Estudian la blastocistosis y el síndrome del intestino irritable
Por Nistela Villaseñor
México, DF. 20 de mayo de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- La naturaleza pleomórfica del protozoario Blastocystis –organismo microscópico que provoca cuadros diarreicos– y la falta de técnicas de diagnóstico con alta sensibilidad y especificidad, han favorecido la mala interpretación de los datos obtenidos al respecto en estudios epidemiológicos.
Así lo refirió el especialista en blastocistosis José Pablo Maravilla Campillo, doctor en Ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
El Blastocystis es un microorganismo intestinal que parasita a seres humanos y a diversos animales. “Presenta una amplia distribución mundial y recientemente se ha incrementado su frecuencia en portadores que son diagnosticados por medio de estudios coproparasitoscópicos, particularmente niños, llegándose a encontrar una frecuencia de más del 60 por ciento en países en vías de desarrollo”, detalló el entrevistado.
A pesar de que el Blastocystis fue descrito a principios del siglo XX, solamente se había estudiado su morfología. Sin embargo, de acuerdo con el doctor Maravilla Campillo, quien es jefe del Departamento de Ecología de Agentes Patógenos del Hospital General Dr. Manuel Gea González, de la Secretaría de Salud (SSA), en la última década se han obtenido avances significativos en el conocimiento de la biología de este microorganismo.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿De qué trata su proyecto de investigación y en qué fecha inició?
José Pablo Maravilla Campillo (JPMC): Actualmente tenemos dos proyectos que iniciaron en 2012 y finalizarán este año. Uno se titula Identificación de aislados patógenos de Blastocystis sp. Productores de alteraciones gastrointestinales: estudio de casos y controles; y el otro, Hipótesis filogeográfica, estructura genética poblacional e historia epidemiológica de Blastocystis en niños mexicanos.
No obstante el conocimiento obtenido para Blastocystis existen serias dudas sobre su vía de transmisión, virulencia, patogenicidad y ciclo de vida.
En México, la información que se tiene al respecto es limitada, sobre todo en los aspectos clínicos y epidemiológicos. Los niños, en general, son los que se presentan frecuentemente parasitados por este microorganismo.
Un estudio coprológico sobre factores de riesgo realizado en comerciantes de alimentos de mercados establecidos en la delegación Xochimilco, en la Ciudad de México, mostró una prevalencia del 42 por ciento y una asociación estadística con el sexo masculino con hábitos deficientes de higiene personal, antecedentes de haber tenido parásitos y de tener un familiar parasitado con anterioridad.
Además, tres estudios desarrollados en niños de comunidades rurales y suburbanas del estado de Guerrero mostraron frecuencias del 61 al 81 por ciento.
AIC: ¿Qué síntomas ocasiona la infección por este microorganismo?
JPMC: Las características clínicas no específicas que se han asociado a la infección por Blastocystis son náuseas, anorexia, dolor y distensión abdominal, flatulencia y diarrea crónica o aguda. El dolor abdominal y la diarrea son las más frecuentes, aunque en muchos casos estos síntomas eventualmente se autolimitan.
Quizás la manifestación clínica más importante y la principal causa de consultas al servicio de gastroenterología asociada a este microorganismo es el síndrome del intestino irritable (SII).
El SII se caracteriza por alteraciones en los hábitos del colon y clínicamente se diagnostica bajo los principios actuales de Roma III, que refieren la presencia de malestar o dolor abdominal al menos tres días por mes en los últimos tres meses, con al menos dos de las siguientes características: alivio con la defecación; cambio en la frecuencia de las deposiciones; y cambio en la consistencia o forma de las heces.
Adicionalmente se le han atribuido a este parásito síntomas alérgicos y cutáneos, principalmente urticaria.
Otro aspecto fascinante en la biología de Blastocystis es su variabilidad genética: presenta un marcado polimorfismo bajo el microscopio (cuatro formas principales: la vacuolar o cuerpo central, la granular, la ameboide y la quística, con variedad enorme en su tamaño de dos a 200 micras de diámetro) y un marcado polimorfismo genético, ya que se han identificado 17 subtipos a partir de sus secuencias de la subunidad pequeña del DNA ribosomal.
