La trayectoria de México en la exploración espacial
Boletín de prensa
1661/2015
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. 16 de diciembre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- El 4 de octubre de 1957, la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) puso en órbita el primer satélite artificial, a una altura de 938 kilómetros de la Tierra: el Sputnik I, de 83 kilogramos de peso y 58 centímetros de diámetro, con la misión de comprobar la temperatura y propagación de la ionósfera, así como la densidad atmosférica (la cual, se comprobó, era mayor a lo que se esperaba, pues el arrastre y la fricción hicieron descender de su órbita antes de lo previsto al Sputnik, que se desintegró a las tres semanas de haber sido lanzado).
En diciembre de 1957, en México, solo dos meses después del lanzamiento del Sputnik I, profesores de la Escuela de Física de la Universidad de San Luis Potosí, lanzaron el primer cohete sonda mexicano para conocer las propiedades de la atmósfera: el Física I, con 8 kilogramos de peso, 1.70 metros de diámetro y dos mil 500 metros de alcance, con el objetivo de aprovechar los cohetes como vehículos para realizar investigación científica en las altas capas de la atmósfera.
“México inicia así su participación en la era espacial, sin tener ninguna prisa, sin competir con nadie, esto era un aprendizaje, un esfuerzo de la academia, no del gobierno”, comenta para la Agencia Informativa Conacyt el ingeniero Mario Arreola Santander, director de Divulgación de la Ciencia y Tecnología Espacial de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), al término de la conferencia Del Sputnik a la Agencia Espacial Mexicana, que impartió como parte del cierre de actividades de la Expo Ingenio El Espacio, celebrada en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
AM/AT/FV/1661/2015