La minería en Nayarit, un recorrido histórico
Por Claudia Karina Gómez Cancino
Tepic, Nayarit. 3 de noviembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Pedro Luna Jiménez, economista e historiador, investigador y académico de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), afirmó que durante la Conquista española, la minería tuvo gran importancia para el estado, porque a partir de ella se fundaron poblaciones que eran potencias económicas, y que actualmente ha perdido ese sentido económico social.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Pedro Luna Jiménez refirió que ha investigado la importancia de esta actividad para el desarrollo de Nayarit, con lo que señaló que con la colonización española, una de las principales motivaciones para avanzar en este proceso fue la fundación de pueblos, basada en la búsqueda de metales preciosos.
“Para Nayarit, después de la Conquista, yo quiero decir que la minería significó en ese primer momento la posibilidad de llevar poblaciones hacia la zona de la montaña, incluso en esos primeros 100 años, poco más, poco menos, de dominación española, se fundaron poblaciones que jugaron un papel muy importante como cabeceras de alcaldía y que fueron centros mineros conocidos como reales de minas”, apuntó.
Entre los centros mineros se encontraban, dijo el historiador, Real de Acuitapilco, Chimaltitán y Santa María del Oro, estos tres en el municipio de Santa María del Oro al sur del estado; en la zona de la sierra, se encontraba real de minas de Santa María de la Yesca, pero ya antes, en las primeras décadas del siglo XVII, se conoció el real de minas Jora, cerca de la comunidad de Huajimic, mina que jugó un papel muy importante para la orden de los frailes franciscanos.
En Compostela, se conocieron, dijo, las Minas del Espíritu Santo, las de Huicicila; al norte de la entidad, hacia la zona serrana de Ruiz, explicó, hubo un centro minero que también jugó un papel muy importante como pueblo y como cabecera de alcaldía conocido como Motaje, de Ruiz hacia San Pedro Ixcatán, aguas arriba.
“Acaponeta (en la región norte del estado) al igual que Ixtlán del Río, fueron como cabeceras de ciertas comarcas donde había una intensa actividad minera, por ejemplo Acaponeta tuvo una época de cierto florecimiento durante la llegada de los españoles porque era el lugar de proveeduría de bienes alimenticios, de comercio y todo eso, a los centros mineros”, mencionó.
La decadencia de la actividad minera en Nayarit
A partir de las guerras de independencia de 1810, la actividad minera entra en decadencia en el estado, además de que se hacía necesario el uso de mayor tecnología, que hasta ese momento era imposible de tener en las zonas nayaritas.
La minería nayarita en números Según datos del Servicio Geológico Mexicano, de la Secretaría de Economía, el porcentaje de la participación de la actividad minera en Nayarit para el producto interno bruto (PIB) nacional fue hasta el 2014 de 0.28 por ciento, que equivaldría a 542 millones de pesos. Además, la inversión extranjera directa (IED) que ha tenido Nayarit en este sector, en lo que va de 2016, la fuente señala que es de 25.40 millones de dólares. |
“Yo también diría que aparte de esas guerras, los centros mineros, esas betas, esas explotaciones mineras, surgieron en donde la presencia de oro y plata no estaban tan profundos, es decir que con un poco de tecnología los podían explotar, conforme la beta se iba extendiendo, le iban dando profundidad, pues ya no la podían trabajar”.
El investigador afirmó que durante gran parte del siglo XIX —después de la guerra de Independencia—, estos centros mineros se mantuvieron en el abandono; sin embargo, hasta mediados del siglo XIX, a partir de 1860, se reactivó esta actividad.
“Y así como en la época colonial, aquellos centros mineros fueron reactivados con nuevas tecnologías y con nuevos empresarios, por ejemplo, en la Yesca surgieron dos explotaciones mineras que se caracterizaron por sus volúmenes de producción y trabajo que generaron: La Castellana, con más de mil trabajadores, y Buena Vista, cerca de Jora, con más de mil quinientos trabajadores, los dueños de estas minas fueron, en un principio, dos personas de aquí de Tepic, don Enrique Menchaca, y luego un militar retirado conocido con el nombre de don Jesús Bueno, y se fueron ellos a vivir a la sierra para estar coordinando todas esas actividades, contrataron ingenieros, personal especializado que les permitiera trabajar esas minas y sacar un mejor resultado”, contó el historiador.
Resurgimiento
Luego de que se retoma la actividad minera en Nayarit, el municipio de La Yesca fue de los primeros sitios en el estado que tuvo línea telefónica, tuvo una sucursal, a pesar de que ahora, el municipio serrano es catalogado dentro de los municipios con alta marginación.
En esta reactivación, refirió el investigador, también aparecieron familias dedicadas a la explotación de minas (gambusinos), en El Rosario, El Pilón, del municipio de Amatlán de Cañas, que no generaron impactos en cuanto a lo económico.
“Ahí en El Pilón quedan restos de lo que fueron importantes centros mineros, como el de un empresario de Tepic conocido como Carlos Fenelón, que tenía como unos dos o trescientos trabajadores, este era un centro minero grande en ese municipio, pero lo que llama la atención es que había otros centros mineros más pequeños que no generaban mucho empleo porque eran familias las que los explotaban, esa minería que le llaman gambusina, para que los empresarios les compraran a ellos”, afirmó.
Una nueva decadencia
Con la Revolución Mexicana, hacia 1910, todas esas actividades, inversiones y derramas económicas, se vinieron abajo, pero previo a ello hubo una crisis en el mercado internacional respecto a los metales preciosos, por lo que nuevamente se dejó a un lado esta actividad.
“Dejó de ser motivante porque el precio a nivel mundial había bajado, a eso se agrega la Revolución, entonces estos centros mineros ya estaban en una verdadera crisis, y la población que estaba trabajando en estos centros empezó a irse a la costa, dejaron la minería para irse a la agricultura, los del Zopilote bajaron a Santiago Ixcuintla, y los de la Yesca, buscaron también nuevos rumbos”, afirmó Luna Jiménez.
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