Identifican huella genómica de maíces criollos de Nayarit
Por Claudia Karina Gómez Cancino
Tepic, Nayarit. 15 de noviembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Juan Apolinar Aguilar Castillo, doctor en recursos genéticos en semillas, de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), informó que mediante estudios de genética se identificó la existencia de 12 razas de maíz en el estado, algunas de ellas solo se encuentran en el territorio, como el maíz gigante de Jala.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el especialista señaló que con la investigación se pretendía conocer las características, el estatus y la variedad de razas de maíces criollos o tradicionales, ubicando para el estado la razas Tabloncillo, Tuxpeño, Elotero de Sinaloa, Elotes Occidentales, Vandeño, Reventadores (palomeros), Olotillo, Maíz Dulce, Harinoso de Ocho, Tablilla de Ocho, Blando de Sonora y Jala, este último destaca por su restricción al territorio nayarita, que se encuentra exclusivamente en el municipio de Jala.
El maíz criollo conocido como bofo, se ubicó en la región compartida entre Durango, Zacatecas y Nayarit, siendo los grupos étnicos wixárika y náyeri (huicholes y coras, respectivamente) quienes conservan la tradición del cultivo de estos granos.
“En el caso del maíz se han hecho exploraciones recientes donde se identificaron 12 grupos raciales, el más conocido es el Zea Jala, y otras encontradas en regiones de la sierra nayarita, como el Bofo, junto con variantes de elotes occidentales, maíces dulces, palomeros, harinoso de ocho, tabloncillos y muchas introducciones como tuxpeño y bandeño”, expuso.
El proyecto de la huella genómica de maíces criollos en México se llevó a cabo en colaboración con el Colegio de Postgraduados, liderado por el doctor Amalio Santacruz Varela, para saber cuántas variantes hay, cuántas nuevas razas, comparadas con las ya registradas en México, y tener identificadas nuestras poblaciones de maíz ante las patentes de genes que hacen compañías de la industria.
Estudios genéticos
El doctor Aguilar Castillo explicó que los estudios genéticos realizados hasta el momento solo han servido para clasificar e identificar las variedades de maíz que existen en el mundo, porque es imposible separar segmentos establecidos de caracteres de rendimiento, ya que estos se encuentran dispersos en los 10 pares de cromosomas que tiene el maíz.
“Hay genes en las plantas, cualitativos y cuantitativos, son caracteres o expresiones, por ejemplo, hay genes específicos para las plantas altas y las enanas; para cuestiones cuantitativas, que son el rendimiento de la planta, intervienen muchos genes y están dispersos en los 10 pares de cromosomas del maíz, no hay segmentos establecidos, eso dificulta que las tecnologías de marcadores moleculares puedan trabajarlas, así que lo único que se puede hacer para realizar mejoramientos es ir al campo y hacer cruzamientos”, explicó.
Sin embargo, dijo que la técnica que recientemente ha aparecido de edición de genes: CRISPR-Cas, por sus siglas en inglés Clustered regularly interspaced short palindromic repeats o repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas, asociadas a una nucleasa, permite cortar fragmentos precisos de ácido desoxirribonucleico (ADN) e insertarlos en la misma ruta de expresión para duplicar ciertas características.
“Se hacen cruzamientos con una técnica de edición de genes que promete más que los transgénicos, ya que editas el segmento y lo puedes acumular; una empresa generó el maíz Waxy con alta concentración de un gen que modifica la estructura del almidón, es un segmento del mismo cromosoma del maíz pero acumulado, se duplica la secuencia en la ruta de expresión. Eso en Nayarit no se hace, no hay equipo ni secuenciador”, determinó.
En peligro dos razas de maíz criollo
Además, Aguilar Castillo reveló que fueron identificadas dos razas nayaritas que se encuentran en peligro respecto a su conservación.
“A nivel general, (el estudio reveló que) hay algunas variantes que están en bajas frecuencias y se están perdiendo, por ejemplo los palomeros, casi no se encuentran y son importantes, ya que las palomitas de maíz, casi toda la producción en México proviene de híbridos de Estados Unidos; también tenemos algunas variantes que están con frecuencia muy baja, como el Harinoso de Ocho, esos dos tienen problemas de conservación”, asentó.
Las causas de este problema, estableció el investigador, se identificaron mediante un análisis etnobotánico que reveló que los jóvenes en el campo ya no quieren estar en sus lugares de origen y los conocimientos sobre los maíces tradicionales o criollos son preservados solo por los adultos y ancianos.
Otra causa de la baja prevalencia, explicó, es la presencia de híbridos o variedades mejoradas en laboratorio.
Proyectos de conservación de los granos nayaritas
Aguilar Castillo mencionó que para prevenir la desaparición de las razas mexicanas de maíz existen proyectos de conservación como el del Centro Nacional de Recursos Genéticos (CNRG) en Tepatitlán, Jalisco, donde hay una muestra de todas las colecciones de maíz que se hicieron de México, así como el germoplasma de todas las variantes.
Además de un proyecto del Sistema Nacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (Sinarefi), conocido como custodios, del que se otorgan apoyos económicos a agricultores que conservan semillas importantes para el país, entre ellas de los maíces criollos.
En el caso de Nayarit, el investigador Juan Apolinar lleva a cabo un proyecto —con el que sustentó su tesis de doctorado— de recuperación del maíz Jala para incrementar la frecuencia de genes de las mazorcas largas que se estaban perdiendo; el trabajo busca lograr que esta raza se adapte a condiciones climáticas y de suelo de zonas como el municipio de Xalisco y Santa María del Oro, y dentro de un año mostrar el producto de estos experimentos.
“En eso hemos trabajado, para utilizar esta raza para el mejoramiento de variedades eloteras y otras destinadas a la ganadería; tenemos sembradas algunas hectáreas, este es nuestro primer año que las tenemos en parcelas para tratar de demostrar a los productores el uso del maíz Jala”, indicó.
La planta del maíz Jala solo produce un elote, a veces dos, las mazorcas llegan a medir más de 45 centímetros, y en el mercado podría comercializarse por su característica elotera.
“Es buen negocio, por ejemplo, si se tienen 40 mil plantas por hectárea, el elote se comercializaría a un precio de un peso, mínimo, podrían obtenerse 40 mil pesos por esa superficie sembrada; esto, comparado con otros maíces que pueden dar cuatro o cinco toneladas por hectárea, con precios de tres mil 500 pesos”, refirió.
Maíces prehispánicos para paladares gourmet
Los maíces criollos tienen mercados establecidos —para la cocina gourmet y productos orgánicos— en países como Estados Unidos, que importan maíz azul de entidades como Oaxaca y Puebla, asintió el entrevistado, pero en general, en México solo existe un sistema producto basado en el maíz, sin diferenciar las razas, y por ello esos mercados no se han desarrollado lo suficiente, ni participan otras regiones.
“En Oaxaca y Puebla ya se tienen captados los mercados especializados para los maíces azules que van a Estados Unidos, con muy buen precio, y son buscados por su alto contenido de antioxidantes; si se establecieran políticas para el cuidado y producción de maíces criollos, entonces en Nayarit, con los maíces de colores de los huicholes (wixaritari) se pudiera establecer un mercado de este tipo”, insistió.
Por último, el doctor Juan Apolinar señaló que los primeros estudios sobre el maíz en México se realizaron alrededor de 1940, cuando se identificaron 25 razas, pero recientes estudios de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) identificaron y describieron 64 razas para el país, 12 reportadas para Nayarit, aunque estudios de la Universidad Autónoma de Nayarit registraron 13 razas.
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