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Procesos de formación para la investigación


Por Claudia Karina Gómez Cancino

Tepic, Nayarit. 20 de marzo de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Nayely Ortiz Ruiz, maestra en investigación educativa por la Universidad de Guadalajara, realizó un estudio para conocer los procesos de formación para la investigación de estudiantes de la licenciatura en ciencias de la educación de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) que participaron en el Programa Delfín .

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La maestra dijo a la Agencia Informativa Conacyt que entre los resultados logró identificar que los jóvenes que mantuvieron una relación directa y prolongada con los investigadores, incluso formando amistades, lograron desarrollar mayor confianza para externar sus dudas e inquietudes durante su participación en el Programa Delfín.

Nayely-Ortiz-Ruíz-maestra-en-investigación-educativa-2.jpgNayely Ortiz Ruíz.“Conjuntamente en este estudio se identificó que hay una relación directa entre las habilidades y las actividades que los estudiantes realizaron con mayor frecuencia, es decir, entre más se hacía partícipe al estudiante en el proyecto, mayores habilidades para la investigación exteriorizaba”, detalló.

El proyecto, que concluyó a finales de 2016, pretendía explorar lo que sucede al interior de los procesos de formación para la investigación de estos estudiantes de licenciatura que se involucraron in situ con un investigador de reconocido prestigio.

La autora manifestó que los estudiantes generan aprendizajes como el trabajo en equipo, que los hace más tolerantes, críticos, mejoran su escritura y se adentran a formas de cómo hacer investigación, por mencionar algunos beneficios.

La muestra para la investigación fueron cuatro estudiantes de la licenciatura de ciencias de la educación de la UAN —de un total de 10— que participaron en la edición 2015 que fue donde se centró esta investigación, estableció para la Agencia Informativa Conacyt.

“Se eligió a estos estudiantes porque hay características particulares que no posee el resto de los estudiantes de esta universidad, ya que en el mapa curricular hay unidades de aprendizaje relacionadas con la investigación y participan en actividades de este tipo, además existe una salida terminal en investigación educativa”, explicó.

Los resultados

Nayely Ortiz expuso que entre los obstáculos que encontró para que los jóvenes decidieran continuar su formación como investigadores, fue que la experiencia de acercamiento durante los veranos de investigación es corta, algunos expertos no tenían contacto con ellos o les proporcionaban poca información sobre los instrumentos que debían manejar.

Entre los entrevistados para la muestra, y otros que declinaron participar abiertamente, los señalamientos eran respecto a la ausencia de los expertos —por las múltiples actividades en las que se encuentran involucrados— y en ocasiones una escasa vinculación en la práctica, afirmó la maestra.

Expuso que en uno de los casos, el investigador pidió a uno de los veraniegos determinado instrumento y lo único que hizo fue correcciones de ortografía y sintaxis, no hubo bibliografía ni explicación a fondo del instrumento, por lo que el estudiante exhortó que solo participen en el Programa Delfín aquellos investigadores que cuenten con tiempo suficiente para atenderlos.

Programa delfín 3.jpgLa maestra Ortiz precisó que las tres posturas teóricas que encontró en este panorama, es que existía la creencia de que quienes hacen investigación únicamente son doctores o maestros, otra, referente a que los estudiantes no se involucran en este tipo de actividades hasta la maestría y particularmente en un doctorado, y la tercera, es que pueden realizar investigaciones todos los estudiantes interesados, incluyendo a nivel licenciatura.

“Y es que como expone la doctora María Guadalupe Moreno Bayardo, que trabaja los procesos de formación, las personas desde que nacen desarrollan habilidades para la investigación, entonces ¿por qué esperar a hacer investigación hasta el posgrado?”, advirtió.

Finalmente, la maestra Nayely Ortiz indicó que la relación cara a cara con el investigador es fundamental para que los jóvenes desarrollen habilidades y generen aprendizajes que se sustentan a partir del intercambio de experiencias.

“Este tipo de relaciones puede aportar otros beneficios a los jóvenes como mejorar su nivel de aprendizaje en aula, incremento de independencia, mejor administración de tiempos y recursos; incluso hubo dos estudiantes que padecían depresión o insomnio, y a partir de la relación con una investigadora pudieron acudir a un tratamiento”, concluyó.

 

arroba14010contacto 1 Nayely Ortiz Ruiz
Maestra en investigación educativa por la Universidad de Guadalajara

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