Beca Líderes del Mañana, incentivo al talento científico
Por Janneth Aldecoa
Culiacán, Sinaloa. 14 de septiembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Jóvenes que recientemente egresaron del nivel medio superior y que integran el Programa de Apoyo a Sobresalientes del Estado de Sinaloa (Grupo ASES), obtuvieron su ingreso a la tercera generación de la beca Líderes del Mañana del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), para cursar la carrera que deseen en cualquiera de sus campus en el país.
Se trata de los jóvenes Cinthia Nahomi Solís Angulo, Raúl Chío León, Alejandro Beltrán Ley y Ricardo de Blass. Los cuatro han participado en diversos concursos de ciencia a nivel nacional e internacional, y ahora integran el grupo de 212 alumnos beneficiados con dicha beca, a la que aplicaron cerca de nueve mil aspirantes, un proyecto de cinco millones de dólares.
Entre los requisitos que deben reunir los postulantes destacan promedio académico superior a nueve, demostrar compromiso con la sociedad, contar con habilidades de liderazgo y justificar la necesidad económica para obtener la beca, que cubre el 100 por ciento de los gastos del beneficiado.
Nahomi Solís
Cinthia Nahomi Solís Angulo es originaria de Culiacán, Sinaloa. Estudia la carrera de médico cirujano en el ITESM, y ha obtenido diversos premios a nivel nacional e internacional con proyectos enfocados en el cuidado del medio ambiente. Dentro del programa ASES contó con la asesoría de científicos como el doctor Rogelio Sosa Pérez y la maestra Nydia Berrelleza.
“Haber obtenido la beca Líderes del Mañana es todo un privilegio para mí. Creo que es una manera de motivar a más personas a que hagan cosas diferentes y poder así crear agentes de cambio que dirijan a la sociedad hacia un mundo prometedor”, expresó.
El proyecto en el que trabajó durante años, paralelamente a sus estudios de secundaria y preparatoria es Elaboración de un plástico biodegradable a base de cáscaras de papa, como alternativa al uso de los plásticos convencionales. Consiste en la utilización de desechos en un producto que serviría para reducir el impacto ambiental de los plásticos convencionales.
El plástico común, señala, puede tardar miles de años en biodegradarse, en cambio, cada gramo del plástico que propone tarda solamente cinco días. “Si tiras al suelo aproximadamente un gramo de estos plásticos, al terminar su vida útil en el suelo hay unos microorganismos que se llaman amilolíticos y ellos mismos lo degradan para que su tiempo como desecho sea mínimo y se reintegre otra vez al ambiente”, explicó.
En octubre de 2015 obtuvo el primer lugar en la Feria Mostratec, la más grande de América Latina, que se llevó a cabo en Novo Hamburgo, Brasil.
Este mes, Nahomi acudirá al Campamento Científico que se realizará en Argentina y que reúne a jóvenes científicos y a ganadores de otras ferias de ciencias.
Alejandro Beltrán Ley
Para Alejandro Beltrán Ley, originario del municipio de Mazatlán, haber obtenido la beca Líderes del Mañana representa una ventana de oportunidades para devolver a la sociedad algo de lo que le ha ofrecido.
A partir de este ciclo escolar, el egresado de la preparatoria Cetmar 08 cursa la licenciatura en ciencias hispánicas en el campus Monterrey. Su meta es participar en el Concurso Nacional de Poesía, egresar con promedio de excelencia del Tec de Monterey y dedicarse a la creación de nuevos programas educativos para niños y jóvenes para contribuir al desarrollo del país.
Recientemente, Alejandro Beltrán representó al continente americano en el Congreso Internacional de Jóvenes Investigadores, celebrado en Zaragoza, España. En junio pasado representó a México en la Olimpiada Internacional de Proyectos Científicos Ambientales, que se llevó a cabo en Ámsterdam, Holanda, con un proyecto educativo que propone crear conciencia sobre la importancia de sanear el Estero de Urías, de Mazatlán.
“El Estero de Urías es un ecosistema acuático con más empresas de Sinaloa. Concentra altos niveles de contaminación, debido a las empresas. Junto a mi asesor, el doctor Jesús Antonio Ramírez, ideamos un proyecto para conocer el índice de contaminación en ese cuerpo de agua. Al obtener los resultados, la idea era realizar un proyecto de ayuda social, es decir, implementar estrategias de educación, capacitación y comunicación ambiental”, explicó.
Actualmente, asesor y alumno trabajan a distancia en la continuación del proyecto, ideando estrategias para los usuarios de ese ecosistema.
“Me encantan los temas sobre medio ambiente, pero creo que puedo ayudar más a mi país con la carrera de ciencias hispánicas. Tengo nuevas metas que me he planteado al estar en el Tecnológico y tienen que ver con la educación. Sé que la educación puede traer grandes cambios a México”, dijo.
Raúl Chío León
Desde los seis años de edad, Raúl se unió al movimiento scout en Mazatlán. Participó en colectas de despensa y medicamentos para beneficio de familias de comunidades rurales y asilos de adultos mayores. Con el paso del tiempo enfocó sus esfuerzos hacia esos sectores de la sociedad, desarrollando proyectos de investigación. El primero de ellos en preparatoria, consistió en la creación de una tostada fortificada con moringa y chía.
“Buscábamos que a través de un alimento de consumo común, pudiéramos proveer nutrientes esenciales que no agregamos a nuestra dieta, tal vez por desconocimiento o por falta de oportunidad”, comentó. Después, con apoyo de otro compañero de escuela creó un generador de dietas digitales.
Más tarde llegaría el proyecto que trabajó en el Grupo ASES: Memoria rítmica compuesta, un proyecto con enfoque académico.
“Es sobre la falta de aprovechamiento de los programas de educación. Todo inició con un programa de divulgación científica, que después se convirtió en un estimulador de habilidades cognitivas y, posteriormente, por la plasticidad cerebral que le da a través de las dinámicas que aplicaba, se convirtió en una perfecta terapia preventiva para el Alzheimer, entre otras enfermedades degenerativas”, explicó.
En ASES recibió asesoría de Sarahí Rivera Solórzano, Nydia Berrelleza, entre otros científicos. Consiste en la práctica de un sistema de improvisación al que agregó nemotecnia.
“Me gustaba mucho cantar rap, porque mientras pronuncias una palabra debes ir pensando en la siguiente, y tener hilo con la oración. Se convirtió en algo muy fácil para mí. Decidí diseñar un programa para enseñar a improvisar y estimular el cerebro de otras personas. Posteriormente, decidí añadir más dificultad que, creo, fue lo que le dio mayor éxito al programa o al entrenamiento, pues mientras vas improvisando debes resolver operaciones aritméticas, algebraicas o recordar palabras”, explicó.
El jovencito se encuentra en el campus Guadalajara. Estudia ingeniería en biotecnología y planea ingresar a la especialidad de biofarmacéutica.
“Me gustaría trabajar el tema de la prolongación de la vida. Habrá quienes consideren el tema fantasioso, pero no lo veo como algo muy distante, pero ya que te enfocas en las bases químicas y notas que hay una posibilidad, te logra apasionar el tema y quieres ser partícipe de grandes proyectos”, dijo.
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