Por Paloma Carreño Acuña
Morelia, Michoacán. 5 de julio de 2018 (Agencia Informativa Conacyt.- ¿Imaginas recibir una llamada de teléfono que te transporte al pasado? En agosto de 2015, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) recibió una llamada de denuncia por excavaciones irregulares en el municipio de Turicato, que los condujo a lo que podría ser la evidencia de las primeras ocupaciones humanas en América.
El doctor José Luis Punzo Díaz, investigador del INAH en Michoacán y miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), acudió con un equipo de arqueólogos para atender la denuncia enviada por Fermín Padilla Reyes, historiador del municipio de Turicato.
"Existe un problema en México por el misterio y fanatismo que genera la búsqueda de tesoros escondidos. Dañan irremediablemente zonas donde se encuentran restos arqueológicos", señala Punzo Díaz.
La búsqueda de tesoros es una actividad popular en México y los investigadores observaron que lo es también en el municipio de Turicato, donde por la existencia de más de 125 zonas arqueológicas, los pobladores han querido explorar y encontrar parte del patrimonio histórico sin considerar que eso puede dañarlo, y hacer que se pierda información valiosa.
El pasado nos llama
Los dueños del rancho Los Hacheros comenzaron a hacer excavaciones en su ya conocida búsqueda de tesoros en la comunidad. "Estaban llamados por los metales, pero lo que encontraron fueron restos fósiles, huesos, que creyeron carentes de valor", comenta el historiador local Fermín Padilla Reyes, presidente de la asociación Museo Histórico del Municipio de Turicato.
"Se dice que fue una búsqueda mágica y religiosa. Hay el mito de que ellos pueden hablar con los extraterrestres y que fueron ellos los que les indicaron dónde cavar, y que las excavaciones tenían como propósito establecer un lugar para que aterrizara una nave espacial", cuenta Fermín Padilla.
Los dueños del rancho se toparon con material óseo que dejó a la comunidad expectante; fue el historiador quien hizo el escrito de denuncia al INAH, para que acudieran a la población y pudieran hacer un rescate de los materiales y un análisis de su importancia histórica.
Esta búsqueda de tesoros, que parece ser inofensiva, representa un riesgo para el conocimiento del pasado y, por tanto, del entendimiento de los orígenes del ser humano, es por eso que una de las principales actividades del INAH es la atención a denuncias de actividades que puedan estar dañando el patrimonio.
Además de la pérdida cultural que implica para el mundo, este tipo de actividades son ilegales; los investigadores del INAH señalan que las personas no conocen la gravedad y el alcance legal que implican los saqueos.
José Luis Punzo y un grupo de arqueólogos y estudiantes viajaron a Turicato. Manejaron al sur del municipio, tras recorrer senderos y después seguir a pie, llegaron a Los Hacheros, donde se encuentra la cueva.
El equipo de estudiantes e investigadores que acompañaron al doctor en la exploración vio, al llegar, la cueva, que estaba en condiciones de un daño irreparable.
"Habían hecho un saqueo sistemático por más de tres años, bajaron aproximadamente tres metros de profundidad para sacar la tierra, que tiraban en un barranco", señala la arqueóloga Lissandra González González.
Puntas de lanza encontradas en la cueva de los hacheros, fotografía de Paloma Carreño.Una de las principales consecuencias es que, por las excavaciones y la remoción de tres metros de profundidad de tierra de la cueva, se perdió mucha información. Señalan que en la arqueología, los elementos materiales no son lo único importante. "Es preciso observar el contexto en que se encuentran los elementos, el acomodo, la distancia de los huesos entre sí, porque eso nos permite hacer mejor estudio", afirma la arqueóloga.
Además, las exploraciones y excavaciones deben hacerse siguiendo una metodología para cuidar los materiales. Los investigadores del INAH encontraron puntas de flecha tiradas entre los escombros e hicieron una recuperación de los materiales encontrados para poder analizarlos.
Entre estos hallaron bifaciales de basalto, conchas y material óseo. Observaron que se trataba de objetos de una antigüedad importante, por lo que se prepararon para hacer una excavación en 2016.
¿Qué tan profundo se debe excavar para llegar al pasado?
Observaron que había un colapso de la bóveda de la cueva generando muchas rocas que dificultaban la excavación. Eso les permitió detectar tres estratos que no habían sido tocados porque el derrumbe los protegió. Este estrato fue analizado y se dieron cuenta que sus características eran acerámicas.
"Que no haya cerámica en un estrato es indicio de que es muy antiguo, por lo que hicimos un estudio estratigráfico", señala José Luis Punzo.
A tres metros de profundidad encontraron una industria lítica: puntas de proyectil muy antiguas de formas foliáceas y denticuladas. Este tipo de formas ha sido observado en Norteamérica y algunas zonas de Latinoamérica y se asocian a tiempos antiguos.
Para corroborar, las enviaron al Laboratorio Nacional de Espectrometría de Masa con Aceleradores (LEMA) del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Colaboraron con la doctora Corina Solís Rosales, del Instituto de Física de la UNAM, para interpretar los materiales obtenidos. En 2017 se entregaron los fechamientos que se hicieron a esos materiales y estos fueron los resultados: el estrato más profundo estaba en el rango de 11 mil 706 a 12 mil 37 años antes del presente; el siguiente estrato estaba entre 11 mil 935 y 11 mil 399 años antes del presente.
