Analizan racismo y xenofobia en América Latina
Por Marytere Narváez
Mérida, Yucatán. 26 de septiembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- En un contexto social y político en el que la problemática racial lidera la agenda pública, investigadores adscritos a INTEGRA, Red de Investigación Interdisciplinaria sobre Identidades, Racismo y Xenofobia en América Latina, discutieron el papel que han tenido ciencias biológicas y antropológicas en las prácticas de clasificación y diferenciación racial, en el marco del curso y del ciclo de conferencias Racismo en México, organizado por la Licenciatura en Antropología Social de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).
Francisco Vergara Silva, investigador del Jardín Botánico del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se especializa en el análisis de sistemas taxonómicos desde un punto de vista contemporáneo, involucrando la biología molecular de plantas mexicanas. De manera individual y en colectivos móviles y múltiples, Vergara Silva estudia temas relacionados con la historia, la filosofía y la sociología de las ciencias biológicas, contribuyendo con su pericia en sistemas taxonómicos y biología evolutiva.
Red INTEGRA forma parte del programa de Redes Temáticas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el investigador está adscrito al grupo temático Bioantropología, Raza y Racismo, que colabora con ocho grupos temáticos de la red para contribuir en el estudio del aspecto biológico de lo humano, con especial interés en las relaciones entre las teorías biológicas y teorías de la antropología que parten de la subdisciplina de la antropología física (también llamada antropología biológica).
“Lo que tratamos de analizar es cómo las teorías y los conceptos que vienen de la biología (por ejemplo, la genética) contribuyen a tener una noción acerca de cómo evolucionó la especie humana Homo sapiens, en términos filogenéticos, cuál es esa historia de parentescos, lo ancestral y la descendencia del Homo sapiens con otros homínidos en el contexto de los primates y cómo este legado evolutivo que tiene la especie humana estaría determinando las condiciones que estudian en todos los demás ámbitos de complejidad los especialistas de las disciplinas de la antropología, especialmente los antropólogos sociales”, apuntó.
En palabras del investigador, la importante dicotomía entre la biología y la cultura puede pensarse como el nudo problemático a partir del que se mueven estas investigaciones. Observando la historia de estos conceptos, los aspectos sociológicos de las teorías y de las prácticas científicas en subdisciplinas biológicas, como la genética, y en subdisciplinas antropológicas, como la antropología biológica, se busca conocer cómo interactúa la dimensión de la historia natural de la especie humana con lo simbólico, lo lingüístico, lo cultural y lo religioso.
Esta interacción biocultural evolutiva no solo está en un pasado filogenético del Homo sapiens, pues también determina algunas de las condiciones de evolución biosocial, concepto que también abordan los especialistas de las ciencias antropológicas.
Debate sobre racismo científico
Más allá de hacer investigación en antropología biológica o en genética, el propósito fundamental del grupo temático dentro de la red es analizar la historia de estas disciplinas y los conceptos que están detrás de ese desarrollo histórico y sus aspectos sociológicos, que no han estado libre de disputas y controversias.
SNI), a final del siglo XIX y principios del siglo XX, en Europa y en los Estados Unidos había una serie de ideas acerca de la variabilidad humana que tendían a considerar que la especie puede dividirse en razas y, a partir de esta idea se ha caracterizado de manera técnica lo que se conoce como racismo científico (o ciencia racial) en la literatura de la historia, antropología, filosofía y sociología de la biología.
De acuerdo con Vergara Silva, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (“Eran genetistas, antropólogos físicos que, por ejemplo, medían cráneos o variabilidad en grupos sanguíneos con técnicas que apenas estaban desarrollándose en ese momento, que a veces no se entendían bien y que generaba controversias sobre cómo utilizarlas; a partir de los datos recopilados por estas prácticas había una serie de disputas sobre si había razas o no entre los racistas científicos de distintos momentos de esas historias locales en Alemania, Francia y los Estados Unidos”, apuntó.
A través de las metodologías propias de la filosofía, la sociología y la historia de la ciencia, se comparte con los miembros de la red cómo las ideas sobre la existencia de razas ha interactuado con ideas que se han desarrollado en otras disciplinas de las ciencias sociales. Desde una perspectiva transdisciplinaria, historiadores, filósofos, sociólogos de la ciencia realizan estudios analíticos y críticos de esa trayectoria conceptual, de prácticas, discusiones y polémicas de la biología y la antropología para enriquecer la discusión de los distintos grupos temáticos de la red.
