Sismo de 1985, un cambio para la ciencia en México
Boletín de prensa
918/2015
México, DF. 18 de septiembre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Hace 30 años, poco después de las siete de la mañana, un movimiento fuerte interrumpió el sueño de Luis Quintanar Robles. Sobresaltado, despertó. Después de cuatro minutos de intensas vibraciones se dio cuenta de las graves consecuencias que el sismo del 19 de septiembre de 1985 había dejado a su paso: miles de muertos, heridos, construcciones destruidas y la paralización total de los principales servicios públicos.
Así recuerda Luis Quintanar, investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el fenómeno sísmico considerado como el más catastrófico en la historia de la ciudad de México, y cuya magnitud, según reportes oficiales, fue de 8.1 grados en la escala de Richter.
Para diversos especialistas, el evento de 1985 detonó el desarrollo de nuevas líneas de investigación en la comprensión del ciclo sísmico, en la ingeniería y las ciencias sociales. Por otro lado, motivó tecnología para las cimentaciones de la ciudad de México. Diversas disciplinas trabajaron en conjunto para entender desde diferentes perspectivas el fenómeno sísmico.
De acuerdo con el doctor Luis Quintanar Robles, aunque se tenían conocimientos previos de la existencia de los tipos de subsuelo en el Distrito Federal, no fue hasta poco después del evento de 1985 que los especialistas se dieron cuenta de la influencia de la diferenciación de suelos en la amplificación de las ondas sísmicas de la zona metropolitana, donde se encuentran los restos del antiguo lago que rodeaba Tenochtitlán y donde ocurrieron los mayores daños y colapsos de edificios.