Conacyt, 45 años de impulsar la ciencia y la tecnología en México
Por Verenise Sánchez
México, DF. 9 de octubre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) está presente de algún modo en cada uno de los desarrollos científicos y tecnológicos del país. Esto puede ser a través de sus investigadores, becarios, laboratorios, equipos o programas.
Por tal razón, a 45 años de su creación, hoy más que nunca el Conacyt es una institución estratégica para el desarrollo científico, tecnológico y de innovación del país, que contribuye a impulsar el crecimiento económico y a mejorar la calidad de vida de todos los mexicanos, manifestó Enrique Cabrero Mendoza, director de dicho consejo.
En entrevista a propósito del 45 aniversario del Conacyt, Cabrero Mendoza subrayó que la dinámica económica mundial ha cambiado en los últimos años y ahora está regida por el conocimiento y la innovación.
“La economía ha cambiado su naturaleza, la sociedad se ha transformado, el conocimiento es un bien público muy importante, es el que determina el nivel de desarrollo, el bienestar y crecimiento de los países en el momento contemporáneo”, aseguró.
Por tal motivo, destinarles más recursos económicos a la formación de más y mejores científicos, así como a la investigación y al desarrollo, es apostarle a un futuro más próspero, manifestó.
Señaló que aunque la ciencia y la tecnología en México enfrentan grandes retos, tales como la inversión que aún no llega al uno por ciento del producto interno bruto (PIB) o la vinculación entre el sector académico y el empresarial para generar innovación, el país avanza y va por buen camino.
Destacó que los resultados de la inversión y la labor que se hacen ahora para impulsar y fortalecer el sector científico y tecnológico no serán tan inmediatos, pero en un mediano plazo se verán reflejados.
“Tenemos que seguir acumulando inversión para que de pronto se genere un cambio, a Corea del Sur le tomó 30 años, a Irlanda y Finlandia más de 20 años. México ya viene arrancando y necesitaremos una década o 15 años más, pero la inversión va a redituar y por eso no tenemos que aflojar el paso”.
Para la directora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rosaura Ruiz Gutiérrez, sin la existencia y trabajo del Conacyt no tendríamos en México los avances en ciencia, tecnología e innovación con los que contamos. "Su papel en la formación de recursos humanos con posgrado en las distintas áreas del conocimiento, así como en la generación y patrocinio de algunos de los más importantes proyectos de desarrollo tecnológico e innovación en el país es incuestionable”, subrayó.
Picar piedra
En una entrevista publicada en 2011 en la revista Ciencia y Desarrollo, el ingeniero Eugenio Méndez Docurro, primer director del Conacyt, explicó que la idea e inquietud de crear un órgano rector de la ciencia y la tecnología mexicana surgió en los años 30; sin embargo, la comunidad científica aún era incipiente y por eso no se pudo crear.
“El Conacyt tenía antecedentes desde la época del general Cárdenas, por lo menos; él creó una Comisión de Educación Superior e Investigación Científica que tuvo poco éxito por una razón elemental: no había científicos y no se podía constituir un programa que tuviera continuidad e impacto. Al fin de la Segunda Guerra Mundial, ya en la presidencia de Manuel Ávila Camacho, se crea, en 1942, la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica (CICIC)”, señaló Méndez Docurro en dicha publicación.
En 1950 el CICIC se transformó en el Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC), el cual empezó a ofrecer becas, aunque estas no superaban las 50, las cuales en su mayoría eran para estudiar en el extranjero.
“En 1959 se creó la Academia de la Investigación Científica, que hoy es la Academia Mexicana de Ciencias, y al final de los sesenta ya había un grupo numeroso de jóvenes investigadores que pugnaban porque se mejorara el apoyo al sector. Surgió entonces el deseo de crear un organismo que impulsara la investigación. El gobierno decidió entonces que el INIC encabezara ese esfuerzo y convocara a los demás”, recordó.
Fue así que en 1970, cuando ya había una comunidad científica lo suficientemente sólida como para poder crear una institución de ciencia, es que se funda el Conacyt y desde entonces este consejo ha sido el eje rector de la política científica del país.
México forma su ejército de científicos
Desde que se creó el Conacyt, una de sus prioridades ha sido la formación de recursos humanos altamente capacitados, por eso a lo largo de estos 45 años ha becado a miles de estudiantes de maestría y doctorado.
Histórico de becas en México
De acuerdo con el documento Indicadores de Actividades Científicas y Tecnológicas, realizado en 2012 por el Conacyt, el número de becarios del Conacyt se ha multiplicado por 100, al pasar de 580 becarios en 1971, a casi 59 mil en 2015.
