Traducción de textos científicos a lenguas indígenas
Por Susana Paz
Oaxaca, Oaxaca. 18 de mayo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- La traducción de textos científicos a lenguas indígenas encierra diversas dificultades y significa un trabajo de “interpretación”, que tiene que ver con el entendimiento del traductor del texto para poder “reinventarlo” en la propia lengua, afirmó Noboru Takeuchi, en el marco del Taller de Textos Científicos a Lenguas Indígenas.
Como parte de la labor de editar textos científicos en lenguas que no se publican comúnmente en el país, Noboru Takeuchi, investigador del Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Ensenada, tiene una serie de publicaciones en colaboración con instancias como el gobierno de Baja California, la UNAM y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en temas como nanotecnología, matemáticas y energías limpias.
La colección Ciencia Pumita contiene, a la fecha, el libro de nanotecnología traducido a nueve lenguas; Energías limpias a cuatro; Números mayas de ayer y hoy traducido al maya, y Números nahuas de ayer y hoy, al náhuatl.
“Cuando hicimos la traducción a lenguas indígenas hicimos una versión más corta y simplificada de las obras, una versión más o menos sencilla, porque nos tenemos que enfrentar a varios problemas y retos de traducción”, expresó el investigador, para quien la traducción debe ser considerada más como una “interpretación”.
“Lo mejor es que sea eso y no una traducción literal, porque puede ser algo que no se entienda. Una interpretación es mejor, porque es importante que la persona que haga la traducción entienda lo que se está diciendo y ese entendimiento lo pueda escribir en su propia lengua. Es un proceso de interpretación complejo y en el taller vimos muchas de las dificultades, pero las personas piensan que es algo que se debe hacer aunque sea difícil”, comentó el científico.
Algunas de las recomendaciones de Takeuchi a considerar son que la escritura del texto científico sea sencilla y corta; además de no utilizar diferentes palabras para un mismo concepto, sino siempre usar un solo término para evitar confusiones.
“Como científicos pensamos que somos divulgadores de la ciencia y que todo lo que escribimos lo hacemos bien, pero a veces eso no sucede y es algo que aprendí con este proyecto de traducciones. Tiene además que haber un diálogo entre quien lo escribió y el traductor. Es un proceso importante, aprendí que muchos términos no se entendían bien por ser muy técnicos, por ello la interacción entre el traductor y el que escribe debe ser muy buena; se trata de un trabajo en grupo en el que debe haber respeto de los dos lados para tener buenos resultados”, aseveró el experto.
Métodos
Para Nelson Martínez Pérez, maestro en Lingüística Aplicada por el Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras (CELE) de la UNAM, la traducción no es solamente trasladar un conocimiento de una lengua a otra, sino es una actividad disciplinada en la que se debe ver qué es lo que se aporta a la lengua.
El lingüista hizo la traducción del libro Descubramos el mundo de la nanotecnología al zapoteco, además de que ha hecho colaboraciones de otros documentos como la ley de derechos lingüísticos de los pueblos indígenas.
“Cuando uno es indígena y sabe el valor de su lengua, quieres hacer todo por ella. Me enteré de que el doctor Noboru estaba haciendo traducciones a lenguas indígenas, entonces me ofrecí a hacer la traducción del zapoteco y él aceptó. Lo mejor de esta actividad es que hicimos un trabajo colegiado; el doctor como especialista, y yo como lingüista y traductor. Se trató de un trabajo conjunto y nos fuimos parte por parte, es un procedimiento no solamente traducir palabra por palabra sino idea por idea, incluso tuvimos que quitar párrafos que para mi lengua fue difícil traducir. Nos sentamos juntos, idea por idea”, explicó Martínez Pérez.
Para el especialista, cuando se hace una traducción se debe ser no solo traductor sino también escritor. Además de que es necesario “pilotear” el texto, lo que se refiere a un proceso de validación y de trabajo de campo en donde se les muestra la traducción a una población determinada para que la lea y saber si la entiende.
“En mi caso le di el texto a mi mamá, a mis amigos, a los jóvenes, ellos me destruyeron el escrito la primera vez, me hicieron observaciones y me lo regresaron con otra visión, y ya la siguiente versión les gustó más. Es importante por ello meter un glosario de términos, para definir palabras complejas”, aseguró el lingüista.
Para el experto, los principales retos en traducción tienen que ver con las terminologías nuevas. Si bien en la lengua es tan sencillo “tomar un préstamo” de términos, pues la lengua lo permite, uno de los retos es entender de mejor forma el área de conocimiento que se está traduciendo, en este caso la ciencia, y llevar a cabo un trabajo colegiado entre científico y traductor.
Martínez Pérez ha trabajado como proyecto personal de investigación –al formar parte del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas en la jefatura de investigación gramatical– una metodología para rastrear lo que hay en la lengua para poder expresar términos en diferentes áreas de conocimiento. En este sentido, está diseñando una propuesta de escritura gráfica para el zapoteco de la sierra norte denominada Rincón.
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