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Consumo de marihuana en los adolescentes

  • En México, el consumo de marihuana se inicia a los 12 años, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones.
  • Cuando el uso de esta droga comienza en edad temprana existe mayor daño cerebral, señala la doctora Alejandra Ruiz Contreras.

Por Maru Molina

México D. F., a 30 de mayo de 2014 (AIC).- “En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones, el consumo de marihuana (o cannabis) se está iniciando a los 12 años. La literatura científica revela que cuando su uso comienza de manera temprana existe mayor daño cerebral y, aunque posteriormente la persona se abstenga, los efectos son irreversibles”, señala la doctora Alejandra Ruiz Contreras, quien dirige el Laboratorio de Neurogenómica Cognitiva, en la UNAM.  

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La misma encuesta informa que de 2008 a 2011 hubo un incremento en el número de consumidores. La edad de inicio es el factor que vulnera a la persona causando dependencia y efectos a largo plazo en su función cognitiva. También está comprobado que altera la talla y el peso de los consumidores.  

Durante la adolescencia –asegura la investigadora–, el cerebro, al igual que todos los órganos del cuerpo, continúa creciendo y desarrollándose. Si en esta etapa formativa se altera su funcionamiento con la administración de drogas de abuso, el sistema nervioso se ve afectado.

Se ha observado que el uso de cannabis está asociado con una mayor probabilidad de contraer bronquitis. Además, en personas con predisposición para desarrollar esquizofrenia, el consumo de drogas puede disparar el cuadro psicótico.

“Existe desinformación al creer que la marihuana no causa daños. Sin embargo, sí afecta al cerebro, que es el encargado de dirigir nuestro comportamiento, la función del pensamiento, la atención y la memoria. Por lo tanto, es difícil pensar que se trata de una droga inocua”, puntualiza la doctora Alejandra Ruiz quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1.

Además, se debe considerar que las personas usuarias de marihuana, con mucha frecuencia, usan nicotina, alcohol u otras sustancias de abuso.

El uso repetido de marihuana modifica estructural y funcionalmente el cerebro; estos cambios desarrollan una necesidad de consumo de droga. Pero la patología de la adicción también involucra factores genéticos y sociales que vulneran a la persona.

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Así como podemos observar que existen personas con cabello rizado y otras con cabello lacio, el gen que codifica para la forma de cabello existe en todos los individuos. En ese sentido, también tenemos genes en diferentes formas para otras funciones.

Por ejemplo, la variabilidad genética entre individuos (los que codifican para las enzimas hepáticas citocromo P450) hace vulnerable al cerebro para convertirse en adicto en relación con alguna droga o dificulta la eficiencia de los tratamientos en contra de la adicción.

“Es importante considerar la influencia genética, puesto que las variaciones harán responder diferencialmente al tratamiento de personas con el mismo tipo de adicción. Por ello, hay que enfatizar el uso individualizado de la terapia”, afirma Alejandra Ruiz, quien es Doctora en Psicología en el área de neurociencias de la conducta.

La marihuana es una de las drogas más populares entre los jóvenes. Se presenta para su consumo en dos formas: como hachís, un triturado de la planta seca, y como aceite. Una vez consumida, sus efectos tardan en aparecer según la vía de administración.

Cuando se inhala, los síntomas aparecen en unos cuantos segundos, después de que el principio activo de la marihuana (9-THC) llega al cerebro y se une a sus receptores (por ejemplo, el receptor a canabinoides 1-CB1- y el receptor a canabinoides 2-CB2). Científicamente está comprobado que su consumo, al igual que todas las drogas de abuso, tiene efectos adversos.

 



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