Estas becas han permitido que los estudiantes se dediquen de tiempo completo a sus actividades académicas y de esta manera formar recursos humanos de excelencia que han contribuido con el desarrollo científico del país.
SNI), reconoció “yo fui becario del Conacyt en el extranjero, difícilmente hubiera podido hacer eso sin el apoyo de esta institución”, señaló.
Por ejemplo, Claudio Estrada Gasca, uno de los científicos mexicanos que más ha sobresalido por sus investigaciones en energías renovables y quien ahora es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (Asimismo, Arturo Fernández Téllez, científico mexicano que lideró el proyecto del detector ALICE Cosmic Ray Detector (ACORDE), del experimento A Large Ion Collider Experiment (ALICE), en el Gran Colisionador de Hadrones, destacó “debo mi formación al Conacyt ya que, al igual que muchos mexicanos de recursos limitados, pude tener apoyo para hacer mis estudios de posgrado”.
Hoy gracias a esos investigadores que hace más de 30 o 40 años fueron becarios y que hicieron sus posgrados en México o en el extranjero y que continuaron con sus investigaciones, hoy México cuenta con un “ejército” de casi 25 mil científicos miembros del SNI.
Histórico SNI
Estos investigadores pertenecientes al SNI, junto con muchos otros académicos, transmiten día con día sus conocimientos a los jóvenes para formar una nueva generación de científicos mexicanos.
En este sentido, Juan Pablo Padilla Martínez, científico mexicano que con apoyo del Conacyt realiza un posdoctorado en la Universidad de Harvard, destacó “durante la realización de mis estudios siempre fui guiado y asesorado por investigadores pertenecientes al SNI, quienes sin lugar a duda fueron parte importante en mi formación profesional”.
Además de la transferencia de conocimientos, este “ejército” de científicos ha ayudado a atraer a más jóvenes a las arcas de la ciencia, la tecnología y la innovación a través de diversos programas de divulgación científica.
Al respecto, Jesús Manuel Niebla Zatarain, estudiante mexicano que actualmente realiza un doctorado en Inteligencia Artificial y Derecho en la Universidad de Edimburgo, en Escocia, subrayó que el Conacyt ha tenido un gran impacto en su formación académica no solo como proveedor de recursos económicos, sino también como guía hacia el mundo científico.
“Mi contacto con el consejo se remonta mucho antes de ser becario, pues yo descubrí mi vocación científica durante la realización de Veranos Científicos, en donde tuve la oportunidad de trabajar con miembros del SNI, los cuales fueron decisivos para inclinarme a la academia de manera profesional", aseguró.
Creación de infraestructura necesaria
Además de la formación de recursos humanos altamente especializados, el Conacyt, como titular de la política pública de ciencia y tecnología del país, también ha apostado por el desarrollo de infraestructura vanguardista que ayude a realizar los desarrollos científicos y tecnológicos.
De esta manera la instancia ha contribuido a la adquisición o desarrollo de equipos e infraestructura de la mayoría de instituciones de investigación del país, empezando por sus 27 centros.
Asimismo, ha impulsado la creación de instrumentos y espacios de investigación únicos en el mundo, que año con año atrae a decenas de científicos extranjeros, tales como el Observatorio de Rayos Gamma HAWC (acrónimo de High Altitude Water Cherenkov), ubicado en Puebla.
Convenios con las mejores universidades
Gracias al trabajo que ha hecho el Conacyt para impulsar el desarrollo científico y tecnológico del país, sobre todo, gracias al talento, pasión y trabajo de los investigadores, el Consejo ha podido establecer convenios de colaboración con las mejores universidades e instituciones científicas de todos los continentes.
De tal manera que la impronta científica mexicana se encuentra por todo el mundo, lo cual lejos de ser una debilidad para México, se ha convertido en una importante plataforma de visibilidad para el país, ya que los mexicanos que se encuentran en otros países se han encargado de abrir camino a más connacionales.
Por ejemplo, la ingeniera Teresa Alonso Rasgado, quien hace más de 19 años con una beca del Conacyt se fue a la Universidad de Mánchester (UoM) a realizar un doctorado, logró abrir las puertas a más científicos mexicanos en dicha universidad y en todo Reino Unido.
De hecho, un grupo de científicos connacionales creó el área de Biomecánica y Bioingeniería en dicha universidad europea y gracias al brillante trabajo que han desempeñado los mexicanos en esa área, la UoM recientemente fue invitada a participar en el Centro de Educación e Investigación Ortopédica que se construirá en el prestigiado hospital Wrightington.
