Emprendimiento mexicano con paso firme
Por Nistela Villaseñor
México, DF. 24 de junio de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- La Red de Talentos Mexicanos en el Exterior, conocida actualmente como Red Global MX (RGMX), surgió en 2005 con el fin de contactar a los connacionales altamente calificados que se encuentran en el extranjero e invitarlos a colaborar en el desarrollo del país.
Actualmente, la red está conformada por 40 capítulos distribuidos en 19 países de cuatro continentes. Uno de ellos es El Paso del Norte, presidido por el doctor Alberto M. Correa, quien platicó para la Agencia Informativa Conacyt del surgimiento, actividades y éxitos del proyecto.
El capítulo tiene ocho años ininterrumpidos de operación, aunque se inauguró oficialmente el 19 de julio de 2010. Se llama así por la región, sin que por ello abarque exclusivamente la ciudad de El Paso, Texas. Comprende el sureste de Texas, el sur de Nuevo México y el norte del estado de Chihuahua, incluyendo el municipio de Juárez.
Según lo refirió el doctor, el capítulo está asentado en la metrópoli binacional más grande del mundo: El Paso-Juárez. “En la actualidad, el comercio por tierra, aire y mar entre México y Estados Unidos se eleva a 500 mil millones de dólares. De eso, 200 mil millones pasan por El Paso-Juárez, por lo tanto es el puerto más importante para comercio binacional”, afirmó.
Explicó que Ciudad Juárez juega un papel de singular relevancia en el desarrollo económico de México, por lo que hay un esfuerzo y voluntad política para seguir fortaleciendo la región.
“Hablar de Juárez es hablar de grandes maquiladoras: plantas, filiales de empresas americanas pero también coreanas y taiwanesas, que tienen más de mil empleados. Alrededor de la maquiladora existen unas 500 empresas que le dan servicio, suministro de partes y componentes, logísticos, etcétera. Esto ha hecho de Juárez un elemento de gran importancia en el desarrollo de México, y que tenga un alto nivel de competitividad”, abundó Correa.
El desarrollo del capítulo El Paso del Norte se da dentro de esas condiciones de desarrollo regional, económico e involucramiento con las necesidades de la industria, por un lado mexicana que requiere transferencia de tecnología, y por otro lado americana, que está interesada en internacionalizar sus operaciones en México.
El especialista aseguró que los miembros del capítulo tienen una orientación empresarial, pues para cumplir con el objetivo de la RGMX, que es acelerar la inserción de México a la economía del conocimiento, es indispensable involucrar la empresa (mexicana o estadounidense), transferir tecnologías a las cuales se tiene acceso y cumplir con el objetivo específico del capítulo: fortalecer la relación bilateral México-Estados Unidos.
Los casos de éxito del capítulo se han dado en la internacionalización de operaciones de empresas mexicanas, transfiriendo tecnologías, constituyendo empresas filiales en Estados Unidos, operándolas en las actividades de comercialización y apoyándolas en el registro de su propiedad intelectual en el país vecino.
El Paso del Norte promueve la inscripción de empresas mexicanas en el Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (Reniecyt) y el Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), con el fin de obtener fondos e incursionar con el modelo operativo que el propio capítulo ha puesto en marcha.
“Apoyamos en la elaboración de planes de negocios, escalar tecnologías de nivel laboratorio a piloto e industrial, aumentar la capacidad instalada de las plantas, constituir las empresas en Estados Unidos, certificar las características de sus productos, operar las empresas, penetrar el mercado, desarrollar innovaciones que mantengan su competitividad internacional, y otros tantos pasos”, detalló Correa.
En palabras del especialista, el desarrollo de un país no solo se hace en los laboratorios y universidades; se realiza en su gran mayoría en la empresa, que es la que invierte recursos, crea empleos, aplica los avances tecnológicos y promueve el desarrollo nacional y regional. “Esta es nuestra preocupación, nuestro objetivo, nuestro credo”, señaló el entrevistado.
¿Por qué el enfoque empresarial?
Alberto Correa, quien es científico y empresario, tiene 30 años de experiencia en el sector privado. “Entiendo perfectamente la mentalidad empresarial en ambos países (México y Estados Unidos), por eso tenemos una ventaja competitiva en el capítulo, porque nuestros miembros están dentro de un contexto y esquema empresarial”, advirtió.
Para el especialista, el emprendimiento del conocimiento es un término que en nuestro país no se ha divulgado en forma adecuada. “Aunque en México todo mundo es emprendedor e innovador, desgraciadamente no se tienen claros los conceptos”, indicó.
