Chan Hol II, el esqueleto robado más antiguo de América
Boletín de prensa
6608/2017
Ciudad de México. 12 de diciembre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Al esqueleto de Chan Hol II no se lo pudo haber robado cualquiera, el ladrón debía ser un especialista. Una persona con la preparación y el equipo necesario para sumergirse en un cenote, bucear más de un kilómetro dentro de un oscuro laberinto y ubicar el punto exacto en que se encontraban los huesos del que, hoy se sabe, era el esqueleto más antiguo de todo el continente americano.
Antes del saqueo, el primero en ver a Chan Hol II con ojos de científico fue Jerónimo Avilés Olguín, director del Instituto de la Prehistoria de América, A. C. Irónicamente, Jerónimo no encontró el esqueleto en las profundidades de un cenote sino en Facebook.
En febrero de 2012, un espeleobuzo extranjero publicó en redes sociales las fotografías de una osamenta muy bien conservada con la que se había topado al explorar una cueva inundada en la Riviera Maya. Jerónimo, que llevaba más de 15 años como espeleobuzo y 12 años estudiando fauna y esqueletos de gran antigüedad, las vio y pensó que el esqueleto podía aportar información valiosa sobre los primeros habitantes de la península. Las imágenes no revelaban ninguna pista de la localización de los huesos, así que no dudó en contactar a la persona que subió las fotos para pedirle que lo llevara a ver los restos.
Al entrevistarse con él, le explicó todo el trabajo de investigación que su grupo estaba haciendo, pero el buzo parecía no querer compartir el hallazgo, le dio "largas" y nunca lo llevó al sitio.
Un mes después, otros exploradores dieron con la localización exacta de los restos, los fotografiaron, subieron las imágenes a Facebook y le reportaron a Jerónimo la ubicación del esqueleto.
En ese instante, Jerónimo informó del hallazgo a su grupo de trabajo, que se encontraba investigando otros esqueletos en cuevas sumergidas y tenían las autorizaciones necesarias en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para rescatar el esqueleto. Solo había que planear los aspectos técnicos para entrar a la cueva.
Pero una semana después, el 23 de marzo de 2012, cuando otro equipo de espeleobuzos entró a la cueva para fotografiar el hallazgo, el esqueleto ya no estaba. Había sido saqueado antes de que los científicos pudieran comenzar a estudiarlo.