El heraldo de los cielos tapatíos
Por Pablo Miranda Ramírez
Guadalajara, Jalisco. 17 de abril de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Se dice que cuando el padre Severo Díaz se bajaba del tranvía y llegaba con paraguas al Observatorio Astronómico y Meteorológico del Estado era porque iba a llover. Casi 100 años después, el ahora Instituto de Astronomía y Meteorología (IAM) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) continúa la tradición de ese científico, convirtiéndose en el referente del clima para todo Jalisco.
El Instituto de Astronomía y Meteorología es una institución dedicada a la investigación en la materia, y es el principal emisor de reportes sobre el clima que se presenta en Jalisco. Este lugar se encuentra operando desde 1889; sin embargo, fue en 1925 cuando se integró a la Universidad de Guadalajara como su primer centro de investigación.
“Realizamos una variedad de actividades, como docencia, investigación, difusión y divulgación de ciencia y cultura”, señala el doctor Hermes Ulises Ramírez Sánchez, director del instituto. El funcionario detalla que por el lado de la docencia, los investigadores del IAM se desempeñan como docentes en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI).
Por el lado de la investigación, este instituto cuenta con científicos que se centran en tres áreas: astronomía y astrofísica; medio ambiente, y meteorología y climatología.
En esta última área, el IAM trabaja en la emisión de pronósticos de clima a corto, mediano y largo plazo y debido a su longevidad incluso cuenta con registros desde el siglo pasado. También es el referente entre los medios de comunicación de Jalisco para la elaboración de reportes climáticos.
“Todos los días de aquí sale el pronóstico del tiempo local. Aquí atendemos radiodifusoras, cadenas de televisión, prensa escrita, prácticamente tenemos una difusión muy importante en todo el estado, no solo en Guadalajara, sino de otras ciudades de Jalisco. Prácticamente tenemos todas las regiones del estado cubiertas”.
Aunado a estas labores, el IAM cuenta con investigadores que trabajan como consultores cuando instituciones o empresas solicitan servicios referentes a temas de medio ambiente o meteorología. Además, brinda asesorías a profesionales y novatos sobre el mantenimiento o adquisición de telescopios.
El doctor Hermes Ulises Ramírez asegura que, por ejemplo, hay empresas que solicitan servicios para conocer las condiciones meteorológicas para deslindar responsabilidades en incidentes relacionados con la naturaleza. “Medimos muchos parámetros: temperatura, humedad, precipitación, velocidad y dirección de viento, radiación solar, índice UV, horas de insolación”.
El académico enfatiza que la labor que realiza el IAM en cuestiones de pronóstico de clima es a favor de la ciudadanía, y esta debe de tomar con responsabilidad los informes emitidos, además, considera que conocer el pronóstico diario debería ser un hábito para adelantarse a las condiciones climatológicas en las que se desarrollará la rutina de la población.
“Mucha de la economía del país depende del clima: la agronomía, el turismo. Creo que tenemos que empezar a generar esa cultura para que la gente esté informada del clima y qué puede pasar ante una eventualidad climática de todo tipo”.
El director admite que las condiciones de la luminosidad de la ciudad complican la observación astronómica, por lo que las actividades en esa área se limitan a la difusión de conocimientos en la materia y la investigación la realizan los expertos en observatorios nacionales e internacionales que cuentan con equipo más adecuado.
Ciencia para el fin de semana
Maty aparenta vivir en la tercera edad, pero muestra la curiosidad de una niña de kínder. En un salón oscuro, iluminado solo por un proyector, ella es la participante más activa y bombardea con preguntas al expositor, quien habla sobre satélites hechos con latas. “Igual me quedé con muchas dudas”, dice la mujer al terminar otra edición más del Viernes de Ciencia.
Con el fin de difundir temas científicos, el Instituto de Astronomía y Meteorología organiza los denominados Viernes de Ciencia, que son foros de exposición para que investigadores y académicos den a conocer sus temas de estudio; aunque en estos espacios en un principio se abordaban temas de astronomía y meteorología, las temáticas se han expandido.
“Empezaron hace tiempo como Viernes Astronómicos, un viernes de cada mes, con una plática y si las condiciones climáticas lo permitían, había observación astronómica, pero hoy en día lo hemos crecido, después nos fuimos a dos viernes de cada mes y ahora es cada viernes de muy diversas temáticas”, señala el director del IAM.