Para dimensionar, José Luis Punzo habla de la Cueva de los Portales y los Plátanos al norte de Michoacán, en el municipio de Penjamillo. Esas cuevas datan de siete mil años antes del presente. Eran las más antiguas conocidas del estado.
La llamada que recibieron del pasado en el INAH viene de muy lejos, de tiempos que podrían permitirnos conocer las primeras ocupaciones humanas en América. Los distintos trabajos de investigación realizados con un método científico son una prueba de la presencia humana en fechas antiguas en la región.
"La antigüedad, de confirmarse, colocaría la cueva como una de las zonas arqueológicas más antiguas de Latinoamérica", señala el historiador Fermín Padilla.
Relación del ser humano con las cuevas
"Los primeros pobladores vivieron en muchos lugares como campamentos, edificaciones y cuerpos rocosos, eso ha pasado siempre, incluso en la actualidad". Para la arqueología, los asentamientos en las cuevas representan una ventaja porque dan un contexto que se puede proteger del tiempo, por la estabilidad de la temperatura, humedad, nevadas, animales", señala José Luis Punzo.
Explica que la cueva de Los Hacheros en Turicato no fue de ocupación permanente, sino que pareciera ser una cueva donde se refugiaba un pequeño grupo de cazadores, por la gran cantidad de puntas de lanza encontradas.
Dedicados a cazar
Puedes ver una imagen digital de la cueva, aquí.
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Los investigadores continúan con el proceso de análisis de los objetos; sin embargo, se sabe que las puntas de lanza están hechas de piedra dacita, una roca ígnea que parece haber sido muy utilizada en tiempos antiguos. El doctor interpreta que el tamaño de las puntas indica que cazaban animales grandes.
En la cueva solo se encontraron huesos de animales pequeños y crustáceos que se están investigando para conocer la dieta de los humanos de ese tiempo en la zona. Los fechamientos corresponden al Holoceno temprano, por lo que se hacen algunos esbozos sobre el posible escenario de cacerías, ya que en ese momento habitaban en Michoacán especies como el mamut, mastodontes, caballos, gonfoterios, armadillos gigantes, gliptodontes.
En la exposición temporal del INAH en Michoacán se exhibe una mandíbula de mamut, así como en el Museo de Historia Natural Manuel Martínez Solórzano se exponen los restos del mamut michoacano encontrado hace 31 años por investigadores de la Universidad Michoacana y donado para la fundación del museo.
Esto genera un indicio sobre las posibles actividades de caza realizadas por los michoacanos antiguos del Holoceno temprano, pero esto será corroborado con los análisis que se continúan haciendo sobre los restos.
"La arqueología es una ciencia que busca responder preguntas específicas sobre la forma de vida de las personas en el pasado y Michoacán es un estado que cuenta relatos del pasado a cada paso; sin embargo, se están perfeccionando las técnicas que permitan escuchar esas historias", afirma José Luis Punzo Díaz.
La importancia de Turicato
Turicato es un municipio de Michoacán donde se conocen 125 zonas arqueológicas, algunos de los pobladores son conscientes de la importancia que eso tiene para el conocimiento de la historia de su pueblo y de la historia del poblamiento temprano en América.
Es por eso que, después de lo ocurrido en el rancho de Los Hacheros, crearon la Asociación Museo Histórico del Municipio de Turicato, formada por historiadores del pueblo, ejidatarios y pobladores, con el objetivo de fundar un espacio donde puedan ser expuestos los hallazgos históricos que se han localizado en su comunidad y coadyuvar en la conservación del patrimonio histórico y cultural.
Cueva de los hacheros en Turicato, fotografía cortesía del doctor José Luis Punzo.Entre ellos destacan casquetes que datan de 1925 que se atribuyen a la Guerra de los Cristeros, así como pirámides, pinturas rupestres, vestigios de sembradíos antiguos, restos fósiles, entre otros.
"Turicato se conforma por más de 300 comunidades, algunas conservan su denominación indígena", señala el historiador local Fermín Padilla.
Él ha realizado investigaciones que pretenden informar y concientizar a la población sobre la responsabilidad de proteger la historia enterrada en su comunidad. Una de sus investigaciones cambió el significado que se le había dado, erróneamente en su opinión, a la etimología de Turicato.
"Se decía que significaba 'lugar de garrapatas, pero mi investigación lo descarta y arroja que el verdadero significado es Turis: 'negro', Guato: 'cerro', 'lugar de tierra negra'".
Fermín Padilla señala que era incorrecta porque las garrapatas llegaron con el ganado de los españoles en los años 1700, y considera que desde antes ya se le nombraba así, aunque no existen registros que lo comprueben.
Además de generar un acervo histórico, los investigadores del INAH señalan que es muy importante que en proyectos de protección al patrimonio cultural e histórico, se considere siempre el factor educativo, ya que es necesario que la población conozca que la búsqueda y recuperación de material requiere de una metodología, investigación y análisis que debe dejarse a las personas expertas en la materia.
Cueva de los hacheros en Turicato, fotografía cortesía del doctor José Luis Punzo.
Una de las actividades que realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia es la recepción de denuncias que informen incidentes que pongan en riesgo de destrucción las zonas arqueológicas. Es mediante investigaciones científicas que se puede llegar a un mejor conocimiento de las zonas arqueológicas del estado que conduzcan a un mejor conocimiento y garantizar así su protección. La motivación es cuidar el patrimonio histórico de saqueos o destrucciones, señala José Luis Punzo Díaz.
Si necesitas realizar un informe, puedes utilizar el siguiente formato para ponerte en contacto con el INAH.
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