Calle Carlos J. Finlay
Por Ana Luisa Guerrero
El descubrimiento de la transmisión de enfermedades por organismos vectores se le debe al médico y científico cubano, Carlos Juan Finlay, quien lo aplicó a la fiebre amarilla transmitida por el mosquito Aedes aegypti en numerosos experimentos que confirmaron su teoría, en la que comprobó que la hembra fecundada de esa especie es la transmisora.
Una calle en la colonia IMPI Picos, en el Ciudad de México, lleva su nombre para recodar sus contribuciones a través de la teoría metaxénica.
Nacido el 3 de diciembre de 1833 en Camagüey, Cuba, fue hijo de un médico inglés que vivía en la isla cuando todavía era colonia española. A los 11 años comenzó sus estudios en el extranjero, en Francia e Inglaterra, regresando en 1851 a causa de una ataque de fiebre tifoidea. Posteriormente estudió la carrera de Medicina en el Jefferson Medical College, en Filadelfia, Estados Unidos, donde se doctoró en 1855.
Sus trabajos los realizó en torno a la fiebre amarilla, descubriendo que su transmisión la realiza un agente intermediario; se cuenta como anécdota que comenzó a observar estos vectores a raíz de que una noche mientras rezaba el rosario, un mosquito zumbaba a su alrededor.
En 1881 presentó su teoría en Washington como representante del gobierno colonial ante la Conferencia Sanitaria Internacional. Ahí fue recibida con escepticismo y solo una revista médica la divulgó.
Tras estos hechos, volvió a Cuba para seguir con sus experimentos en voluntarios, con los cuales descubrió que un individuo que había sido picado por un mosquito infectado quedaba inmunizado de futuros ataques de la fiebre amarilla.
Sus valiosos aportes fueron ignorados durante dos décadas, debido a que su teoría fue aceptada hasta 1900 por la comunidad científica internacional.
En esos años, en colaboración con el jefe de Sanidad norteamericana en Cuba, William Gorgas, implementó una estrategia para erradicar la plaga en Cuba y posteriormente en Panamá a través del aislamiento de los enfermos, una medida exitosa que logró la desaparición de la fiebre amarilla de cina en sólo siete meses.
Cuando Cuba logró su independencia de España en 1902, Carlos J. Finlay fue nombrado jefe nacional de sanidad, cargo en el que se desempeñó hasta 1909. Tras su muerte en 1915 el gobierno cubano creó el Instituto de Investigación en Medicina Tropical, en su honor; en tanto que se estableció el 3 de diciembre, día de su nacimiento, el Día de la Medicina o del médico en varios países de América.
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