“No todos los miembros son antropólogos, pero es posible decir que la mayor parte de las problemáticas de estudio de la Red INTEGRA son de índole antropológica. Hay otros profesionistas dentro de las ciencias sociales que también colaboran en este tipo de estudios sobre cómo se dan los fenómenos del racismo a nivel internacional, qué significa xenofobia, en qué contextos culturales, históricos ocurre y, finalmente, qué es la identidad humana”, apuntó.
Clasificación racial occidental
Carlos López Beltrán, adscrito al Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, se especializa en el campo de la historia y la filosofía de las ciencias biológicas, especialmente aquellas vinculadas con la herencia biológica y genética. En el marco de la conferencia Violencia y clasificación racial, el investigador presentó un estudio crítico resultante del análisis histórico y filosófico de la noción de raza aplicada a los seres humanos, tema de estudio al que ha dedicado su trabajo en los últimos años.
En entrevista, el investigador señaló que estas nociones, a las que se refiere como racialistas (o racializadas), están relacionadas con el uso de un conjunto de diferencias físicas y anatómicas, de rasgos bioantropológicos, culturales, conductuales y temperamentales, orientados a generar divisiones taxonómicas o clasificatorias entre los grupos humanos que apelan a cierta fijeza de carácter debido a la transmisión biológica, hereditaria y genética de estos rasgos, así como a la existencia de razas humanas con base en ese tipo de procesos.
“Lo que yo intento argumentar es que la clasificación racial, que es común y que se ha generalizado desde hace al menos dos o tres siglos a nivel mundial, básicamente tiene un origen occidental, europeo. Es una clasificación que se incorporó a las ciencias antropológicas pero que, de alguna manera, integró toda una serie de juicios, valores y sesgos que instauraron una jerarquía entre las razas”, apuntó.
El acto clasificatorio como acto de violencia
Para López Beltrán, quien pertenece al SNI con nivel III, el acto clasificatorio es un acto de violencia, de intervención en la realidad, en los espacios identitarios de los grupos y de los individuos que, al ser asimétrico, autoritario al utilizar y desplegar la fuerza, la potencia, las capacidades de dominación y de afectación de la realidad de las disciplinas científicas —que en nuestro mundo son muy poderosas— nunca es un acto neutro.
“Cualquier acto de nombrar, bautizar, clasificar, dividir y utilizar diferencias para esencializarlas (sic), naturalizarlas, es un acto que genera o puede generar desigualdad, injusticia y violencia”, señaló.
En este sentido, los científicos y todos los individuos que participan en la construcción de representaciones y divisiones clasificatorias entre los grupos humanos tengan conciencia de que en todo acto clasificatorio hay responsabilidad.
“A veces hay buenas razones para distinguir a la gente que está sujeta a riesgos, influencias patológicas, discriminación, distintos tipos de situaciones que sí es necesario reconocer; si necesitamos distinciones entre las personas y los grupos, ese nombrar o definir la diferencia tiene que incorporar al otro, al que va a ser definido y nombrado, que no puede ser un acto unilateral ni asimétrico de imposición; tiene que ser producto de una interacción, tienen que estabilizarse las definiciones y las decisiones clasificatorias por procesos mucho más civilizados y justos”, apuntó.
Sistemas de representación biológicos y culturales
En palabras del investigador, cuando se habla de clasificación racial (o racializada) se reincorporan características biológicas, fisiológicas y anatómicas en combinación con procesos políticos y culturales que obedecen a dinámicas de los grupos humanos relacionadas con la historia de sus culturas y sus trayectorias históricas, de sus migraciones y de sus encuentros. En este territorio, señala López Beltrán, se combinan aspectos de la investigación del ser humano como parte de la biología misma, como parte de la naturaleza y de la animalidad.
“En esa combinación, entre lo puramente biológico y las dimensiones sociales y culturales, surgen estos sistemas de representación. Como existe una subdeterminación, ninguna clasificación racial es necesaria desde un punto de vista objetivo científico, sino que es producto de una concordancia entre lo biológico y lo cultural”, apuntó.
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