La Revolución Científica y el origen de la ciencia
Por Carmen Báez
Ciudad de México. 17 de octubre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Fue a mediados del siglo XX cuando se popularizó el concepto de Revolución Científica, movimiento que fue asignado a los siglos XVI y XVII, épocas características del progreso científico. De acuerdo con Ruy Pérez Tamayo, este movimiento cambió la filosofía de la estructura de la ciencia de forma radical y definitiva, incluso algunos autores interpretaron esta etapa de la historia como el origen de la ciencia modera.
En el marco del Segundo Encuentro Libertad por el Saber, Tiempos de Revoluciones, que organiza El Colegio Nacional, los doctores Ruy Pérez Tamayo, Alejandro Frank, José Sarukhán y Antonio Lazcano, todos ellos miembros de esa institución, expusieron los momentos más destacables de la historia de la ciencia, a través de la Revolución Científica.
Ruy Pérez Tamayo, coordinador de la mesa redonda, afirmó que se trata de un tema en el que historiadores y filósofos de la ciencia han estado en desacuerdo, esto en cuanto a la etapa histórica en que sucedió y dio pie al origen de la ciencia.
“Existen dos conceptos diferentes sobre la revolución de la ciencia: el concepto que contempla numerosos episodios sucesivos conformados cada uno en su estructura cíclica y secuencial que explican el desarrollo de la ciencia, a este fenómeno se le conoce como las revoluciones científicas. El otro concepto postula un solo episodio ocurrido en los siglos XVI y XVII, y que produjo un cambio radical e irreversible en la estructura de la disciplina y que se conoce como la Revolución Científica”, comentó.
El primer concepto de múltiples revoluciones, dijo el también miembro de la Academia Nacional de Medicina de México (ANMM), es la forma en que se postulan las diferentes disciplinas científicas. El concepto contemporáneo de la Revolución Científica, agregó, no corresponde con exactitud a las revoluciones científicas introducidas a partir del siglo XVII.
“El concepto actual de esta Revolución Científica ha ocurrido una sola vez: a fines del siglo XVI y primera mitad del siglo XVII y que su resultado fue la transformación irreversible de la ciencia y de la visión total del mundo, que pasó entonces de medieval a moderna”, expresó.
En este sentido, el doctor Ruy Pérez Tamayo expuso los factores que contribuyeron al desarrollo de la era moderna, tales como el renacimiento humanístico, el desarrollo de la imprenta, la reforma religiosa, el descubrimiento de un nuevo mundo, principalmente.
“Con la presencia de numerosos libros y textos en lenguas europeas se dio mayor acceso a quienes sabían leer; la reforma religiosa y el consecuente debilitamiento económico de la iglesia católica romana sobre el pensamiento del ciudadano común; el descubrimiento, la colonización y explotación de un nuevo mundo cambió radicalmente la visión y la realidad de la vida del ciudadano europeo; la emergencia del concepto del Estado, que culminaría con el feudalismo y surgimiento de las comunidades europeas. Todos estos factores contribuyeron para que el mundo occidental abandonara su antigua estructura medieval y se arriesgara a cambiarla por otra, que hoy conocemos como la edad moderna”, explicó.
Por su parte, el doctor Alejandro Frank expuso que las aportaciones de Galileo Galilei, Charles Darwin e Isaac Newton influyeron de manera importante en el método y pensamiento científico de otras disciplinas como la química y la biología.
“Galileo fue tal vez el primer científico moderno, es decir, el primero en combinar la observación con el análisis matemático, y uno de los primeros exponentes de la ciencia como la concebimos hoy, basada en la racionalidad y la lógica deductiva. Su legado revolucionado se ha visto reivindicado por los grandes descubrimientos de hoy en día”, dijo.
Respecto a Charles Darwin, Alejandro Frank, también coordinador del Centro de Ciencias de la Complejidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró El origen de las especies como la posible obra científica más importante de la era moderna, misma que ha sido extendida y amplificada con los avances de la biología molecular y la genética. “Sus teorías aún son cuestionadas por fundamentalistas de muy diversos credos y su profundo mensaje no ha sido comprendido por gran parte del hombre”.
En este punto, el físico mexicano expuso que en pleno siglo XXI, y aun con los avances científicos, persisten supersticiones basadas en la ignorancia y dogmas irracionales. “Es innegable que la racionalidad científica y humanística conviven en pleno siglo. Una doctrina persistente es la de la conspiración, que afirma, por ejemplo, que el virus de la influenza A (H1N1) es un arma biológica de los Estados Unidos”.
Por otro lado, para el doctor Sarukhán fue durante el siglo XIX cuando surgieron desarrollos e ideas destacables para la ciencia. “Me parece una época con una fertilización intelectual importante. Resultó en el desarrollo enorme de la ciencia y el pensamiento científico al grado de que se le conoce como 'el siglo de la Revolución Científica'. Fue en ese siglo cuando muchos científicos echaron a andar sus ideas y propuestas”, dijo.
En lo que respecta a las ciencias médicas, el doctor Ruy Pérez Tamayo destacó que el progreso ha sido a través de la acumulación progresiva de ideas y hechos que se van adaptando a los nuevos descubrimientos y conceptos desarrollados a partir de ellos, sin abandonar por completo las ideas y observaciones anteriores.
“En las ciencias médicas, el progreso se ha hecho por la acumulación progresiva de ideas y hechos que se van adaptando a los nuevos descubrimientos y conceptos desarrollados, sin abandonar por completo las ideas y observaciones anteriores. Por ejemplo, la historia del descubrimiento de la circulación de la sangre, las observaciones sirvieron para corregir las teorías de Galeno, que habían sido comparadas por las de Cesalpino y después por Servet, todos postularon la circulación de la sangre en el organismo, pero los detalles fueron diferentes según cada doctor”, explicó.
Por último, el también divulgador científico, Ruy Pérez Tamayo refirió la Revolución Científica como un tema de interés para los historiadores y filósofos de la ciencia, y más recientemente ha cobrado importancia en disciplinas como la sociología y antropología, entre otras áreas.
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