Un biólogo dedicado al estudio de las estructuras
Por Alejandra Rosado
México DF. 27 de abril de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- La evolución es un tema que se ha debatido durante varias décadas entre especialistas que han analizado las teorías de los naturistas Charles Darwin y Richard Owen. En México, uno de los estudiosos que ha fijado su atención en el planteamiento de nuevas respuestas con base en las investigaciones de estos historiadores de la biología es el doctor Carlos Alberto Ochoa Olmos, investigador y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Durante muchos años leí a un autor llamado Stephen Jay Gould, biólogo evolutivo, historiador y uno de los más influyentes divulgadores científicos de su época. De esta forma fue como decidí estudiar biología”, afirmó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Trayectoria científica
Fue mientras cursaba la licenciatura, en una clase de Anatomía Comparada en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, donde el biólogo se interesó en especializarse por el proceso evolutivo de los animales.
“Recuerdo mucho la clase de un profesor que comparaba el proceso evolutivo de los ojos de un pez y un molusco (por decir alguno, el pulpo). Fue entonces cuando sentí el interés por estudiar más el tema; sin embargo, entre más leía, mi atención se enfocaba únicamente en la morfología”, mencionó.
Con el paso de los años, sus investigaciones y estudios lo llevaron a conocer a la doctora en Ciencias Ana Barahona Echeverría, quien fundó el área de estudios sociales en la Facultad de Ciencias de la UNAM, y con quien trabajó, a finales de la carrera, su proyecto de tesis.
Al concluir satisfactoriamente sus estudios de nivel superior y culminar el trabajo final, Barahona Echeverría le propuso ingresar a la Maestría en Ciencias Biológicas en la misma institución.
Esta decisión, así como la pasión por su trabajo, lo llevaron a impartir clases durante nueve años. Esto le facilitó su participación en diversos debates sobre temas evolutivos y disciplinas afines.
“Me gusta que los alumnos se identifiquen con los temas que se estudian en las aulas, así que busco formas para llamar la atención y volver las clases más amenas. Una de ellas es personificar la disciplina”, relató.
El deseo por compartir sus conocimientos lo llevó a escribir, en colaboración con la doctora Barahona Echeverría, su primer libro que lleva por título Forma versus función: historia de la homología y la analogía (UNAM, México, 2009). Tras ser publicado, tomó la decisión de utilizar el texto como método para adentrar a sus alumnos en el mundo de la biología.
“A mi sobrino le gusta asistir a mis ponencias. Le divierte ver cómo utilizo personajes de caricatura o le pongo ojos a los genes para que sea más sencillo aprenderse nombres científicos que son complejos; también hago chistes en repetidas ocasiones”, comentó. De esta forma, el doctor Ochoa Olmos logra que los alumnos comprendan y aprendan los temas con mayor facilidad.
El interés por continuar su formación académica lo condujo al Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM, donde ingresó a un doctorado. Posterior a ello, viajó a España y realizó una estancia posdoctoral en el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva.
Durante su residencia en Valencia, logró participar en debates sobre la historia de la anatomía comparada (tema al cual enfocó su primer libro). Esto le permitió compartir intereses, anécdotas y conocimientos con investigadores de otros países.
A su regreso, el doctor Ochoa Olmos se interesó en la realización de un segundo libro que, nuevamente en colaboración con la doctora Barahona Echeverría, fue escrito y publicado este mes de abril en la Facultad de Ciencias de la UNAM, y que lleva por título El jano de la morfología: de la homología a la homoplasia, debates y evolución.
En este nuevo libro, el autor busca desmitificar la historia sobre formalismo y funcionalismo, así como plantear a los lectores e investigadores el enigma de la evolución.
El nombre de dicha publicación surgió a raíz de una analogía entre el dios romano Jano (en latín Janus), dios de los comienzos y los finales. A este mismo le fue atribuido el primer mes del año (lanauris o janeiro), y de ahí el mes de enero, explicó el investigador.
En la actualidad
Actualmente, Ochoa Olmos imparte la materia de Filosofía e Historia de la Biología y el taller de Problemas Históricos y Filosóficos en la Facultad de Ciencias de la UNAM. También se encuentra en espera de la publicación de su tercer libro, el cual escribió de manera independiente.
Además de la educación continua que imparte y practica, el investigador realiza un gran número de actividades culturales y académicas en México.
“No es fácil llegar a escribir un libro, son muchos factores los que inspiran para realizar este proyecto. Una de las cosas que agradezco al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) es el apoyo que me ha brindado, ya que son parte indispensable en el proceso de mis investigaciones”, concluyó.
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