El síndrome de Penélope: migración y ausencia de cónyuge
Por Margarita Blanco
Morelia, Michoacán. 14 de octubre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- El doctor Gustavo López Castro, profesor investigador del Centro de Estudios Rurales de El Colegio de Michoacán, estudia la salud emocional de las mujeres mexicanas que asumen la crianza de sus hijos y otras importantes responsabilidades, ante la ausencia de sus cónyuges que migran a Estados Unidos para trabajar.
Estrés, ansiedad, depresión, lumbalgia, cefalea, cansancio crónico e hipertensión son algunos de los síntomas que presentan estas mujeres que padecen lo que López Castro ha designado como síndrome de Penélope. Coautor de múltiples libros, entre los que se encuentran Movimientos de población en el occidente de México, La casa dividida. Un estudio de caso sobre la migración a Estados Unidos en un pueblo michoacano y El síndrome de Penélope, depresión y ansiedad en mujeres en una región de alta migración a Estados Unidos, el especialista comparte con la Agencia Informativa Conacyt las conclusiones de sus investigaciones.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Es la migración causante de afectaciones emocionales en las mujeres que se quedan en México al frente de su familia?
Gustavo López Castro (GLC): Muchas veces se aborda la migración como un problema, cuando no lo es, por lo menos no es así para las personas que resuelven sus problemas económicos gracias a ella. No podemos atribuirle ser la causante de situaciones económicas y sociales. Más bien debemos entender que se trata de un fenómeno social, con todas las complejidades que conlleva.
En el caso de la salud emocional de las mujeres que se quedan, establecimos una relación entre la ausencia del cónyuge con los problemas convencionales que enfrentan estas mujeres en su ausencia, como convertirse en autoridad ante sus hijos, responsabilizarse de la educación de los hijos, encargarse de dar o no permisos a las hijas o utilizar adecuadamente las remesas, de modo que su uso sea del agrado del marido, o adquirir nuevos roles laborales, como hacerse cargo de la parcela o contratar peones.
El nivel de estrés es muy alto debido a que ellas enfrentan una carga social, sobre todo en las comunidades del ámbito rural, en donde se ejerce una vigilancia hacia su persona tanto de su propia familia como de la de su pareja para preservar el honor de su familia. Por ello, evitan dialogar con varones en la calle o salir no acompañadas, cualquier situación que pueda ser malinterpretada.
Esta situación trae efectos en su salud física y mental al grado en que puede considerarse, sobre todo en el área rural, un problema mayor de salud. Esto se agrava ante la ausencia de terapeutas a los cuales acudir y ante la falsa idea de que solamente los consultan las personas con problemas psiquiátricos.
AIC: ¿Cómo enfrentan ellas esta situación?
GLC: Algunas de ellas salen a caminar o a hacer ejercicio, lo que las ayuda a disminuir el estrés, otras comentan que se distraen con los quehaceres domésticos. Generalmente, se reúnen con sus amigas y pueden expresarles sus sentimientos y compartir sus problemas. Sin embargo, en casos más graves pueden recurrir al alcohol como una forma de desahogo, lo cual puede convertirse en un riesgo.
AIC: ¿Qué acciones se pueden llevar a cabo para contrarrestar las afectaciones en la salud emocional en las mujeres cuya pareja es migrante?
GLC: Es necesario diseñar un conjunto de técnicas de enfrentamiento de la situación en la que viven estas mujeres para poder intervenir en su situación emocional para mejorarla.
Junto con mi esposa, Cecilia Aguilar, iniciamos en 2008 en la comunidad de Colesio, municipio de Ecuandureo, Michoacán, un taller para el manejo de estrés dirigido a 25 mujeres que se encontraban en un contexto de migración.
Fue muy interesante hacer que ellas lograran verbalizar sus emociones y con ello hacerlas conscientes. Algunas se soltaban llorando y otras nos decían que después de las sesiones del taller se sentían muy aliviadas. Dimos seguimiento a este proyecto durante seis meses.
Posteriormente, el taller se ofreció a 16 promotoras de salud de comunidades que tienen un contexto de migración para que estas, a su vez, pudieran replicarlo. Fue financiado durante dos periodos por el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol).
En México no había habido atención por parte del gobierno hacia esta situación. Sin embargo, actualmente tanto en Zacatecas como en Michoacán hay programas que lo atienden. Es necesario voltear los ojos ante este fenómeno social y evitar que se convierta en una emergencia.
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