Biocombustibles gaseosos, energía a partir de biomasa
Por Ricardo Capilla Vilchis
Ciudad de México. 25 de julio de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- En el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (Ipicyt), se trabaja en el proyecto “Clúster Biocombustibles Gaseosos”, financiado por el Fondo de Sustentabilidad Energética de la Secretaría de Energía (Sener) y Conacyt, que busca desarrollar tecnologías para obtener energía eléctrica a partir de residuos orgánicos.
Este clúster tiene como objetivo contribuir a alcanzar la meta de que en el año 2027, cinco por ciento de la energía eléctrica que se produce en México sea generada por medio de biomasa residual, disminuyendo el uso de combustibles fósiles.
Además del Ipicyt, en el clúster participan otras cuatro instancias del sistema de centros Conacyt: el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej) y el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica (Cideteq).
También se cuenta con la participación de cuatro universidades: la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad de Guadalajara (UdeG), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). En la iniciativa también colaboran cinco empresas.
¿De dónde proviene el biogás?
Para obtener el biogás, primero se somete la biomasa a pretratamientos para hacer solubles los azúcares contenidos en esta y que puedan estar disponibles para los microorganismos. Una vez hecho esto, se aplica un proceso de digestión anaerobia, en el cual la materia orgánica es transformada por microorganismos que producen una mezcla de metano y dióxido de carbono.
“La biomasa es un recurso renovable (…) Nosotros vamos a trabajar con biomasa residual, que es básicamente residuos sólidos, semisólidos y líquidos”, apuntó el doctor Elías Razo Flores, líder del proyecto, en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt.
Entre los tres tipos de residuos que se utilizarán, se encuentran la fracción orgánica de los residuos sólidos municipales y bagazo de agave; residuos semisólidos como lodos de purga —subproducto generado en plantas de tratamiento de aguas residuales—, y residuos líquidos, como vinazas que resultan de la producción de tequila.
Una vez obtenido el biogás, se somete a procesos de endulzamiento, enriquecimiento y acondicionamiento para así ser utilizado en la producción de energía eléctrica y térmica.
Asimismo, se cuenta con una línea de investigación para la producción de biohidrógeno, tanto por fermentación oscura como por sistemas bioelectroquímicos.
Residuos sólidos, una problemática nacional
“México tiene un grave problema de manejo y disposición de residuos orgánicos (…) Si los tratamos de manera adecuada y se produce energía, vamos a estar resolviendo dos problemas: el manejo de residuos y, como subproducto, la generación de energía”, resaltó Elías Razo, quien es miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Añadió que este problema tiene que verse desde el punto de vista del manejo de residuos, ya que generalmente la materia orgánica que se genera va a parar a rellenos sanitarios o a tiraderos, que representan un grave problema de salud pública, pues además de ser focos de infección, generan lixiviados que contaminan cuerpos de agua.
“Tenemos que tratar estos residuos orgánicos, no podemos seguir permitiendo que estos sean liberados de forma indiscriminada al ambiente porque están contaminando suelo, agua, aire, y eso nos va a costar mucho en el futuro”, agregó el investigador.
Este clúster contribuirá a cumplir los compromisos internacionales de reducir el uso de combustibles fósiles, una tarea nada fácil, pues México cuenta con una economía altamente petrolizada.
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