Estudian efectos del cambio climático en Valle de Guadalupe
Por Karla Navarro
Ensenada, Baja California. 9 de mayo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- La influencia del cambio climático en los procesos de los que depende la disponibilidad de agua es, desde hace más de una década, objeto de estudio del investigador Thomas Gunter Kretzschmar, del Departamento de Geología del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), para lo cual ha implementado un laboratorio permanente en Valle de Guadalupe, zona conocida por su producción vitivinícola.
“Esta idea de relacionar el cambio climático y la disponibilidad del agua tiene desde mi llegada al CICESE, tengo ya 14 años y mi primer proyecto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) era relacionado con la disponibilidad del agua en el Valle de Guadalupe”, refiere el investigador en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt.
Recuerda que en ese entonces el cambio climático no era un tema recurrente; sin embargo, comenzó los estudios sobre el tema de disponibilidad de agua y en 2011 incluyó por primera vez en su investigación la influencia del cambio climático.
“Vimos el cambio climático desde el punto de vista hidrogeológico, porque muchas veces solamente lo ven los climatólogos, ven que los patrones de precipitación, temperatura y radiación están cambiando y hasta ahí, pero falta ligarlo a la hidrogeología porque tenemos que ver cómo estos procesos o este cambio tienen una implicación en el balance hídrico”, subraya.
Balance hídrico
En su proyecto de investigación más reciente, titulado Impacto del cambio climático en la disponibilidad del agua en cuencas hidrogeológicas, Kretzschmar liga la climatología con los procesos geológicos.
Considera que la innovación del proyecto radica en que comúnmente lo que se percibe como efecto del cambio climático es la disminución de la precipitación o los cambios de temperatura, pero en pocas ocasiones se indagan sus consecuencias en las variables del balance hídrico.
“¿La infiltración de qué va a depender? De la evapotranspiración, pero también del proceso como infiltra, si hay más radiación, hay más evaporación del suelo, entonces menos agua puede infiltrarse y entonces la recarga va a tener otro efecto negativo”, abunda.
Thomas Kretzschmar, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), apunta que en la más reciente investigación han encontrado que la vegetación no transpira únicamente durante el día sino también de noche, y es este proceso el que genera la evapotranspiración, una de las variables del balance hídrico.
Laboratorio en Valle de Guadalupe
Convencido de que la relación entre el cambio climático y la disponibilidad de agua debe estudiarse más a fondo, Kretzschmar instaló un laboratorio permanente en Valle de Guadalupe, espacio facilitado por la vinícola El Mogor.
En el laboratorio se miden infiltraciones y recargas de agua a mediano y largo plazos para observar el impacto del cambio climático en las variables de balance hídrico: la precipitación, la evapotranspiración, la escorrentía y la infiltración.
“En el valle tenemos el laboratorio de campo, que es un laboratorio de campo de hidrogeología, es un sitio que uno de los vitivinicultores en una microcuenca nos prestó para instalar equipos para medir la infiltración y una estación meteorológica, permanentemente”, explica.
Menciona que consideró el Valle de Guadalupe como zona para trabajo de campo por ser un lugar conocido y de fácil acceso pero sobre todo porque es un valle que ha sido estudiado en las últimas décadas, tanto hidrogeológicamente como geoquímica y climatológicamente, por lo que cuentan con antecedentes.
Técnicas de retención de agua pluvial
Paralelo al trabajo de investigación que realiza Kretzschmar en conjunto con estudiantes de maestría y doctorado, se ha planteado generar propuestas a los vitivinicultores del Valle de Guadalupe para aprovechar el agua pluvial.
“Queremos hacer un proyecto junto con la asociación de vitivinicultores, financiado por el gobierno del estado”, comparte, por lo que ya se ha iniciado con la instalación de pequeños polos de retención de agua como una propuesta práctica para la recarga de las zonas de cultivo de vid.
“No es que inventamos el hilo negro, esas son técnicas propuestas por la Unesco para regiones semiáridas que se pueden usar y que se están aplicando en África en condiciones semidesérticas, también podemos aplicarlas aquí, no inventamos algo nuevo, hay que aprovechar las técnicas existentes, hay que hacerlo conocer”, resalta.
Estima que el trabajo de campo que están realizando en el valle vitivinícola los dotará de herramientas para conocer dónde están los sitios donde se pueden implementar cada una de las técnicas y lograr, en primer lugar, que el agua de las lluvias disminuya su velocidad y con ello aumente la infiltración.
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