Apollo 11, John F. Kennedy y el discurso que llevo al hombre a la Luna.


Por Francisco Moisés García

Nos hacemos a la mar en este nuevo océano porque existen nuevos conocimientos que obtener y nuevos derechos que ganar, que deben ganarse y utilizarse para el progreso de todos los pueblos. Porque la ciencia espacial, al igual que la ciencia nuclear y toda la tecnología, carece de conciencia propia. Que se convierta en una fuerza de bien o de mal depende del hombre […]. No digo que debamos o vayamos a luchar desprotegidos contra el uso indebido del espacio, de la misma forma que no luchamos desprotegidos contra el uso hostil de la tierra o el mar; lo que sí digo es que el espacio se puede explorar y controlar sin alimentar la llama de la guerra, sin repetir los errores que el hombre ha cometido al extender su mandado sobre este planeta nuestro.

Por el momento, no existe ningún tipo de contienda, ningún prejuicio, ningún conflicto nacional en el espacio exterior. Sus peligros son hostiles para todos nosotros. Su conquista se merece lo mejor de toda la humanidad y la oportunidad que nos ofrece de cooperar pacíficamente podría no volver a presentarse. Pero, preguntan algunos, ¿por qué la Luna? ¿Por qué elegimos esta meta? Y de la misma forma podrían preguntar, ¿por qué escalamos la montaña más alta? O, hace 35 años, ¿por qué cruzamos el Atlántico en avioneta? […]

Hemos decidido ir a la Luna. Hemos decidido ir a la Luna en esta década, y también afrontar los otros desafíos, no porque sean fáciles, sino porque son difíciles, porque esta meta servirá para organizar y medir lo mejor de nuestras energías y aptitudes, porque es un desafío que estamos dispuestos a aceptar, que no estamos dispuestos a posponer[…]

John F. Kennedy

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Corría un caluroso 12 de septiembre de 1962, en plenos albores de la Guerra Fría, cuando la carrera espacial estaba ya en su máximo apogeo. 

En ese tiempo, Estados Unidos se encontraba en una notable desventaja pública ante la Unión Soviética, que para ese momento ya había puesto en órbita el primer satélite artificial, así como al primer ser vivo, la pequeña perra moscovita Laika, y al primer hombre, el piloto y cosmonauta, Yuri Gagarin.

Ante este escenario, en un discurso que hizo mella entre las consciencias de la población estadounidense y posteriormente en las de todo el mundo, el en ese entonces presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy planteó el reto de llevar al ser humano a la Luna antes de 1970.

Hoy en día, es por todos conocido que ese cometido se alcanzó el 20 de julio de 1969, cuando Neil Armstrong imprimió la primera huella hecha por un ser humano en el satélite natural.

Al ser lanzados el 16 de julio del mismo año, a bordo de un cohete Saturno V uno de los más grandes, poderosos e imponentes cohetes que ha construido hasta ahora la humanidad; los astronautas Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins iniciaron uno de los viajes más épicos de la historia contemporánea.

Se recuerda este pequeño paso para el hombre pero gran salto para la humanidad, con un fragmento del discurso que, a pesar de haber sellado uno de los tantos marcos de uno de los conflictos más prolongados e intensos de la civilización, es un llamado a la paz en pos de la exploración y la expansión de las fronteras del conocimiento humano.

Fuente: www.jfklibrary.org 

 

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