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Primero muerta que lesbiana

En el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS, la doctora Gloria Careaga Pérez realizó un trabajo de investigación denominado Primero muerta que lesbiana. Este trabajo tiene como objetivo analizar las distintas formas de violencia que enfrentan las mujeres definidas como lesbianas en virtud de que la agresión responde a su definición sexual.

“Las lesbianas, asegura la investigadora, hacen frente a dos formas de violencia: por ser mujeres y por ser lesbianas. El prejuicio sobre ellas enmascara una profunda misoginia, ya que busca negar la posibilidad de experimentar la sexualidad y la feminidad independientemente de la presencia y la mirada tutelar de un hombre. Así, el ser lesbiana es algo más que una identidad sexual, es una actitud que confronta seriamente la política de género”.

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Dra. Gloria Careaga, Co-Secretaria General de ILGA.

Las lesbianas butch transgreden las normas de género y, por lo tanto, son más visibles y más vulnerables. Su expresión masculina ofrece señales claras de su orientación sexual y rara vez necesitan “salir” y decirle a la gente que son lesbianas. Es decir, para las lesbianas butch, existe una estrecha asociación entre la expresión de género (expresión de masculinidad a través de gestos, ropa y peinado) y la orientación sexual.

Las lesbianas femme, por el contrario, tienden a asumir las normas femeninas convencionales y no son inmediatamente reconocibles como lesbianas. Esto ofrece una medida de protección, pero también otros desafíos.

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Dra. Gloria Careaga, su objeto de estudio se ha centrado en el análisis de género, la sexualidad y los derechos humanos.

El escrutinio, la desaprobación y la presión constante resulta un costo social alto para aquellas lesbianas que expresan libremente su decisión.

“Para contextualizar la violencia, es necesario revisar la manera en que las familias y las comunidades religiosas, a menudo, se convierten en el sustento social de la discriminación y, con ello, fomentan un clima de intolerancia que se va a expresar en las distintas esferas de la sociedad”, informa Gloria Careaga, quien es profesora e investigadora de la Facultad de Psicología, de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM.

La frase “primero muerta que lesbiana” hace evidente el rechazo de la homosexualidad y explica las acciones desesperadas de la familia, al hacer uso del encierro, separación, abandono, golpes y violaciones sexuales en la búsqueda de salvar “el honor familiar”. Las mujeres que se sienten atraídas por otras mujeres corren el riesgo de ser maltratadas en sociedades donde se considera que llevan la “vergüenza” a sus familiares o a sus comunidades.

“Es importante hacer evidente que el apoyo familiar es fundamental para el bienestar emocional, físico y material de todas las personas, pero principalmente para las lesbianas”, asegura la investigadora.

Discriminación laboral

Algunas lesbianas estiman que la exposición pública de su orientación sexual es un factor que incide negativamente en sus posibilidades de encontrar o mantener un empleo. Esto las ha obligado a que, para las entrevistas de trabajo, busquen el “disfraz” adecuado que, al menos, les permita acceder a una vacante (aun a sabiendas de que, una vez contratadas, tendrán que sortear muchas otras dificultades).

lesbiana04A la izquierda, Dra. Gloria Careaga, Psicóloga Social, profesora e investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, con compañeras.

“En México, la Secretaría del Trabajo ha elaborado una Norma de Equidad de Género en el Empleo, que incluye los indicadores de discriminación en torno a la orientación sexual, así como distintos elementos referidos al acoso y hostigamiento sexual. Esta medida legal puede ser utilizada por las lesbianas para evitar la discriminación que, frecuentemente, se presenta en el campo laboral”, explica Gloria Careaga, quien ha centrado su trabajo de investigación en el análisis de género, la sexualidad y los derechos humanos.

La violencia hacia las lesbianas puede escalar, desde el hostigamiento verbal hasta los ataques físicos y sexuales. Los hombres, la familia, el clero, la policía, las autoridades y la sociedad en su conjunto deberían reconocer y aceptar que existen diversas expresiones de género.

“Es imperante que se registren los casos de violencia hacia las lesbianas, para exigir su resolución. La invisibilidad en la que han estado exige mayor promoción y apoyo a los trabajos de investigación. Los resultados de estos estudios aportarán una mejor comprensión del alcance de los problemas que enfrentan las lesbianas”, asegura la investigadora Careaga, quien coordina el Encuentro Bianual de Estudios en Sexualidad y Sociedad en América Latina y el Caribe.

El Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS, es uno de los 27 centros públicos de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Conacyt.

 



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