Asimismo, el científico mexicano Raúl Rojas González, quien trabaja en el diseño y desarrollo de un carro autónomo en Alemania, a pesar de que tiene muchos años fuera de México, nunca ha perdido el contacto y vinculación con investigadores nacionales e incluso ha llevado a Alemania a varios estudiantes mexicanos.
Lo mismo sucede con el investigador mexicano Francisco Valero Cuevas, quien se ha convertido en uno de los mejores embajadores de México en la Universidad del Sur de California (USC), en Estados Unidos.
El gran trabajo de los mexicanos en el extranjero, aunado a la labor que se hace en México, ha posicionado a nivel mundial la ciencia y la tecnología mexicana.
Vinculación academia-industria
El gran reto que enfrenta el país, en la actualidad, es la vinculación de la academia con la industria para que juntos generen innovación que impulse el desarrollo económico.
Desde hace varios años el Conacyt ha creado algunos mecanismos para propiciar el acercamiento entre ambos sectores. Por ejemplo actualmente tiene algunos programas como el de Posgrados con la Industria, Maestros y Doctores a la Industria para fomentar la Competitividad e Innovación y Estímulos a la Innovación (PEI) para generar esa vinculación entre el sector empresarial y el académico.
Con este último programa, de 2009 a la fecha se han apoyado cuatro mil 613 proyectos, pertenecientes a dos mil 574 empresas de diversos sectores industriales.
Además de la vinculación, el PEI ha contribuido a incrementar la inversión en ciencia y tecnología por parte del sector industrial. Actualmente, por cada peso que el gobierno federal invierte en el PEI, los empresarios destinan 1.18 pesos.
Esto es porque en el PEI las empresas han encontrado un aliado que comparte el “riesgo” de inversión, manifestó Víctor Xavier Arroyo Schroeder, director comercial de Sign Cal, compañía beneficiaria de dicho programa.
“Pensar en avances o adelantos es pensar en correr riesgos que pueden conllevar a la quiebra a una empresa; sin embargo, si hay alguien más dispuesto a correr el riesgo, es más fácil tomar la decisión. El PEI es una herramienta que enseña a las empresas a hacer desarrollos e incentiva la generación de ecosistemas multidisciplinarios de cooperación que reditúan en empresas más preparadas para enfrentarse a la competencia”, subrayó.
Esto es importante porque los países que más han incrementado su inversión en ciencia y tecnología —y por consiguiente las naciones que han logrado un mejor desarrollo económico— son aquellos en los que el sector empresarial invierte más de 70 por ciento del gasto en investigación y desarrollo experimental (GIDE).
Mientras tanto, en México solo 40 por ciento del GIDE proviene de la inversión privada. Sin embargo, se espera que con acciones como el PEI las empresas descubran y prueben las bondades de trabajar de la mano de científicos y, por consiguiente, inyecten más recursos a la investigación y al desarrollo en los próximos años.
Con esto se podría duplicar o triplicar, de manera paulatina, la inversión en ciencia y tecnología en México y por tal motivo se aumentaría aún más el número de investigadores, innovaciones, patentes, publicaciones científicas y, principalmente, se impulsaría una economía y una sociedad basada en el conocimiento.
Rumbo a 2025
Si bien es cierto que México enfrenta muchos retos para posicionarse como una economía y una sociedad del conocimiento, también es cierto que en los últimos tres años el país ha avanzado a pasos agigantados rumbo a este objetivo.
De 2012 a la fecha se ha registrado una inversión sin precedentes, ya que el GIDE pasó de 71 mil 554 millones de pesos en 2012, a más de 91 mil millones de pesos, de acuerdo con información del estudio Actividad del Conacyt por Entidad Federativa 2014.
Histórico de gasto federal de ciencia y tecnología
Lo cual ha permitido que los números de becarios, de investigadores miembros del SNI y empresas beneficiadas por el PEI, entre muchos otros programas que contribuyen con el desarrollo científico y tecnológico del país, registren cifras históricas.
Rumbo a 2025 solo queda continuar trabajando con el mismo ímpetu y pasión con que se ha venido haciendo, cada quien desde la trinchera en que se encuentre, para impulsar y fortalecer el desarrollo científico y la modernización tecnológica de México.
De acuerdo con el sitio web del propio Consejo se espera que en 2025, “México invertirá más de dos por ciento del PIB en actividades de investigación y desarrollo… (y) Gracias al esfuerzo de todos, la economía mexicana será una de las diez más importantes del mundo… (con lo cual) México se posicionará como uno de los 20 países más desarrollados en ciencia y tecnología”.
Esta obra cuyo autor es Agencia Informativa Conacyt está bajo una licencia de Reconocimiento 4.0 Internacional de Creative Commons.