Estudios recientes de nuestro grupo mostraron que Blastocystis se asoció con el desarrollo del SII y con diarrea crónica en adultos, mientras que el análisis de las secuencias de los subtipos (ST) identificados en nuestros pacientes mostraron una identidad mayor a 98 por ciento con respecto a aislados de otras partes del mundo, lo cual sugiere el carácter clonal de este parásito.
AIC: ¿A raíz de cuál interés o acontecimiento surgió esta investigación?
JPMC: Al trabajar en el único hospital general público del sur de la Ciudad de México es fundamental realizar investigaciones enfocadas en las principales enfermedades que presentan los pacientes que acuden a nosotros.
Además, en los recientes congresos de parasitología, nacionales e internacionales, se habían mostrado trabajos de epidemiología que señalaban el incremento de la blastocistosis en distintas poblaciones, datos que eran consistentes con los reportados en el laboratorio clínico del Hospital General Dr. Manuel Gea González.
Sin embargo, se desconocían cuales ST de Blastocystis se encontraban en nuestro país, ya que los únicos estudios publicados para pacientes mexicanos infectados con este microorganismo antes de 2012 habían utilizado técnicas coproparasitoscópicas.
Por ello, los primeros trabajos realizados fueron de epidemiología molecular; arrojaron que los ST de Blastocystis más frecuentes en nuestra población son el ST1 y ST3 con el 14 por ciento ambos, y el ST2 con el siete por ciento.
Posteriormente, en un estudio de cohorte en pacientes con VIH/sida con cuentas de linfocitos T CD4+ mayor a 200 células por microlitro y con terapia antirretroviral altamente activa (HAART, por sus siglas en inglés), encontramos que Blastocystis es el principal parásito que afecta a estos pacientes y es capaz de reinfectarlos después de dos meses de su tratamiento antiparasitario.
AIC: ¿En qué fase va el proyecto?
JPMC: Ambos proyectos se encuentran en más del 60 por ciento de avance. Hemos identificado que los aislados de Blastocystis obtenidos de portadores sintomáticos tienen un menor tiempo de generación en comparación con los aislados de portadores asintomáticos, además de que no hemos encontrado alguna asociación entre el ST y la capacidad de generar algún síntoma en sus portadores.
Además, estamos evaluando algunos potenciales marcadores de virulencia como la catepsina B y la α-L-fucosidasa. Desde el punto de vista de la genética de poblaciones, hemos evaluado la utilidad de genes de transcripción interna (ITS, por sus siglas en inglés), que podrían ser utilizados no solo para evaluar la variabilidad genética sino que también pueden tener utilidad diagnóstica.
AIC: ¿Cuáles son las aplicaciones que derivarán de esta investigación y quiénes serán los beneficiados?
JPMC: Una de las principales metas es identificar biomarcadores (proteínas o secuencias genéticas) de patogenicidad o comensalismo en aislados de Blastocystis sp y su contextualización en portadores sintomáticos y asintomáticos.
Con ello se asentarán las bases para el desarrollo de métodos de diagnóstico prácticos y de esta manera el médico tratante podrá administrar los esquemas antiparasitarios adecuados mediante tratamientos dirigidos.
Asimismo, queremos establecer la presencia de haplotipos distribuidos en México y las características genéticas poblacionales de cada uno, identificando las relaciones evolutivas y biogeográficas entre ellos, así como su correlación con haplogrupos distribuidos en el mundo.
AIC: ¿Quiénes conforman su equipo de colaboradores?
JPMC: Estudiantes de licenciatura y doctorado, así como investigadores de diferentes instituciones académicas como el Instituto de Ecología de la UNAM, la Facultad de Medicina de la UNAM, la Universidad de Sonora, el Hospital Infantil de Morelia, la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, y el Hospital General Dr. Manuel Gea González.
AIC: ¿Qué sigue después de este proyecto de investigación?
JPMC: Queremos profundizar en la relación hospedero-parásito, sobre todo en aspectos generales de la respuesta inmune.
Estamos interesados en evaluar el efecto de Blastocystis en la microbiota intestinal, ya que recientemente fue publicado que la infección por este microorganismo generó un efecto de disbiosis intestinal (desequilibrio cualitativo y cuantitativo de la microbiota intestinal), lo que podría redundar en la patología de este microorganismo.
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