El presidente del capítulo mencionó que sus miembros son emprendedores, tienen sus propias empresas y se desarrollan en ese marco. “Pero a sabiendas de que somos doctores, científicos, ingenieros y hay un grupo importante de personas que están en las ciencias administrativas, en el desarrollo regional, en el desarrollo económico”, detalló.
Por su parte, la doctora Mariana Chew, vicepresidenta asociada de Ciencias Ambientales y Biotecnologías del capítulo, y especialista en ingeniería ambiental, sostuvo que cada miembro de El Paso del Norte cuenta con diferentes antecedentes académicos, profesionales y personales, y con su experiencia puede identificar una determinada empresa, implementar un programa piloto de transferencia de tecnología y echarlo a andar.
“La gente nos quiere y nos acepta. Saben que la intención del capítulo es poner a sus órdenes la experiencia y el conocimiento. El capítulo me ha dado esa oportunidad: regresar algo de lo que he recibido”, comentó Chew.
Proceso de internacionalización
Según el doctor Correa, la internacionalización de una empresa requiere de una serie de pasos para entender cómo se hace el negocio en el país vecino, además de cuáles deben ser las características y pasos del mismo. Con el modelo operativo que el capítulo ha implementado se identifica a empresas interesadas en internacionalizar sus operaciones; el primer paso es hacer el plan de negocios en Estados Unidos.
“El modelo consiste en establecer relación con la empresa mexicana. Hablamos de pequeñas y medianas empresas interesadas en expandirse a Estados Unidos; a lo mejor su último objetivo es exportar, pero incluso ello implica una serie de procedimientos para las cuales, por lo general, el empresario mexicano no está preparado, pues la manera de hacer negocios es completamente diferente a la de México”, indicó.
Según explicó el presidente del capítulo, el plan de negocios incluye un análisis del mercado, equivalente al 70 por ciento del plan, hecho por especialistas en mercadotecnia. Se realiza no solo observando demandas y ofertas específicas del producto, sino estableciendo contacto, vía telefónica o mediante una encuesta personal, con los demandantes del producto.
“La empresa mexicana expone el producto y las ventajas competitivas que podría tener en Estados Unidos. Si hay interés, se determina mediante la encuesta cuáles serían los clientes potenciales que van a comprar dicho producto”, detalló.
Agregó que en Estados Unidos no se da un paso si no hay un plan de negocios. Una vez establecido este, se visualiza qué segmentos del mercado incursionarán de acuerdo a esa demanda, las capacidades que debe tener la fábrica en México para cubrirla, y cuánto ha de producir anualmente. En función de eso, se diseñan estados financieros y una programación a cinco años que permita garantizar la rentabilidad de los productos mediante su colocación.
A partir de ahí, añadió el entrevistado, se elabora el prospectus: un resumen ejecutivo orientado hacia posibles inversionistas mexicanos, americanos o de otras nacionalidades. “Por lo general, no se cuenta con el capital suficiente para invertir y establecer operaciones para abastecer la demanda específica. Por ello, contamos con una serie de inversionistas potenciales interesados en invertir en empresas mexicanas”, dijo.
Una segunda etapa del planteamiento incluye la estructuración o construcción de empresas en Estados Unidos. “¿Cómo va a comercializar la empresa mexicana en el país vecino? Tiene que formar una empresa ahí; no hay de otra”, planteó el experto.
Además, para garantizar la operación de la empresa mexicana, el capítulo ofrece suscribir hasta un 25 por ciento del capital social de la misma en Estados Unidos. “Se constituye una empresa en ese país, cuyo 75 por ciento del capital pertenece a la compañía en México, y el 25 por ciento restante a los inversionistas en Estados Unidos. Nosotros la operamos. De esa manera garantizamos que lo vamos a hacer bien porque también tenemos intereses en cumplir con ellos. Un planteamiento puramente empresarial”, advirtió Correa.
Por otro lado, destacó que es necesario registrar la propiedad intelectual en Estados Unidos. Si los productos son procedentes de México, sin importar qué productos sean, se requiere la certificación del país vecino.
Caso concreto
La empresa Impersimges desarrolló una tecnología para la fabricación de estuco, material para el recubrimiento de construcciones, hecho –en este caso– a base de papel reciclado, que gracias al tratamiento que se la da durante el proceso de fabricación (mezclado con una serie de agregados pétreos y poliméricos) se vuelve no inflamable, además de tener un aislamiento térmico excepcional, mencionó el doctor Alberto Correa.
“Tiene una muy baja conductividad térmica y un excelente aislante, por lo tanto garantiza un ahorro de energía de un 30 por ciento en el interior de las construcciones, ya sea en enfriar o calentar la habitación”, afirmó.
