Stefan de Folter, el científico que busca mejorar la producción de frutas en México
Por Armando Bonilla
Ciudad de México. 23 de junio de 2016 (Agencia informativa Conacyt).- El pasado 27 de mayo, en una ceremonia oficial celebrada en la residencia de Los Pinos, el presidente Enrique Peña Nieto llevó a cabo la entrega oficial del Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Cinco fueron las categorías en las que se reconoció el trabajo de investigadores de origen mexicano o avecindados en México. Tal es el caso de Stefan de Folter, quien a pesar de no ser de origen mexicano, fue galardonado por el trabajo que desde hace varios años realiza en beneficio del país.
En ese contexto, la Agencia Informativa Conacyt platicó en exclusiva con el profesor e investigador del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), perteneciente al Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Stefan de Folter es originario de los Países Bajos, estudió en Holanda la carrera de biotecnología de plantas; posteriormente, cursó un doctorado en biología molecular de plantas y al finalizar continuó con estudios posdoctorales también en Holanda y fue una vez que los concluyó, que cambió su residencia a México.
El doctor, que recibió el premio más importante de la Academia Mexicana de Ciencias por sus aportes científicos en torno al proceso de maduración de algunos frutos, relató que sus primeras aproximaciones con el mundo de la investigación fueron durante sus estudios de licenciatura.
“Siempre trabajé en el desarrollo de flores, Holanda es un país con mucha historia y tradición en cuanto a las flores se refiere, así que mi primer acercamiento con la investigación fue cuando estuve en un laboratorio donde se buscaron genes involucrados en el desarrollo de las flores”.
A decir del doctor, fue justo ese primer encuentro con la investigación lo que atrajo totalmente su atención hacia el mundo científico. Tal fue el compromiso y la pasión que asumió, que incluso durante esa etapa logró importantes hallazgos científicos junto al grupo de investigación en el cual colaboraba.
“En aquella época identificamos varios genes; no obstante, nos enfocamos más en un solo grupo para determinar sus interacciones con algunas proteínas, todo como un conjunto que interviene en el desarrollo de las plantas. Este trabajo tuvo mucho impacto en su momento en Holanda”.
A partir de ese momento y durante el tiempo que realizó investigación desde Holanda, sus líneas de trabajo giraron en torno al desarrollo de plantas. No obstante, la propia dinámica en el ejercer de los científicos en Holanda y en Europa en general lo llevaron a tomar la decisión de mudarse a México.
“En Europa es muy difícil establecer un grupo de investigación propio (hay que ir escalando posiciones con base en la antigüedad); entretanto, en México surgió la oportunidad de contar con mi propio equipo de investigación cuando se abrió Langebio, así que sencillamente tomé la oportunidad”.
Sin embargo, dijo, la razón principal para dejar lo que ya había logrado allá y explorar las oportunidades que se le abrían en México, tuvo que ver más con un tema personal, el cual fue que su hoy esposa es de origen mexicano. “Nos conocimos allá, en Holanda, pero ella es de aquí, así que fue mi principal motivación para trasladarme acá”.
Una vez en México dio un giro a sus líneas de trabajo y aun cuando su investigación se mantenía cercana a las flores, ya no fue exactamente igual toda vez que ahora dedicó sus esfuerzos en generar conocimiento en torno al desarrollo de los frutos.
La principal diferencia radica en que el fruto es utilizado para el consumo humano, una gran variable a la hora de trazar la investigación. “Es muy interesante estudiar los procesos de desarrollo que generan los frutos (…) Comenzamos estudiando una planta modelo que en México ya contaba con su genómica secuenciada, describimos algunos de esos genes pero también encontramos nuevos genes importantes para el desarrollo de frutos”.
Se trató de la planta modelo Arabidopsis, la cual tiene muchas ventajas para estudiar genéticamente y definir cuáles genes y proteínas son necesarias para los procesos de desarrollo. Detalló que las consecuencias de este trabajo no son necesariamente las llamadas plantas transgénicas, sino se está usando la información encontrada en plantas modelos para editar genomas en escalas más finas, para concretar el mejoramiento del proceso de desarrollo de ciertas plantas y frutos, por ejemplo, el tomate.
Sobre el premio de la AMC
A decir del investigador, el reconocimiento lo pone muy contento, sobre todo porque es un reconocimiento al trabajo que realizan todos los miembros de su equipo y colaboradores. "Es un reconocimiento muy bonito que nos estimula para continuar por el trabajo que hemos venido realizando".
Asimismo, consideró que recibir un premio siempre estimulará a realizar un mejor trabajo. “Recibir un premio es una estimulación personal y para los equipos de trabajo, incluso para las instituciones y universidades; además de ello, representa un elemento de prestigio internacional que de alguna forma valida el trabajo de quien lo recibe”.
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