las heces que se movilizan a través del intestino salen por dicha abertura hasta una bolsa adherida al abdomen. Una de las principales razones médicas para llevar a cabo una colostomía es como consecuencia de cáncer de colon o de intestino.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Yolanda Pagola, doctora en ciencias de enfermería, señaló que el proyecto se realizó debido a las necesidades que fueron observadas en los pacientes.
"Esa patología era más frecuente en adultos mayores pero, por la forma de alimentación y los nuevos estilos de vida, es cada vez más frecuente en adultos en edad reproductiva y se ha posicionado entre las primeras 10 causas de cáncer en nuestro país. Nosotros observamos cómo se sentían los pacientes después de enfrentarse primero al cáncer y posteriormente tener una colostomía permanente", detalló.
Una percepción poco positiva
La investigadora refirió que el objetivo del estudio fue narrar la experiencia de vida de los pacientes que tenían apenas un año con colostomía permanente debido a que el duelo de una persona es de ese lapso de tiempo. Después, si no logra adaptarse, se considera un duelo patológico.
Fue un estudio cualitativo que se hizo con 10 pacientes, el más joven tenía 18 años y el más adulto, 58. De acuerdo con la doctora Pagola, durante la investigación se les hizo una entrevista sobre sus nuevos hábitos. Fueron seis mujeres y cuatro hombres los que se sometieron a la investigación.
“Nosotros encontramos que el impacto de una colostomía es devastador debido a que modifica la vida de las personas. En el aspecto físico, se enfrentan a tener un orificio en el abdomen, algo que a ellos los hace sentir rotos o incompletos. Se perciben siempre enfermos, que algo está mal. Había quienes decían: 'En este momento es bueno mi estado de salud, pero cuando me veo la colostomía, desaparece'”, señaló la investigadora.
Gracias al estudio se identificó que los pacientes cambian su alimentación porque, al no controlar sus esfínteres, buscan no provocar gases y olores desagradables para no sentirse incómodos con un grupo social. “A veces dejaban de comer para no provocar gases que no podían controlar delante de la gente”, relató Pagola.
En el ámbito sexual, la actividad también se ve disminuida e incluso eliminada de su vida, debido a la insatisfacción con ellos mismos.
“Noventa por ciento de los pacientes ya tenía una familia formada, pero con la colostomía se sentían mal cuando tenían vida sexual. Hay implementos para poder contrarrestar el problema, pero muchos de ellos no los conocían porque nosotros no educamos al paciente correctamente”, dijo.
Otra de las actividades que se ve modificada es la calidad del sueño por miedo de defecar sin darse cuenta y manchar la ropa de cama. El temor también se extiende a la hora de bañarse y tener que quitarse la ropa. “Al verse desnudos observan el cambio de imagen corporal y percibían olores desagradables, lo que se les hacía algo antihigiénico”, dijo Pagola.
Asimismo, el estudio arrojó que los pacientes también mostraron problemas emocionales y llegaron a presentar niveles de ansiedad muy elevados que los conducen a depresiones que afectan su vida social, familiar y laboral. Se encontró también que, entre más jóvenes sean los pacientes, más rápido logran aceptar la bolsa de colostomía; sin embargo, se adaptan menos a la vida social.
“Muchos de ellos dejaron de trabajar, las instituciones de salud no dan incapacidad permanente, pero dejan de hacerlo porque no se sienten seguros de poder controlar 'accidentes' y prefieren dejar de laborar y de hacer actividades de recreación”, señaló la experta.
¿Cómo ayudar a este tipo de pacientes?
En enfermería, el objeto de estudio es el cuidado, aunque en México se han enfocado más en el ámbito biológico, no al cuidado de la persona en todos los aspectos. Según relata la doctora Pagola, existen enfermeras especialistas, pero la educación que se da a los pacientes con respecto a las posibilidades que tienen de estilo de vida al tener una colostomía no se ha transmitido tan bien.
“En México, no hay estudios sobre este tema, quienes más han investigado sobre esto son enfermeras de Brasil, España y Cuba, pero es algo que tenemos que implantar. Yo, como producto final, tras el estudio, le dejé a la clínica un manual de educación hacia el paciente, donde se le explicaba todo al paciente”, señaló.
También hace falta, de acuerdo con la investigadora, que se implemente una terapia individual y conjunta, para que los familiares puedan asimilar mejor el cambio en la vida de su ser querido.
“Después de la colostomía se les enseña a utilizar la bolsa, pero no reciben ayuda psicológica, ni después ni antes. Solamente lo reciben pacientes que presentan una depresión severa. Culturalmente nos han hecho sentir como si nuestros desechos fueran algo repulsivo, por lo que debemos educar a la familia y a la pareja para que el paciente pueda decir realmente sus sentimientos”, señaló.
La importancia de la alimentación
La persona con un estoma debe llevar a cabo una correcta alimentación, que debe ser personalizada para cubrir las necesidades calóricas correspondientes. La falta de determinados nutrientes puede producir la aparición de enfermedades, por tal motivo debe ser equilibrada e incluir todos los nutrientes.
Quien porta un estoma no tiene por qué seguir una dieta estricta, pero sí puede atenuar algunos inconvenientes, como la presencia de gases, el exceso de heces, el olor, entre otros.
La doctora Pagola asegura que el paciente puede ir introduciendo paulatinamente nuevos alimentos a la dieta, como por ejemplo productos derivados de la leche, comenzar a comer carnes rojas, frutas, jugos, hasta llegar a la incorporación de la leche pero de preferencia deslactosada. La incorporación de los alimentos se realizará de uno en uno, para valorar si se presenta intolerancia a algunos de ellos.
Entre las recomendaciones dietéticas, se encuentra mantener un horario de comidas regular, comer despacio, evitar comidas muy copiosas, no beber mucha agua durante las comidas, es preferible antes o después de ellas, evitar todo aquello que produce digestión difícil.
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