Detalló que se recibió apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para la preparación del plan de negocios para comercializar el estuco en Estados Unidos. “Estamos en la segunda etapa: conseguir fondos ahora para expandir la planta productora en Torreón, constituir la empresa comercializadora en Estados Unidos, certificar el producto, establecer la plataforma de lanzamiento comercial y registrar la propiedad intelectual”, añadió.
Otros proyectos apoyados por El Paso del Norte
El capítulo también incursiona activamente en programas sociales, en temas de apoyo a los derechos de los migrantes, empoderamiento de la mujer, tráfico de personas y violencia familiar, con la filosofía de adoptar y desarrollar tecnologías de vanguardia que aceleren el cambio en esos tópicos que, en opinión del doctor Alberto Correa, “corroen las conciencias y desgarran a la sociedad en sus más íntimas raíces”.
Además, apoya varios proyectos tecnológicos. Por ejemplo, en Zacatecas se propuso que una empresa que genera biomasa y posteriormente gas metano –mediante plantíos de nopal no comestible– utilice un procedimiento desarrollado por científicos mexicanos del capítulo Bélgica, para acelerar la producción de metano por procesos electroquímicos (electrometanogénesis).
Por otra parte, existe en Sinaloa un proyecto similar pero con maíz, trigo y sorgo. La propuesta, según explicó el doctor Correa, es producir la biomasa en función de estos rastrojos, utilizando los desarrollos de la metanogénesis.
En el estado de Morelos se firmó un convenio con el Instituto de Investigaciones Eléctricas en Cuernavaca para llevar a cabo una serie de seminarios y diplomados enfocados al tema energías renovables.
El capítulo El Paso del Norte también planea apoyar los estados de Puebla y Oaxaca en la comercialización de pescado congelado (en el caso del primero) y mezcal artesanal (en el segundo).
Proyectos artesanales
Para el doctor Correa, las artesanías mexicanas son ampliamente apreciadas a nivel internacional, aunque en su mayoría se ven todavía como curiosidades porque están hechas con materiales y acabados de mediana o baja calidad. Cuando se hacen de buena calidad son caras pero tienen una gran demanda en el extranjero, aseveró.
Por ello, otra idea del capítulo es estructurar programas en donde se utilice la mano de obra y el ingenio de artesanos mexicanos de diversas regiones, para hacer manufacturas que, por su calidad, tengan demanda internacional.
Ejemplo de ello son los tapetes de Temoaya (Estado de México); rebozos de Santa María del Río (San Luis Potosí); cestos y sombreros de paja (Querétaro); artículos de piel (Guanajuato), entre muchas otras manufacturas.
Sin embargo, el especialista advirtió que no solo mediante este tipo de planteamientos se estructura verticalmente la cadena productiva, sino que además se alimenta de tecnologías para la producción de elementos para la exportación.
“Es decir, si los sistemas de curtido de pieles en México son malos, hay que meterle tecnología para que sean buenos y no huelan mal. Si se quiere producir para Estados Unidos sombreros de paja tipo australianos que están de moda, que además son de pajas tan finas que se pueden doblar y meterlos en la bolsa, y si en México no hay esa paja, pues se cultiva; y si esa paja tiene que tratarse con un polímero, con plásticos, pues se trata”, manifestó.
Ahí están ciencia, tecnología y requerimientos tecnológicos que necesitamos para integrar las cadenas de valor, para que los productos puedan ser competitivos a nivel internacional; no solo por la mano de obra, que es una parte mínima del costo total de la producción, reiteró Correa.
Bondades sociales
El capítulo El Paso del Norte ha sido para Mariana Chew una gran oportunidad para aprender de los demás, una ventana para exponer y compartir lo que sabe, así como un nicho para hacer proyectos reales. “A veces la academia se queda con los conocimientos y es difícil ponerlos en práctica, pero aquí se ha podido transferir tecnología”, afirmó.
“Es un vehículo para regresar a la sociedad algo de lo que nosotros queremos hacer mejor, que sea tangible. ¿Qué más tangible que productos que se pueden comer, por ejemplo?”, destacó Chew.
Por su parte, el presidente del capítulo manifestó que ser exitoso en México no garantiza serlo en el extranjero. “Nuestra colaboración es precisamente esa: facilitar que los proyectos de la empresa mexicana existan en el extranjero. Ya es tiempo de echar por tierra esos paradigmas que siguen colocando a México en posiciones verdaderamente ridículas”, concluyó Alberto M. Correa.
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