“¿Cuál es la conferencia del siguiente viernes?”, pregunta Maty. La respuesta no le agrada, pero dice que pensará en volver la próxima semana, como desde hace “algunos años”, cuando empezó a asistir a los Viernes de Ciencia en el IAM, a escasos metros de los Arcos Vallarta, un representativo monumento para los tapatíos.
Minutos antes, durante la plática, la mujer buscaba saciar su curiosidad: “¿Cómo funcionan? ¿Hasta qué altura se elevan? ¿Cuánto pesan? ¿Cómo se hacen?”. El funcionamiento de los nanosatélites artificiales le generaba preguntas.
Ya fuera del foro admite que aprendió mucho en la charla y que aunque no tuvo estudios universitarios le hubiera gustado cursar una ingeniería en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías. Antes de irse, hace fila para observar la luna a través de un telescopio, después regresará a su casa, a unos tres kilómetros del IAM.
Más de un siglo viendo el cielo
La astronomía en México en el siglo XIX.
Fundado el 2 de abril de 1889, el edificio que alberga al Instituto de Astronomía y Meteorología de la UdeG cuenta con un legado histórico importante, ya que es el único centro de astronomía fundado en el siglo XIX que aún se encuentra en operaciones, detalla Durruty Jesús de Alba Martínez, investigador del IAM y colaborador del libroDe Alba explica que ese edificio fue levantado durante una etapa en la que el gobierno apostó por la investigación astronómica, compartiendo escena con otros espacios como el Observatorio Astronómico Central, que estaba localizado en la azotea de Palacio Nacional, o el Observatorio Astronómico Nacional, en el Castillo de Chapultepec.
No obstante, esos observatorios ya no son funcionales, siendo el de Jalisco el único que aún trabaja, por lo que se busca que se le considere como Patrimonio Astronómico debido a que está en funciones desde hace más de 120 años.
Posteriormente, en 1925, explica De Alba, pasa a formar parte de la Universidad de Guadalajara, quedando a cargo del padre Severo Díaz, un sacerdote y científico que participó en investigaciones para determinar las dimensiones de la Perla Tapatía de ese entonces.
Además, el IAM cuenta con una biblioteca con libros especializados en astronomía y meteorología, en un acervo conformado por más de dos mil ejemplares que está abierto al público, incluso algunos de ellos fueron propiedad del padre Díaz.
Alerta ante la lluvia en la metrópoli
Cuando las amenazas de lluvia son constantes, el IAM recibe diversas llamadas preguntando sobre el clima, y algunas cuestionan si las condiciones meteorológicas son las mejores para vender en la calle o para lavar ropa, detalla Claudia Martínez Robles, una de las operadoras del radar Doppler con que cuenta el instituto.
Este radar es uno de los dispositivos del IAM más conocidos por la ciudadanía, pues a través de este se alerta sobre la presencia de ecos de lluvia que pueden alterar la rutina de los tapatíos mediante reportes emitidos en tiempo real en diferentes plataformas web.
La especialista detalla que este dispositivo emite un haz de microondas que se propagan a través de un barrido de 360 grados con un alcance de hasta 240 kilómetros de distancia; las ondas inciden en las nubes cumulonimbus, que son las que contienen más agua, posteriormente la onda “rebota” hacia el radar y es analizada para determinar la cantidad de lluvia que se podría esperar de esas nubes.
Este rebote de los llamados ecos de lluvia se visualiza en la pantalla de un ordenador, donde se interpreta la probable intensidad de la lluvia que detecta el radar.
“Estas ondas también indican cómo son los procesos internos en las nubes de tormenta, porque son corrientes que ascienden y descienden y para eso hay un corte vertical para saber cómo se mueven esas corrientes”.
El radar capta las ondas y dibuja un pronóstico de la intensidad de lluvia que podría caer en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Estos reportes se comparten en tiempo real a la ciudadanía y también se trabaja en estrecho contacto con autoridades de Protección Civil cuando existe algún riesgo para la sociedad.
• Instituto de Astronomía y Meteorología
www.iam.udg.mx
(+52 33) 3616 4937
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