Desarrollan protocolos de actuación, para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia de género contra las mujeres
- Se crea un grupo multidisciplinario de alto nivel que abarca todo el país.
La violencia en contra de las mujeres es un fenómeno generalizado en México. Tiene su origen en la desigualdad y la discriminación, y echa raíz en las relaciones asimétricas de poder que prevalecen aún entre mujeres y hombres, acentuadas por las diferencias sociales y las condiciones de género.
Con el objetivo de elaborar modelos de prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia de género contra las mujeres se conformó un grupo multidisciplinario de alto nivel, encabezado por la doctora Alicia Elena Pérez-Duarte, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Doctora Alicia Elena Pérez-Duarte, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en lucha constante para erradicar la violencia de género contra las mujeres.
Estos modelos se basan en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, surgen de una investigación comparada en seis países iberoamericanos y tienen como objetivo estudiar las causas y las consecuencias de la violencia de género contra las mujeres; entender su funcionamiento, las razones de su existencia y los contextos en donde se agrava o se reduce; además, observar y evaluar las prácticas gubernamentales y de la sociedad civil para prevenir, atender, sancionar y erradicar este trato hacia las mujeres.
Una vez establecidos los modelos, se crearon cinco protocolos de actuación. Estos últimos son herramientas prácticas de trabajo y ejemplos concretos para las personas que, a nivel federal, estatal o municipal, tienen la tarea de elaborar programas de prevención de violencia de género; para quienes atienden a mujeres víctimas, para aquellos que las acompañan hacia los espacios de justicia y para quienes tienen la responsabilidad de intervenir con los hombres agresores de mujeres.
Protocolo para la prevención de violencia de género
“Este protocolo implica el desarrollo de diez componentes que van, desde propiciar un cambio social a través de la educación básica, media superior y superior hasta políticas públicas para los medios de comunicación. El objetivo es cambiar la cultura que es permisible y tolerable con la violencia de género por una cultura que no la apruebe”, asegura Alicia Pérez-Duarte, quien, entre otros nombramientos públicos, se desempeñó como magistrada en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
Protocolo para la atención de mujeres víctimas de violencia
El objetivo de este protocolo es proporcionar herramientas metodológicas que garanticen la homologación de los procedimientos de actuación de los profesionales que atienden casos de violencia contra las mujeres. Se busca que estas personas trabajen en un marco de derechos humanos y perspectiva de género, con el fin de que las mujeres víctimas de violencia reciban la atención que necesitan con dignidad, confidencialidad y profesionalismo. La atención va desde el área psicológica hasta el apoyo de refugio, pasando por todos los componentes.
Protocolo para el acompañamiento de las mujeres víctimas de violencia de género ante las instancias de justicia
Este protocolo incluye no sólo la asesoría legal, sino, también, poder contar con el apoyo de personas capacitadas para que las mujeres víctimas de agresiones no se pierdan en el laberinto de los procesos de justicia. En muchas ocasiones, las mujeres inician las acciones legales y, durante los trámites, no se sienten atendidas, se asustan, se frustran y, por lo tanto, no concluyen el procedimiento. El objetivo de este protocolo es evitar la revictimización de las mujeres agredidas, favorecer su empoderamiento, contener y canalizar sus emociones y hacer valer sus derechos ante las autoridades, con respeto a su dignidad.
Protocolo para la intervención con agresores
Los protocolos que se conocen hasta ahora apuestan a un trabajo de reflexión del propio agresor, tienen la visión de contemplarlo como una víctima que sufrió en alguna etapa de su vida y que, por esta condición, se convierte en victimario. Esta apreciación tiene el 0.02 por ciento de éxito en el mundo. “Nosotros lo transformamos en un protocolo humanista, porque enfoca al agresor con la responsabilidad de sus actos para poder evitar que este tipo de conductas sigan ocurriendo y lograr, así, el cambio en esta persona”, asegura la doctora Pérez-Duarte, primera fiscal especial, en el país, para la Atención de Delitos Relacionados con Actos de Violencia contra las Mujeres, de la PGR.
Protocolo de contención emocional para el personal que atiende a mujeres víctimas de violencia
Este protocolo ofrece al personal de centros de atención, procuradurías y tribunales que atiende a las mujeres víctimas de violencia de género un conjunto de conocimientos y técnicas para mejorar su desempeño profesional, lograr una mayor objetividad, auto-protección para vincularse adecuadamente con su trabajo cotidiano sin sobrecargarse e insensibilizarse, y sin involucrar sus asuntos personales.
Las personas que intervienen en estas áreas de trabajo pueden presentar el síndrome de burnout (agotamiento en inglés). Este padecimiento se manifiesta cuando existen factores estresantes y sobrecarga de trabajo, provocando que las personas involucradas respondan de una manera inadecuada, por ello, el quinto protocolo es una herramienta para dar contención emocional a estas personas.
“La violencia de género tiene muchas aristas, por ello, este proyecto es multidisciplinario y en él se incluyen: psicología, derecho, antropología, trabajo social, pedagogía, y áreas afines. Con este trabajo se busca hablar el mismo lenguaje a nivel nacional, para desarrollar políticas públicas homogéneas que nos permitan transformar, de la manera más rápida posible, la cultura que tenemos de violencia contra la mujer”, concluye Alicia Pérez-Duarte, quien también se desempeñó como consejera en la Misión Permanente de México ante Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, y secretaria técnica de la Comisión Especial del Senado sobre Feminicidios.
La elaboración de este proyecto es resultado de las ideas, trabajos y propuestas aportadas por todo el equipo multidisciplinario.
La coordinación está dividida en tres regiones: la región centro a cargo de la Universidad Nacional Autónoma de México, supervisada por la doctora Alicia Pérez Duarte; la región sur-sureste le corresponde al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS Peninsular, bajo la responsabilidad de la doctora Patricia Ravelo Blancas y la Etnóloga María Laura Torres-Ruiz. Así mismo, la región norte le corresponde a la Universidad Autónoma de Sinaloa, y al frente se encuentra la doctora Beatriz Rodríguez Pérez.
Cada una de las regiones tiene la misión de formar académicamente a otras universidades de los estados para que, hacia el interior del país, se replique y se profundice el trabajo en las unidades académicas y en la función pública.
Este proyecto es financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Conacyt.