Atanacio Pani Cielo, el arte de operar un telescopio
Por Mabel Gómez Castillo
Ciudad de México. 11 de mayo de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- José Atanacio Pani Cielo es considerado uno de los mejores operadores de telescopios en México. Además de operar el telescopio de un metro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se desempeña como asistente en investigación astronómica y realiza actividades de mantenimiento general a los telescopios y de las instalaciones del Observatorio Astronómico Nacional (OAN).
Como reconocimiento al hombre que se convirtió en astrónomo en poco tiempo, se realizó a principio de año la Escuela Latinoamericana de Astronomía Observacional (ESAOBELA) 2017, organizada conjuntamente con el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Instituto de Astronomía de la UNAM (IA-UNAM). La escuela reunió durante tres semanas a estudiantes de física, matemáticas e ingenierías, provenientes de distintos países de Latinoamérica, para ofrecerles un curso básico de astronomía.
Atanacio Pani fungió como instructor en operación de telescopios en ESAOBELA, ahí enseñó a los estudiantes a identificar constelaciones y objetos estelares, como por ejemplo la estrella polar.
Este proyecto nació en el 2008 con la intención de enseñar astronomía a estudiantes centroamericanos, fue tanto el éxito y la aceptación que desde entonces se realiza año con año en honor a personalidades que hicieron historia en el OAN, principalmente en Tonantzintla.
Un hombre que hizo historia
José Atanacio Jacobo Pani Cielo es un hombre originario de Santa María Tonantzintla, Puebla, que se dedicaba a ser comerciante hasta que ingresó un 5 de diciembre de 1975 como jardinero al Observatorio Astronómico Nacional (OAN) de la UNAM, en busca de una oportunidad para aprender y crecer.
Con estudios de secundaria y tras desempeñarse como jardinero en el OAN durante varios meses, los amigos de Pani le preguntaban qué tipo de actividades realizaban ahí, a lo que no tenía una respuesta, pues mientras se enfocaba en sus labores diarias de jardinería durante el día, los astrónomos permanecían dormidos y el edificio cerrado. Fue a partir de esa interrogante que inició su curiosidad por descubrir cómo funcionaba un telescopio y se dio la oportunidad de entrar y conocer.
Nacho, como mejor se le conoce, se asomó por primera vez al edificio que albergaba el telescopio de un metro, sin saber que su destino ya estaba escrito.
“Conocí la astronomía al ingresar al observatorio, el señor Alfonso Quintero Toxqui me invitó después de cuatro semanas a observar el telescopio de un metro y lo primero que vi fue Sirio, la estrella más brillante en la constelación del Can Mayor, eso me impactó mucho y dije: 'Es aquí donde debo estar'”, comentó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Posteriormente tuvo la oportunidad de participar en varios proyectos y eventos astronómicos con el doctor José Peña Saint-Martín, jefe del OAN, quien lo llevó por primera vez al Observatorio Astronómico Nacional de la Sierra de San Pedro Mártir, es ahí donde adquirió nuevos conocimientos para operar un telescopio.
“Poco a poco me fui enseñando a identificar constelaciones, a determinar la magnitud de los objetos estelares, a operar un telescopio y ver cómo es que se introducen las coordenadas para mover ese monstruo tan bonito que a lo largo del tiempo he llegado a querer mucho, y con todas las satisfacciones recibidas en la institución aprendí a ponerme la camiseta universitaria”, recordó.
De 1887 a 1947, la Carta del Cielo fue la principal línea de investigación del OAN, que tenía como principales objetivos hacer un catálogo de todo el cielo que incluyera las magnitudes y coordenadas de las estrellas más brillantes que la magnitud 11.5 y hacer un mapa del cielo que incluyera las estrellas más brillantes que la magnitud 15. |
Pasaron alrededor de tres años para que Nacho se preparara lo suficiente para ser operador de telescopios. Aprendió a manejar el telescopio de un metro y el telescopio tipo refractor del año de 1879, el telescopio Carta del Cielo, un instrumento que sirvió para formar la Carta Celeste. Este proyecto le permitió adentrarse más en el tema de la astronomía hasta llegar a ser divulgador.
La labor de Pani en el OAN continúa
El gran operador del telescopio de un metro de la UNAM comparte con la Agencia Informativa Conacyt que, a partir de esta experiencia de vida y tras haber sido homenajeado con ESAOBELA, se siente muy emocionado pero considera que lo que ha logrado no es suficiente.
“Hay muchas cosas por hacer, cada escuela que viene o ha pasado por aquí me siguen recordando o escriben, algunos ya están haciendo astronomía y doctorados en alguna otra parte del país, y yo digo: 'Esto todavía tiene para mucho'. Parece que ya hicimos suficiente, pero no”.
Aun con toda esta experiencia adquirida, Nacho nunca terminará de aprender. “Afortunadamente debo decir que tuve los mejores maestros en esta rama, creo que todavía falta mucho, en esto nunca terminaremos de aprender, siempre vamos a seguir descubriendo cosas nuevas. Me siento muy contento, realmente muy halagado y motivado para seguir trabajando”.
• Atanacio Pani Cielo
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